Círculo de Lectores, una aventura irrepetible
Raquel Jimeno publica 'Círculo de Lectores', un recorrido por la génesis y la historia de este proyecto editorial que ha dejado una huella indeleble en la cultura española del siglo XX
8 diciembre, 2020 11:39“Me crié en una de tantas familias de la clase media española que en algún momento estuvo suscrita a Círculo de Lectores”, confiesa el editor y crítico literario Ignacio Echevarría en el prólogo de Círculo de Lectores. Historia y trascendencia de un proyecto cultural (Ampersand), un documentado y revelador ensayo en el que la doctora en Lenguajes y Manifestaciones Artísticas Raquel Jimeno explora la génesis y la historia de una aventura editorial que alcanzó cotas inimaginables y transformó y democratizó radicalmente el panorama cultural español.
Y es que el caso de Echevarría es paradigmático del de el millón y medio de socios que el Círculo llegó a aglutinar en sus mejores años. Sin embargo, como explica Jimeno, los inicios fueron duros, pues en 1962, cuando el proyecto de club del libro echó a andar, como muchos similares en otras partes del mundo, se encontró con una población que “bien por razones geográficas o por nivel de formación, tenía dificultades en el acceso a la lectura”. Sin embargo, la incipiente clase media surgida durante el desarrollismo “vio en la lectura una oportunidad de mejora y ascenso social y que, como bien señala Echevarría en su prólogo, percibió en la confección de una biblioteca propia y en el prestigio que ello otorgaba, la expresión material de ese deseo”, apunta la autora.
"Gracias al Círculo de Lectores España venció el pesimismo cultural arraigado en la idea de que en nuestro país no se leía", explica la autora
Esta labor pionera de fomento de la lectura como algo cercano y placentero fue ganando peso en los años 70, cuando Círculo sobrepasó la barrera del millón de socios, lo que posibilitó, a juicio de Jimeno que el país “venciera el pesimismo cultural arraigado en la idea de que en España no se leía, incubando toda una generación de lectores que más adelante extendió su actividad al ámbito de las librerías y bibliotecas”.
Un laboratorio cultural
En las décadas siguientes, el club fue adaptándose a los grandes cambios del país, la democracia, la integración en la Unión Europea, las mejoras en la educación, la diversificación del ocio… Sin embargo, faltaba la gran figura que transformara la red social que era el Círculo en un verdadero sello cultural. Y entonces, en 1981 el editor alemán Hans Meinke tomó las riendas. “Meinke emprendió el proyecto cultural más complejo y ambicioso del club, ya que no sólo quedaba circunscrito al ámbito editorial, en el que se realizaron proyectos arriesgados e interesantes a través de la creación de la editorial Galaxia Gutenberg, sino que, dentro de su concepto de la cultura como diálogo fluido fue más allá”, explica Jimeno.
Por aquellos años, el editor desarrolló, un completo programa de actividades culturales que incluía charlas con los autores, exposiciones y ciclos de conferencias, abiertas a todo el público y no sólo a los socios, sobre las cuestiones políticas, económicas, sociales y culturales que más preocupaba a la población de entonces. “Círculo de Lectores fue durante esta época un verdadero laboratorio cultural. Tras este proyecto está la visión de Meinke sobre la labor del editor, entendida como mediación cultural entre escritores y público, y compartida por otros grandes de su generación, como Jaime Salinas, Jorge Herralde o Carlos Barral, quienes proporcionaban al lector los contenidos que creían necesarios para fomentar la visión crítica y la reflexión”.
“Las redes han demostrado que un proyecto como círculo podría funcionar hoy en día”, asegura Raquel Jimeno
Otra de las grandes apuestas de Meinke que se revelarían acertadas fue la de la calidad editorial, que siempre defendió frente a las amenazas de competencia de ediciones masivas y asequibles a todos los públicos como la acontecida con el boom de los ejemplares vendidos en quioscos. “Desde el principio contactó con intelectuales, escritores y artistas de primera línea, a los que les concedió libertad para desarrollar dentro del club aquellos proyectos que les motivasen. El millón y medio de socios alcanzado bajo estas premisas en los años 90 demuestra lo acertado de su visión”, opina Jimeno sobre una nómina de autores que incluyó a escritores como Cela, Alberti, Pedro Laín Entralgo, Juan Goytisolo, Vargas Llosa, Lázaro Carreter, Julio Caro Baroja u Octavio Paz, primer autor que confió en Círculo para emprender un proyecto editorial de la envergadura de sus obras completas, y a artistas como Antonio Saura, que mantuvo una estrecha relación profesional y personal con Meinke, Eduardo Arroyo o José Hernández.
Un legado para la sociedad
Fue el canto de cisne de un modelo de estructura comercial y de una manera de entender la edición que tenía los días contados. Con Meinke jubilado a finales de los 90, se hizo cada vez más difícil mantener el complicado equilibrio entre calidad y ventas que el editor alemán consiguió lograr y la venta paulatina al Grupo Planeta iniciada en 2010 y finalizada en 2014 acentuó un declive que acabaría con el cierre definitivo de Círculo el año pasado. Además, como apunta Jimeno, “está claro que las inquietudes del público lector y, sobre todo, sus prácticas, han evolucionado tremendamente en poco tiempo: no están tan ligadas a la adquisición de ejemplares y la llegada de lo digital ha supuesto un cambio completo de paradigma”.
No obstante, aunque ve muy complejo resucitar algo parecido a lo que fue el Círculo, la autora considera que “el auge de las redes sociales deja claro el valor que se le concede a formar parte de una comunidad con la que compartir inquietudes y en la que encontrar referencias o recomendaciones. Es posible que un club así pudiera funcionar, pero tendría que conceder menor importancia a la rentabilidad de cada título individual y a la veloz rotación de novedades”. Un proyecto que, como fue en su día el Círculo de Lectores, “ambicione construir referencias ineludibles, un legado que trascienda al propio ámbito cultural e impregne a toda la sociedad”.