“A mitad del camino de la vida, / me hallé perdido en una selva oscura / porque me extravié del buen camino”. Con este terceto comienza uno de los viajes más sorprendentes de la literatura universal, la Divina Comedia, del italiano Dante Alighieri (Florencia, 1265-Rávena, 1321). Un recorrido de 14.233 versos por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso medievales, plagado de metáforas y alegorías que nos siguen interpelando a día de hoy. Sabedor de que todo traductor es un traidor, el poeta José María Micó (Barcelona, 1961), que ya se ha ocupado de la obra de otros clásicos como Ramon Llull, Petrarca, Ausiàs March y Ariosto, ha tratado de acercar a la actualidad el poema sacro del florentino, cuyo epíteto de Divina le concedió Boccaccio, “respetando, tanto el sentido literal como el valor poético, que en Dante es extraordinario, y buscando un lenguaje que pueda sustituir, no suplantar, la lengua original”.
Pregunta. Leyó la Comedia con 18 años, ¿por qué le atrapó? ¿Qué sigue encontrando con cada lectura?
Respuesta. Lo primero que me sedujo fue la música del endecasílabo, del terceto, la lengua enormemente musical que tiene. Eso es algo que no se debe olvidar en las traducciones. Ya posteriormente comencé a apreciar su densidad semántica, ideológica, política e histórica. Es un libro lleno de tesoros verbales y, desde la parte puramente fonética y musical, hasta la mística, está lleno de riquezas.
P. ¿Qué aporta esta nueva revisión de la obra de Dante, qué hay de novedoso en su traducción?
R. Opino que un clásico es también la suma de sus traducciones, y que cada generación debe traducir a los grandes clásicos no una, sino varias veces. De la Comedia hay miles de versiones, desde la prosa hasta el verso rimado, pero creo que necesitaba una nueva traducción para un lector contemporáneo que, sin desvirtuar el mensaje de un autor de hace 700 años, se pudiera leer hoy como una obra actual.
P. ¿Cuál es el valor y la vigencia de los clásicos?
R. Los clásicos, los pobres, tienen muy mala suerte, porque por consenso son importantes pero nadie los lee. Prejuiciosamente, damos por hecho que son importantes porque representan un ideal, un periodo o una cultura. Por ejemplo, se dice que Dante y la Divina Comedia representan la Edad Media o que el Quijote simboliza la locura y el ideal humanos. Con esa manera de reducir a una fórmula concreta una obra clásica, nos olvidamos de que estos autores hicieron cosas que nadie más hizo en su época. En realidad no son obras representativas de su tiempo, sino obras completamente excepcionales y eternamente contemporáneas.
"Un clásico es la suma de sus traducciones y cada generación debe traducir a los grandes clásicos varias veces"
P. Esta obra, enmarcada en una corriente renovadora como el Dolce stil novo, refundó la literatura medieval, ¿qué valor tuvo en su día la Comedia?
R. Una novedad importante, que supone una revolución frente al pensamiento medieval, fue colocarse a sí mismo como protagonista. Aunque lo creamos novedoso, ya en el siglo XIV, Dante se inventa un viaje de autoficción donde es protagonista y narrador. Pero, más allá de esto, la principal aportación de Dante fue la elección de la lengua vulgar. En una época en la que el latín era el idioma de la ciencia y el pensamiento, escoge para su obra magna una lengua prácticamente virgen, una especie de dialecto florentino apenas usado como lengua literaria. Escribir 15.000 versos sobre temas tan diferentes en una lengua sin tradición, le obligó a inventarse un lenguaje y un vocabulario que, a partir del Renacimiento, se convirtió en la lengua literaria de referencia para Italia y hoy conforma el 20 % del italiano contemporáneo.
Pero además de las innovaciones lingüísticas y estéticas, Dante sintetiza en la Comedia todo el conocimiento clásico y medieval y plasma su fe religiosa y sus convicciones morales y filosóficas. Por eso este poema se considera como una puerta por la que el Medievo dio paso al Renacimiento. “Dante llevaba preparando esta obra desde su juventud, desde que escribió la Vita nuova”, explica Micó. Sin embargo, la escritura se fue postergando hasta que, exiliado de Florencia por las luchas de poder en la fragmentada Italia de la época, se decidió a componerla. “A partir de 1306-1307, abandonando otros proyectos como De vulgari eloquentia, un elogio de la lengua popular, y el Convivio, obra de carácter filosófico; se dedicó a la Comedia de un modo exclusivo, dedicándole sus últimos 15 últimos años”, ilustra el traductor, que opina que “la suerte es que la acabó, in extremis, pocos meses antes de morir, todavía joven, a los 56 años”.
P. ¿Qué pretendía Dante con la Comedia, qué cree que se propuso al escribirla?
R. Dante pensaba pasar a la historia e insertarse en una gran tradición literaria que representaba Virgilio con la Eneida, por eso lo escogió como su guía y trató de emularle escribiendo una obra metafórica y de aliento épico. De hecho, en el canto V del Infierno se encuentra con su maestro Brunetto Latini, que le anima a trascender a la obra humana consiguiendo la posteridad. Sin embargo, hubiera querido que eso sucediese de vuelta a Florencia, algo que esperaba lograr con el poema. Pero murió sin poder regresar.
"Con la Comedia, Dante pretendía pasar a la posteridad e insertarse en la gran tradición literaria clásica"
P. Esta obra presenta una visión moral y teológica inseparable del contexto de la época, ¿qué nos transmiten hoy todas esas alegorías y metáforas?
R. Evidentemente nuestra idea del mundo y nuestra concepción de la sociedad, incluso nuestra valoración de los pecados, que Dante tiene muy en cuenta, no tienen nada que ver con la del siglo XIV. Sin embargo, me gusta pensar que la Comedia es uno de los pocos libros en los que cualquiera de nosotros, aún sin saberlo, puede ser un personaje. Dante habla de la condición humana, representa todas las pasiones, defectos y virtudes y al reconocernos en ellas, todos somos personajes de la Comedia. Eso es lo que distingue a los grandes clásicos, el que, independientemente del contexto, representan a través de los siglos a toda la humanidad.
P. ¿A cuál de los tres mundos que visita Dante se parece más la realidad actual?
R. Desde luego no vivimos en el Paraíso, y quizá encontremos el Purgatorio algunos de nosotros que hemos hecho esfuerzos para que no nos condenen eternamente. Sin embargo, creo que la realidad que vivimos es el Infierno, que siempre estará de actualidad porque refleja la condición y las debilidades humanas.
P. Hablamos de una obra compleja. ¿Es la Comedia apta para cualquier lector o este libro se dirige a una minoría?
R. En Italia está bastante vivo el debate de qué hacer con la Divina Comedia ahora que ha cambiado tanto la sociedad, pero durante muchas décadas varias generaciones de italianos la han leído durante su enseñanza media. Esa riqueza no debería perderse, y cualquiera debería conocer, por lo menos, las grandes obras escritas en su lengua. Pero evidentemente, este libro es para el lector culto general. En la biblioteca de todo aquel que se interese por las Humanidades y por la literatura, que se precie de tener gusto por la lectura, debería haber un ejemplar de la Divina Comedia.