Image: El Sanatorio

Image: El Sanatorio

Novela

El Sanatorio

Nuria Amat

6 enero, 2017 01:00

Nuria Amat. Foto: UIMP

EDlibros, 2016. 269 páginas, 18 €

La escritura de una novela arranca de muy diversos estímulos: una imagen, un suceso fuerte, una emoción... Nuria Amat (Barcelona, 1950) parte de una idea que convierte en una abstracción sobre la cual compone El sanatorio. Amat elabora un arquetipo, un lugar imaginario donde impera un autoritarismo implacable que divide a los ciudadanos en dos clases, los obedientes a un poder despótico y los "callados" a quienes se niega toda posibilidad pensamiento libre. El título de la novela recoge el sarcástico nombre de ese lugar que adquiere el valor de una alegoría de los totalitarismos de toda clase. El simbólico espacio no se identifica con una geografía precisa, pero tiene dimensiones europeas y muchos datos remiten a un escenario particular concreto, a la tierra natal de la escritora sometida a un nacionalismo excluyente que impone principios identitarios colectivos y ahoga las libertades individuales.

Una minoría se rebela frente a ese "ESTADO" despótico. En tono apocalíptico, una mujer (¿alter ego de la propia autora?) desgrana una vehemente diatriba contra el "país enfermo" en el que vive. En una asamblea abierta y ante un atril, anota las vejaciones a que ella y los suyos, los "callados", son sometidos y apoya el subversivo discurso con los elocuentes testimonios de una pluralidad de puntos de vista, de Jan, el jurista, de Vicente, el gramático, de Enrique, el filósofo, de Tatiana, la científica, de Mario, escritor, etcétera. Esta línea narrativa cardinal engarza con la conversación imaginaria entre la protagonista y el famoso editor alemán Siegfried Unseld, a quien ella interpela acerca del injusto rechazo editorial de los escritores no convencionales. Entra así en la novela un segundo gran asunto, la defensa cerrada de la literatura como exponente moral de la civilización.

De tal conjunto de materiales se deriva una estricta novela de ideas. Nuria Amat no tiene empacho en bordear lo discursivo e inserta largas interpolaciones ensayísticas de teoría literaria y semblanzas crítico-biográficas de escritores. Llega incluso a permitirse auténticas monografías sobre el arte narrativo de Flaubert, o de autores que, como Walser o Bernhard, levantaron su obra sobre una experiencia de pérdida y catástrofe o que han padecido incomprensiones o graves dificultades por representar en su escritura una afilada conciencia de la realidad.

No me son ajenas las preocupaciones que aborda Nuria Amat y comparto el fondo de su pensamiento. Sin embargo, El Sanatorio me ha resultado tediosa. Adolece de inflación culturalista y de frases solemnes y vacías. La parábola no crea una realidad novelesca que refleje de forma vivaz el mundo traspuesto a la ficción. Es una pena porque debe reconocerse el coraje con que la autora se lanza sin salvavidas a una denuncia de insólita valentía y libertad.