La biografía del Nobel noruego Hamsun recupera la historia reciente de Europa
Nórdica edita en español una obra que saca a la luz la trayectoria de un escritor que crea pasiones y odios a partes iguales
4 enero, 2010 01:00El premio Nobel noruego Knut Hamsun.
EFEPolémico, genial, autoritario, decisivo para la creación de la novela moderna o colaborador de los nazis. Todos estos calificativos se le pueden añadir al escritor y premio Nobel noruego Knut Hamsun, cuya biografía, avalada por el éxito en Europa y escrita por Ingar Sletten, aparece ahora en castellano.
Editada por Nórdica, esta biografía, con el título Knut Hamsun. Soñador y conquistador, saca a la luz la vida del escritor más célebre de Noruega junto con Henri Ibsen; un dios, para unos, y un artista con la sombra de los nazis a la espalda, para otros.
Esta biografía la publica ahora Nórdica, cuando se ha cumplido el 150 aniversario del escritor escandinavo, junto con una de sus novelas más emblemáticas, dedicadas al amor imposible, Victoria (1898), traducida por primera vez del noruego al español.
La vida de Hamsun, que obtuvo el Nobel en 1920, fue compleja, como la de otros muchos creadores, y su obra es de una incuestionable valía artística, pero su comportamiento personal es de dudosa ética.
Todo este material revelador de Hamsun (1859-1952) fue hallado en 2002 en el archivo privado del escritor por Ingar Sletten Kolloen, quien saltó a la fama por este gran acontecimiento, ya que se creía que el Nobel había quemado el material antes de morir.
Manuscritos de novelas, diarios, cartas, notas. Más de 5000 documentos que contribuyeron a ampliar la comprensión tanto de la obra del autor, como de su vida privada y de negocios", explica Ingar Sletten Kolloen, quien añade que también encontró algo muy valioso, las notas sobre el psicoanálisis al que el escritor se había sometido.
"Hamsun jugó un papel decisivo en la creación de la novela, de la misma manera que lo hicieron sus compatriotas, Henri Ibsen y Edvan Munch, en el desarrollo del drama y la pintura moderna, respectivamente -argumenta Sletten-. En sus novelas denominadas psicológicas, Hambre, Misterio o Pan, describe lo que pasa en la mente del ser humano contemporáneo antes de reaccionar o actuar".
Según el biógrafo, Hamsun desarrolla una técnica de escritura totalmente innovadora, caracterizada en parte por la división del 'yo' narrador en varias voces que, a su vez, llevan entre sí un diálogo contradictorio, narrando, observando o reflexionando sobre el hecho, "otra de las características de Hamsun, de que todo está en eterno cambio".
Un cambio que también influía al "yo", y que este clásico de literatura incorporaba a sus novelas psicológicas, con las que atacaba, según el biógrafo, la "firme fe que los nuevos tiempos tenían en un ser racional".
Pero esta biografía también es muy esclarecedora para comprender la historia última de Europa, y, respecto a las implicaciones políticas de Hamsun -dejó escrita su relación con Hitler o Goebbels-, Ingar Sletten dice que pocos de nosotros quedaríamos "éticamente intachables tras una minuciosa investigación biográfica.
"En su biografía -continúa Sletten- se descubren muchas conexiones entre su biografía y su obra. Políticamente fue sin duda conservador y en algunos asuntos reaccionario. Le disgustaba el espíritu moderno de su época, que, según él, estaba convirtiendo todas las arenas en campos de batalla, reduciéndonos a consumidores y rompiendo las líneas de conexión entre los seres humanos y la naturaleza".
Además, sentía una profunda antipatía "por el dominio mundial del imperio británico. Los ingleses eran, en su opinión, "el pueblo villano más cobarde de Europa, la nación de los carniceros mejor educados del mundo. 'Soy profundamente antianglómano'", escribe.
Admirado y maestro de autores como Thomas Mann, Máximo Gorki, Kafka, Henri Miller y el reciente Paul Auster, entre otros muchos, la recuperación de la gozosa lectura de Hamsun es ahora un objetivo, y no solo en Noruega, donde estuvo condenado tras la Segunda Guerra Mundial por sus veleidades políticas.
"Todos los países tienen figuras históricas problemáticas que nos han dejado una herencia divida. Hamsun, al igual que todas esas figuras 'divididas', nos sitúa ante grandes retos. Y eso es bueno, porque nos hace falta esta clase de ejercicios que exigen discutir en público temas como la culpa, el perdón o la reconciliación", concluye el biógrafo.