Image: Éric Chevillard: Caer es un libro radical, tan cómico como oscuro

Image: Éric Chevillard: "Caer es un libro radical, tan cómico como oscuro"

Letras

Éric Chevillard: "Caer es un libro radical, tan cómico como oscuro"

El reconocido autor francés publica Caer (Sexto Piso), su primera novela en España

29 septiembre, 2016 02:00

Eric Chevillard

Diferente a todo y a todos, Éric Chevillard (La Roche-sur-Yon, 1964) es considerado uno de los representantes de la novela contemporánea en Francia. Lleva treinta años publicando en su país, en la prestigiosa editorial Les Éditions de Minuit junto a compañeros de la talla de Jean Echenoz. Desde su primera novela Mourir m'enrhume, (Morir me resfría, 1987), su obra es una mezcla de originales historias con un estilo depurado, ligero y preciso que se caracteriza por frases cortas, enérgicas, alocadas y, a veces, lapidarias.

Autor del Desorden azerty, una especie de abecedario surrealista, de Un fantasma, Demoler Nisard (Premio Roger Caillois, 2006), Chevillard publica estos días por primera vez en España su novela Caer en la editorial Sexto Piso.

El escritor vive en Dijon, lejos del ruido parisino que tiene a dos horas en coche y en donde se agita el resto del mundo literario francés. Lejos también de las entrevistas, ni siquiera llega a considerarse un novelista: "Incluso guardo mis reservas respecto a un género como la novela que hoy en día cosecha tal éxito. Tengo la impresión de que la novela roba el protagonismo a la literatura en general. La novela es una forma que adopto entre muchas y que saboteo y engaño voluntariamente".

Es cierto que Éric Chevillard escribe novelas que podrían también llamarse ensayos, relatos líricos, manuales o ¡qué sé yo! Tiene un blog de autoficción en el que plasma cada día tres ideas. El autor los llama "electroencefalograma de su pensamiento" o "electrocardiograma de sus humores". "No me gusta el tiempo que transcurre entre la escritura y la aparición de los textos. Cuando nuestras frases son publicadas, ya no estamos aquí. La inmediatez de un blog permite a la literatura producir su efecto en tiempo real y al escritor ser contemporáneo de su texto". Autor también de textos cortos, aforismos y crónicas literarias para Le Monde, Chevillard considera que "escribir es una forma de estar, que el estilo es una característica física del escritor".

Pregunta.- Caer, una novela sobre una isla en medio de la nada en la que personajes esperan al estilo de Godot, podría ser una representación del mundo en el que vivimos, una absoluta farsa, una imagen desoladora, o todo a la vez. ¿Es cierto que se inspiró en El jardín de las Delicias de El Bosco para escribirla?
Respuesta.- No exactamente. El libro no es una interpretación del cuadro sino que intento acercarme al universo del Bosco, a través de las visiones del libro, monstruosas, libertinas. Igual que en su cuadro, me gustaría que esas visiones evocaran una especie de pesadilla encantada, que todo pareciese tan atrayente como amargo. La labor del escritor, como la del pintor, es introducir formas nuevas en sus representaciones con el fin de agrandar nuestra experiencia del mundo, sin cerrarnos exclusivamente a los hechos.

P.- Caer se publicó en Francia en 2010. Desde entonces ha publicado usted otras novelas. ¿Piensa usted que es uno de los libros que mejor le caracteriza, a usted y a su mundo creativo?
R.- No fui yo sino el editor español quien eligió esta obra y debo reconocer que me parece una elección muy valiente por su parte. Caer es un libro radical, en exceso tan cómico como oscuro. En México optaron por Oreja roja, que se publicó el año pasado.

P.- La verdad es que Caer atrapa pero también escapa al lector. Muy desconcertante, ¿no cree?
R.- Yo también tengo la impresión de que el libro se me escapa. Está habitado por una lógica propia que me ha llevado muy lejos. El lector de esta novela no pisará un terreno conocido. Su lectura será su propia experiencia de la vida en Caer, esta isla en la que todo puede ocurrir, donde la peor pesadilla puede convertirse en una fiesta y la felicidad en un absoluto desastre.

P.- En esta misteriosa isla, viven habitantes que solo desean escaparse de ella, "saltar fuera de Caer", gritan. ¿Qué les pasa exactamente?
R.- Están atrapados por el barro de Caer. Como todos los hombres, aspiran a una trascendencia, una elevación. Se inventan un dios y se imaginan que su sufrimiento les acercará a él. Por eso, se esfuerzan en sufrir más, ser lo más infelices posibles, lo que podría hacer pensar a una sátira del mundo real en el que vivimos y nos matamos.

P.- ¿Podríamos entonces pensar que ha escrito una parábola del mundo actual pero también del pasado? Me ha parecido una metáfora de los tormentos vividos durante la Edad Media, aunque también durante las Guerras mundiales. Se me ocurren mil ideas...
R.- Todas sus interpretaciones son, en efecto, plausibles, aunque yo no había pensado en la de la Edad Media... Se trata bien de una metáfora polisémica. La isla de Caer nace del pánico que invade al ser humano sin dios. De un hombre injustificado, producto de una serie de accidentes, de azares y que busca un sentido a su aventura en un mundo en el que todo desaparece (literalmente, ya que el suelo es una ciénaga), en donde un cierto sufrimiento es aceptado ya que por lo menos es tangible, sensible. ¡Le confirma que está vivo!

P.- Por eso, los habitantes de Caer tienen una única esperanza, la llegada de Illinuck, ese dios con seis dedos en los pies. A pesar de la inconsistencia de este dios, su novela se decanta por la necesidad que siente el ser humano de la espiritualidad.
R.- Mi novela es metafísica, quizá, por lo menos baraja todas las concepciones que encontramos en las diferentes religiones. Illinuk es un dios irrisorio, no existe más que en las oraciones un poco estrafalarias que los habitantes lanzan sin jamás obtener respuestas.