Juan Carlos Elijas, autor de 'Padre polvo' (Huerga y Fierro). Foto: Xavi Sastre

Juan Carlos Elijas, autor de 'Padre polvo' (Huerga y Fierro). Foto: Xavi Sastre

Letras

El estoicismo poético de Juan Carlos Elijas

La presencia humana ocupa el centro de las cavilaciones del escritor catalán, que en la trilogía 'Padre polvo' destila una literatura serena y de tono reflexivo

10 febrero, 2022 02:54

Juan Carlos Elijas (Tarragona, 1966) es poeta prolífico y profesor de lengua española. Una selección de sus versos fue reunida en Ontología poética (La Isla de Siltolá, 2015). Después ha publicado siete libros más.

Padre Polvo. Juan Carlos Elijas
Huerga y Fierro, 2021. 164 páginas. 15 euros

La primera parte (“Atlántica”) de la trilogía Padre polvo deja claro el contenido del conjunto: una literatura serena y de tono reflexivo. Juan Carlos Elijas menciona el abismo, la espuma, el salitre, la roca, y luego medita refiriéndose a surcos y semillas. Cerrando un pensamiento o paisaje, el título de las composiciones se lee también en el último verso de la mayoría de los poemas iniciales. La presencia humana ocupa el centro de las cavilaciones del escritor catalán. Ante una Naturaleza resistente, piensa en el tiempo efímero de los hombres. A veces con sutil acidez: “por las callejuelas camina el charlatán / con el hambre de la historia sobre sus hombros”.

Juan Carlos Elijas selecciona a sus compañeros literarios: cita palabras de numerosos autores portugueses y españoles. Con un léxico rico (murgaño, serón, quejigo, cantueso, almez, cutícula), rememora tiempos pasados. También a seres desaparecidos. Por ejemplo, a quienes construyeron una “ciudad desmoronada”.

En el segundo conjunto de poemas, “Constantes mortales”, el poeta contempla el río de la edad; encuentra refugio y descanso bajo un frágil terebinto; reflexiona con alusiones a barrancos, huertos, mirtos, animales. Percibe “el sosegado / adiós que permanece”. El apartado final, “Su carne en llamas”, comienza con meditaciones sobre la palabra. Juan Carlos Elijas ahonda en su estoicismo.
Termina con dos textos de “Coda” y abundante ingenio repartido en la égloga, el madrigal, la canción, la epístola, la sátira, el epigrama, la elegía, el himno. Presentimos la cercanía de César Vallejo: “y Dios acude cabizbajo, grave, / a una larga sesión de quimio, / padre polvo, epopéyico, trilcísimo, / con su vestido azul, su carne en llamas, / para por fin nacernos con su amorosa arcilla”. Los sesenta y cinco poemas de Padre polvo mantienen una alta densidad poética.