A mediados del siglo XVIII comenzó a gestarse la revolución intelectual y social que poco a poco cristalizaría en el estilo de vida que conocemos y disfrutamos hoy en Occidente. Apoyándose en las contrapuestas y complementarias patas del empirismo y el racionalismo, desarrolladas unas décadas antes, los pensadores ilustrados fueron derrumbando ladrillo a ladrillo la construcción teórica, y por ello también práctica de la sociedad, fomentando la libertad, la igualdad y el conocimiento. Pero si los nombres de los adalides de esta revolución capital son hoy recordados y estudiados, contrario renombre han adquirido los lógicos opositores a esta demolición de lo que dio en llamarse el Antiguo Régimen, cuyo sustento ideológico goza de mala fama desde entonces.
Entre estos últimos destaca la figura del teórico político y filósofo saboyano Joseph de Maistre (Chambéry, actual Francia, 1753 - Turín, 1821), cuya derrota intelectual queda fielmente reflejada en el hecho de que el Estado donde nació y murió, el Reino de Cerdeña, hoy ya no existe. Comparable en Francia, país que centró sus obras, siempre escritas en francés, al reaccionario británico Edmund Burke, sus textos apenas eran encontrables en español, algo que remedia El mayor enemigo de Europa y otros textos escogidos, una cuidada selección editada por El Paseo y elaborada en los años 50 por nada menos que otro pensador incómodo e inconformista, Emil Cioran, cuyo interés en De Maistre da cuenta del arraigo de la figura del contrarrevolucionario al norte de los Pirineos.
El estilo de la provocación
“Cioran selecciona fragmentos de las principales obras de De Maistre que tienen la particularidad de no ofrecer respuestas, sino preguntas, provocación y debate. Su antología permite asomarse a la extensa obra del autor rescatando sus mejores momentos”, explica la filóloga y traductora Yolanda Morató, que ha vertido al español tanto los textos del pensador saboyano como el nutrido prefacio del rumano, más de 50 páginas que serían la base para su futuro Ensayo sobre el pensamiento reaccionario publicado en los años 70. ¿Pero qué encontraba Cioran, un ateo nihilista y apátrida, en el ultraortodoxo De Maistre, defensor a ultranza, especialmente tras la Revolución, de la monarquía hereditaria absolutista y con fuertes tendencias teocráticas? No ideas, desde luego, sino una manera de escribir y una elocuencia que hizo a Cioran afirmar rotundo que “como Nietzsche y San Pablo, albergaba el estilo y el ingenio de la provocación.
“Como Nietzsche y San Pablo, De Maistre albergaba el estilo y el ingenio de la provocación”, escribió Cioran
“En las críticas de De Maistre, como observaba su antólogo, la paradoja, la provocación y el escándalo, elaborados con altura intelectual, fueron un reclamo importante”, reconoce la traductora. “Gran parte de su retórica se apoya en la caricaturización de los personajes célebres de la Revolución”. En esos jocosos y descarnados perfiles, también dedicados a arquetipos y colectivos anónimos, desgrana el escritor su radicalizada postura.
Porque una cosa que debemos tener clara al abordar los textos del pensador, como se encargan de subrayar Cioran y Morató, es que De Maistre es un autor del XVIII y principios del XIX, con todo lo que ello implica. “Es fruto de su tiempo, de un momento histórico convulso en el que la religión y el Estado luchan con todas sus armas por mantener sus abusivas cotas de poder”, reflexiona la filóloga trazando dos de los temas capitales de reflexión del filósofo. “De Maistre está atrapado en el seno de estas fuerzas, por lo que intenta romper con sus textos la pared entre la época que le ha tocado vivir y sus observaciones como espectador avezado. De Maistre es un cronista arriesgado y Cioran un crítico profundo de su obra: no creo que el paso del tiempo les haya hecho daño a ninguno de los dos, pero, como comentaristas que son de una determinada época, hay que leerlos en su contexto”.
Viene a decir Morató que independientemente de su anacrónica defensa de la Inquisición y la guerra, su profunda comprensión de Rusia –donde fue consejero en la sombra del zar Alejandro I entre 1802 y 1817– o sus, quizá caducas, teorías sobre el mal y el pecado, la impronta de De Maiste trascendió a su público original, de talante conservador, hasta el punto de que sus escritos inspirarían a sucesivas generaciones de escritores, entre quienes Cioran sólo es uno de los más aventajados.
Sin perder la vigencia
"Cioran observaba una gran influencia de De Maistre en Baudelaire aunque, en realidad, fue un autor que influyó en buena parte de escritores posteriores, que leyeron y reinterpretaron su pensamiento, en una u otra dirección”, explica la traductora, que apunta que “como todo pensador fundamental de una época determinada, sus textos corren distinta suerte y viajan a otros autores de manera directa o indirecta”. Por ejemplo, Isaiah Berlin llega a De Maistre a través de Tolstói, llegando incluso a publicar el conocido ensayo El erizo y el zorro, en el que analiza la influencia del saboyano en el pensamiento y la redacción de nada menos que Guerra y paz.
“Toda nación tiene el gobierno que se merece”, reza una de las citas más conocidas del pensador, todavía vigente hoy
“También deja su semilla en figuras esenciales para la configuración intelectual del siglo XX como Carl Schmitt, Roland Barthes, Hannah Arendt o el recientemente fallecido Georges Steiner, que le dedica una parte del primer capítulo de Los logócratas”, enumera Morató, que se detiene de nuevo en la genuina singularidad de la prosa del autor de Conversaciones sobre Francia (1796) o Las veladas de San Petersburgo (1821). “No creo que haya alguien comparable en el plano de la escritura, donde es marcada y paradójicamente modernista y libérrimo. Adelanta, en el plano conservador, el agitprop, y en el terreno de la reflexión jurídica, los estudiosos lo sitúan entre Montesquieu y nuestro Donoso Cortés, que retoma el testigo de la defensa del régimen tradicional”.
No obstante, aunque podamos pensar que los temas de De Maistre son anacronismos del pasado, su influencia directa permanece. “Su pensamiento, aunque nos parezca desfasado, asoma de vez en cuando en algunas obras de la cultura actual. Por ejemplo, la figura de Lenny Belardo/Pío XIII en El joven Papa, la serie de Sorrentino, presenta una interesante actualización de los textos de De Maistre: la soledad del creyente y sus luchas internas, la pujanza de los poderes del Estado, la corrupción en las altas esferas…”, reflexiona Morató. Igual ocurre con una de sus citas más conocidas: “toda nación tiene el gobierno que se merece”.
“Gracias a este tipo de observaciones, De Maistre se ha convertido en un autor al que se recurre con frecuencia, ya que muchas de sus ideas siguen siendo fuentes a las que acudir para explicar algunas claves políticas del presente que guardan aún ciertas semejanzas con su mundo”.