Samanta Schweblin. Foto: Casa de América.

Samanta Schweblin. Foto: Casa de América.

Letras

'El buen mal': Samanta Schweblin se consolida como una de las grandes cuentistas latinoamericanas

La escritora argentina demuestra en estos seis relatos su extraordinaria habilidad en fusionar lo cotidiano y lo inquietante. 

Más información: Samanta Schweblin publica 'El buen mal': "Si una historia no es perturbadora, ¿qué sentido tiene escribirla?"

Publicada

Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) es una magnífica cuentista como prueba la lectura de El buen mal, su último libro, aunque antes había dado señales inequívocas de su extraordinaria habilidad para el relato.

El buen mal

Samanta Schweblin

Seix Barral, 2025
203 páginas. 19,90 €

Pájaros en la boca (2009) y Siete casas vacías (2015) son buenos ejemplos que, además de haber gozado del gusto del público y de buenas críticas, obtuvieron premios prestigiosos. No obstante, y a pesar de que prefiere la concisión, Schweblin, también es autora de novelas como Distancia de rescate (2014) y Kentukis (2018), la más aclamada.

El buen mal (ya el título anticipa que el trabajo no estará exento de ambigüedad, indeterminación y oscuridad) está formado por seis relatos relacionados con alguna circunstancia calificable de insólita, a pesar de que las historias son reconocibles desde una estética realista.

En “Bienvenida a la oscuridad” nos enfrentamos a un intento de suicidio que se resuelve con el regreso de la protagonista a su incomunicada y adormecedora relación de pareja; en “Un animal fabuloso”, una mujer, al final de su trayectoria vital, trata de reconstruir el accidente que sufrió su hijo cuando era niño; en “William en la ventana” acompañamos a un grupo de escritores que se reúne en Shanghái, algunos de los cuales experimentan situaciones turbadoras; en “El ojo en la garganta” asistimos a las consecuencias que causa el despiste momentáneo de un padre mientras cuida de su bebé; en “La mujer de Atlántida” dos niñas entretienen su verano con las atenciones a una escritora vencida por la vida y el alcohol; y en “El Superior hace una visita” observamos con creciente desasosiego lo que le sucede a una mujer que, al tratar de ayudar a una anciana, abre la puerta de su casa a un desconocido.

Como es habitual en la escritura de Schweblin, estos relatos se ambientan en una cotidianidad capaz de integrar lo extraño, lo raro, lo insólito y/o lo no normativo, es decir, en ellos la realidad reconocible deviene puntualmente en una dimensión ajena a la lógica, aunque verosímil dentro del texto.

Así, en las tramas de El buen mal nos enfrentamos a la posibilidad de que un muchacho se transmute en caballo; que un vecino irritante, agresivo y aparentemente insensible, sea la única persona que conecte con los sentimientos profundos de una mujer que se encuentra frente al desastre; o que un hijo sepa que está indisolublemente unido a su padre por su traqueotomía.

Schweblin ha escrito un libro iluminador pero incómodo, que nos acerca a lo que realmente somos, un conjunto de relatos que asombran e inquietan

Precisamente, “El ojo en la garganta” sobresale de todo el conjunto por su complejidad significativa. En él, Samanta Schweblin utiliza el tiempo con mano maestra mientras nos introduce en los pensamientos, sensaciones y sentimientos de un bebé y de un hombre experimentado.

La historia trata sobre la incomunicación entre un padre y un hijo cuyo origen está en el celo excesivo –el que inspira la prole– y el tsunami que provoca si se distrae un segundo: un hombre abatido por la culpa, se muestra incapaz de percibir que sigue siendo el centro del universo filial; una pareja que no puede superar el desgaste de un accidente doméstico; llamadas sin respuesta (¿de quién?, ¿por qué?); la vida que pasa (¿sería posible revertir la situación?); y un hijo adulto que lo comprende todo, acepta el error y lo asume con estoicismo.

Samanta Schweblin ha escrito un libro iluminador en el que maneja el matiz y los detalles que pueden cambiar las cosas, una obra incómoda que nos acerca a lo que realmente somos, un conjunto de narraciones que asombran e inquietan. En ellas trata temas como la soledad, el cuidado, la violencia, el miedo o la muerte, mientras pone a sus personajes –humanos, vulnerables– al borde del abismo.