Identidades asesinas
Amin Maalouf
21 marzo, 1999 01:00A pesar del esfuerzo, Maalouf ambiciona demasiado y toca excesivos temas que, a fuerza de superficialidad, terminan en tópicos vulgares
Impulsado por una comprensible y desesperada preocupación, Amin Maalouf (Líbano, 1949) escribe este libro más por conciencia que por ciencia, sobre las razones de los múltiples conflictos y guerras fratricidas que padecen ciertas zonas neurálgicas, donde derramar sangre parece un tópico y la violencia una actitud endémica. Bosnia, Serbia y Croacia; Ruanda, Afganistán, Argelia; la magnitud de sus conflictos origina este caótico y particular intento por descifrar las coordenadas donde se aprieta el nudo gordiano de los continuos enfrentamientos armados. Este libro, que no cumple los parámetros del ensayo, está escrito con el tono de las ponencias o conferencias llenas de enunciados que buscan el debate, las respuestas a través de la polémica, por eso no hay en él, a pesar del sugerente título, más que asomos de respuestas a lo que, según su autor, es el detonante de la violencia en esas áreas del planeta.A su favor, Maalouf tiene el sincero interés por el tema y la pasión comprometida con que trata de abordarlo. Da alguna que otra vez en el clavo cuando expone que las guerras son producto del miedo, y éste, el resultado de la identidad mal comprendida y asimilada, que se convierte en el chauvinismo reactivo capaz de llevar a las armas, no a los que se sienten más fuertes, sino a los que llevan el germen del debilitamiento y la desventaja.
A pesar del loable esfuerzo, Amin Maalouf ambiciona demasiado en las escasas 195 páginas de libro, y toca demasiados temas que, a fuerza de superficialidad, terminan en tópicos vulgares y corrientes, siendo inevitable la frustración del lector que, a partir de la llave del título, va en busca de certezas y no espera encontrarse con las cansinas fórmulas de "a mi modesto entender", "según yo lo veo", que a lo corto y estrecho del texto el autor desgrana a manera de infantiles excusas, dando la impresión de que es un niño intentando colarse en los calzones de un adulto. De haber evitado la vergonzante primera persona, algunos pasajes serían mucho más efectivos al transmitir los puntos de vista del autor. Identidades asesinas es, en suma, un esfuerzo por comprender, no por explicar, los motivos de las guerras en Oriente Medio y áfrica a partir de la identidad comprendida como razones religiosas, étnicas y otros componentes que la integran, convirtiéndola en elemento en contra de la especie.
Valdría la pena que temas como la inminente globalización del planeta, las secuelas del "Abedul de hierro" moscovita; las comparaciones entre cristianismo e islamismo, lengua, nación y religión, fueran expuestos por separado una vez extraídos de este índice caótico y apasionado que puede ser un "ese o ese" para sacudir la modorra.