Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)
José Troncoso. Teatro Español
Dice José Troncoso que ya se ha liberado de la carga de tener que gustar a todo el mundo. Su apuesta por sus instintos teatrales más íntimos, en los que subyace el carnaval gaditano, el sainete arnichesco, el esperpento de Valle-Inclán y los tebeos de Vázquez, afloraron en su último trabajo, Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban). Su estreno fue un acontecimiento porque supuso la reapertura del coliseo madrileño y porque Jorge Usón y Carmen Barrantes ofrecieron, siguiendo la inteligente ‘partitura’ de Troncoso, un recital de humor grotesco a contracorriente de unos tiempos volcados con el teatro documento. “Entiendo que al ser tan personal, haya quien se sienta reconocido y quien no. Pero este soy yo”. Troncoso ya vuela libre.
El chico de la última fila
Andrés Lima. Teatro María Guerrero
La vuelta de Lima con sus viejos compañeros de Animalario debía tener el impacto que produjo este inquietante texto de Juan Mayorga. Tanto talento unido (junto al de los actores Alberto San Juan, en una de sus mejores interpretaciones, Guillem Barbosa, Pilar Castro, Arnau Comas y el resto del reparto) propició un dispositivo de gran belleza en el que se reflexiona sobre qué efecto tiene la ficción en la realidad y de cómo penetra en el mundo y en nuestras vidas. Un inolvidable ingenio visual.
Renacimiento
La Tristura. Teatros del Canal
La muerte de Franco, la llegada de la democracia, el 15-M, la pandemia… La Tristura trufó el metateatro con la historia de España en Renacimiento, un homenaje, entre otras muchas cosas, al esfuerzo colectivo por levantar la bandera del teatro en durísimas circunstancias. Celso Giménez, siempre atento, consiguió con su compañía eludir juzgar y dar lecciones para centrarse en inspirar y sugerir ideas. El espejo de un país.
Fariña
Tito Asorey. Naves del Español
El extenso y polémico reportaje de Nacho Carretero sobre el narcotráfico ya había dado para una muy loable serie televisiva. Y, de la mano de José L. Prieto, encargado de la versión teatral, dio el salto a las tablas. También con resultados estupendos. La producción despliega un tremendo ingenio formal para contener una tragicomedia que va, en cuestión de segundos, de la carcajada a la conmoción y el dolor.
Los que hablan
Pablo Rosal. La Abadía
Malena Alterio y Luis Bermejo protagonizaron este austero montaje de Pablo Rosal, con el que se propuso dar alimento renovado al alma que palpita tras el “avasallador comienzo del siglo XXI”. En definitiva, y con sus propias palabras, “una poética reformulación de las raíces de lo humano”.
Torquemada
Pérez de la Fuente. Canal
Era difícil sintetizar una tetralogía novelesca en una obra para un sólo actor. Pero García May bordó el trasvase con un texto fibroso y muy contemporáneo. Pérez de la Fuente, director del Año Galdós de la Comunidad de Madrid, convirtió la
capital en protagonista también.
Transformación
Paloma Pedrero. María Guerrero
La carrera teatral de Paloma Pedrero ha consolidado el camino (ya sin retorno) de la autenticidad y de la valentía. Enorme este montaje en el que aborda, desde una experiencia propia, el conflicto (íntimo y social) de las personas trans
y su derecho a buscar la felicidad.
El enfermo imaginario
Josep Mara Flotats. Teatro de la Comedia
De Flotats no cabe esperar transgresiones pero su aproximación canónica a los clásicos franceses nunca falla. Menos si cuenta con actrices en plenitud de gracia y desparpajo como Anabel Alonso. Historia idónea para tiempos pandémicos.
Las criadas
Luis Luque. Naves del Español
Luis Luque está empeñado en devolver a los clásicos del siglo XX a la primera línea. Tras reivindicar a Ionesco, se volcó con Genet. Su versión de Las criadas nos enseñó, desde un infierno de blanco totalizador, que sin amor el ser humano es pasto de la locura.
Traición
Israel Elejalde. Teatro Pavón Kamikaze
Tanto Elejalde como Pablo Remón (autor de la versión de la obra de Harold Pinter) se dejaron llevar por la atmósfera escurridiza y polícroma que se respira en el teatro del Nobel británico. Por eso siempre nos resulta incómodo, violento, lírico y poderoso.