Rafael Chirbes. Foto: Domènec Umbert
La novela ya obtuvo el Premio de la Crítica y el Premio Francisco Umbral y ha sido reconocida por El Cultural como mejor libro del año.
Chirbes llegó, con esta novela, a una plenitud artística iniciada en obras anteriores como La larga marcha, La caída de Madrid, Los viejos amigos, Penúltimo escalón, y, sobre todo, Crematorio. "Crematorio era el esplendor y En la orilla es la caída", dijo el escritor en una entrevista para El Cultural. Una caída en forma de libro lento, reflexionado que le costó concluir seis años. "En la orilla -dijo Chirbes- es un libro que no tiene trama, porque cada vez me interesa menos la trama. La trama es una dictadura, lo decía Benet... En esta novela hay voces, luego un río central, que es el personaje, y yo quise desde el principio que fuera como un concertante, donde las distintas voces tuvieran el mismo tono y formaran un coro que contara lo único que me interesa contar, que es lo que está pasando. Es un libro discursivo, un libro que se me va constantemente hacia los lados".
La obra fue celebrada por la crítica; en esta revista, Ricardo Senabre la calificó "de auténtico festín" para los lectores de buen paladar: "Sin desfallecimientos, con una prosa dúctil que unas veces se extiende en prolongadas contemplaciones del paisaje y otras en monólogos y pensamientos de personajes en los que se entremezclan recuerdos y actualidad, pasado y presente, y con una variedad de registros idiomáticos suficiente para que cada personaje se distinga por el estilo y los caracteres de su habla, Chirbes ha reconstruido medio siglo de historia en el entorno cercano a la Albufera valenciana".
En la orilla parte del hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba. Su protagonista, Esteban, se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo. La novela obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas.
El Premio Nacional de Narrativa se entrega desde 1977, y en su primera edición lo obtuvo José Luis Acquaroni por Copa de sombras. Desde entonces lo han obtenido autores como Carmen Martín Gaite, Camilo José Cela, Juan Marsé, Miguel Delibes, en dos ocasiones Antonio Muñoz Molina y Luis Mateo Díez y Javier Marías, en 2012, aunque lo rechazó.
El jurado estuvo integrado por, en calidad de presidenta, María Teresa Lizaranzu Perinat (Directora General de Política e Industrias Culturales y del Libro); como vicepresidenta Mónica Fernández Muñoz (Subdirectora General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas); y por los vocales propuestos por las entidades correspondientes a la Real Academia Española (Carme Riera i Guilera), la Real Academia Gallega (María Dolores Sánchez Palomino), a la Real Academia de la Lengua Vasca (Miren Karmele Azkarate Villar); al Instituto de Estudios Catalanes (Vinyet Panyella i Balcells); a la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (José Luis Vicente Ferris); a la Asociación Colegial de Escritores de España (Julia Elena Ochoa García); a la Asociación Española de Críticos Literarios (Ángel Basanta Folgueira); a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (María de Carmen del Riego de Lucas); al Centro de Estudios de Género de la UNED (María Magdalena García Lorenzo); al Ministro de Educación, Cultura y Deporte (Francisco Javier Rodríguez Marcos); y al último autor galardonado, José María Merino Sánchez.