Ramón Llull y el secreto de la vida
Amador Vega
15 mayo, 2002 02:00Miniatura de Thomas le Myésier para un libro de Llull
No es nada sencillo introducirse hoy en el mundo de Ramón Llull; diría que es particularmente difícil. A la distancia temporal se añade la diferencia mental, pero sobre todo la dispersión de géneros en que fue exponiendo lo que dio sentido a su vida, la predicación.Hoy puede leerse con soltura y admiración el Itinerario de la mente a Dios de Buenaventura, o los excelentes opúsculos sobre la verdad, o sobre el ente y la esencia, de Tomás de Aquino. Pero por hermosos que sean los títulos nada resulta más intrincado y difícil que internarse en Blanquerna, en el Libro de maravillas, en el Libro del amigo y del amado o en su monumental Libro de la contemplación en Dios.
El excelente libro de Francis Yates permitió contextualizar una corriente de ideas que, procedente de Scoto Eriúgena, conduce hasta el renacimiento (Giordano Bruno). Entre medio Llull resplandecía con su arte combinatoria, entrelazando atributos divinos y virtudes en felices sintagmas que suscitasen aquiescencia y asentimiento entre los creyentes de todas las religiones del libro, y particularmente entre gentiles (islámicos o judíos).
El libro de Amador Vega tiene el gran mérito de proporcionarnos una introducción ajustada a este pensamiento difícil con que Llull nutrió su predicación: la que dio sentido a su vida tras su incipiente conversión. Y que en el ocaso de su larguísima trayectoria, ya cumplidos los ochenta años, sintetizó en tercera persona en una autobiografía relativa a todos sus éxitos y decepciones. Una vida aventurera al servicio de la Idea, lo que permitía a través de la inteligencia (unida a la sensibilidad) hacer inteligible y comprensible el contenido de una creencia avalada por la conversión.
La introducción de Amador Vega, es, en este sentido, una guía imprescindible para poder transitar por obras que se hallan, por lo demás, bien seleccionadas en una antología con la que se complementa esta excelente edición. Para quienes todavía tienen antenas de fascinación poética y filosófica, o teológica, por el mundo medieval, a la vez mucho más cercano de lo que podemo simaginarnos (y mucho más agreste y extraño, también, de lo que podemos llegar a suponer), este volumen era una necesidad.
Y Amador Vega, que presentó en Alemania, en Friburgo, una tesis doctoral sobre este gran personaje del mundo religioso, místico y filosófico de la Edad Media en nuestras tierras (Mallorca, Reino de Aragón), era la persona adecuada, como l odemuestra el texto que comentamos, para ayudarnos a conseguir familiaridad con un autor que, aunque próximo en la geografía, es a veces mucho más inasequible e incomprensible que otros que puedan serle coetáneos.
Los pilares sobre los cuales construye Llul su proyecto, el ars de invención y combinación que le permite teorizar sobre los atributos divinos (en la línea de la reflexión sobre los nombres de Dios en la tradición islámica espiritual, o en el sufismo, o de las energías y potencia sdivinas en la gnosis judía, o kábala), así como la reflexión sobre las formas de conocimiento, o sobre las fuentes epistemológicas (sensibles, inteligibles, o en combinación de lo sensible y lo inteligible), se hallan perfectamente expuestos y mostrados en esta introducción que nos permite comprender la predicación de este viajero infatigable y gran aventurero de la experiencia mística y teológica.