Image: Ramón Oller

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Teatro

Ramón Oller

“La creación escénica es como una confesión”

10 abril, 2003 02:00

Ramón Oller. Foto: Benito Pajares

El estreno el 10 de abril en el teatro Albéniz de Madrid de Congelado en el tiempo hace la número 61 en la obra coreográfica de Ramón Oller, uno de los indiscutibles de la danza contemporánea de nuestro país. Con 40 años, Oller ha realizado una sólida carrera dentro y fuera de nuestras fronteras que no se ha limitado al mundo de la danza. Sus colaboraciones en el teatro (La Celestina, San Juan), la ópera (Rigoletto, Aida), la zarzuela (El barbero de Lavapiés), el musical (El Hombre de la Mancha, T’odio amor meu), sin olvidar su faceta de profesor, lo convierten en un inquieto y sensible creador con una actividad frenética. Tras este estreno le aguarda la gala de los premios Max que se celebrará en Vigo, y que según dice tendrá a la danza y a los mensajes antiguerra como protagonistas. Después comenzará con un viejo proyecto que siempre le ha inspirado gran respeto: Carmen, un encargo del Festival de Perelada.

Para hacerse una idea de la actividad frenética de Oller (Esparreguera,1962), señalar que en tres días siguiendo su rastro ha cambiado cuatro veces de escenario. En Barcelona tiene su cuartel general, la sede de la compañía que formó hace 18 años, Metros. Viaja a Madrid una mañana para ultimar algunos asuntos relacionados con su estreno en el festival Madrid en Danza y también para tratar con la Sociedad General de Autores y Editores de la gala de los Premios Max que dirigirá el próximo mes en Vigo. Por la tarde se traslada al Centro Coreográfico de Valencia, organismo del que partió el encargo de Congelado en el tiempo, y donde supervisa los ensayos y las pruebas de vestuario... Al día siguiente sus labores de coordinador del Plan de Estudios del Centro Andaluz de Danza le llevan hasta Sevilla.
-Ha subtitulado Congelado en el tiempo como "evocación de El Cascanueces y El lago de los cisnes". ¿Es una revisión de estos ballets románticos o una obra nueva?
-Es desde luego una relectura porque no sigo el libreto original. Soy un apasionado de la música de Chaikovski y hace tiempo ya hice un espectáculo, Duérmete, inspirado en La Bella durmiente. Inicialmente quise hacer este espectáculo con los tres ballets pero resultaba muy largo y redundante. Esta es una historia onírica, familiar si se quiere, protagonizada por una niña que vive ese momento que supone el paso de la infancia a la adolescencia. Y es eso, un espectáculo sobre el paso del tiempo.
-En Pecado, pescado ya reflexionaba sobre la edad. ¿Tiene ésta obra alguna continuidad con aquella?
-En absoluto, aquello era algo muy íntimo. Esto es un experimento en el que he querido mezclar a mi compañía Metros con los bailarines del Centro Coreográfico de Valencia, que fue quien me encargó el espectáculo.
Oller ha creado con Metros unos treinta espectáculos y otros tantos con compañías nacionales y extranjeras en calidad de coreógrafo invitado, como la Compañía Nacional de Danza, el Ballet Hispánico de Nueva York, la compañía de Cristina Hoyos o el Centro Coreográfico de Tours. Una de sus obras más aclamadas ha sido Romy & July.
-¿Qué criterios sigue para seleccionar el repertorio de su compañía y el de aquéllas a las que le invitan?
-Metros es una compañía de autor, algo que he tenido claro desde el principio, lo que exige un trabajo continuado de investigación y creación. Así que los trabajos más intensos, en los que hay una preocupación por renovar el lenguaje, los abordo con mi compañía. Por lo general, cuando me invitan a trabajar con otras compañía el proyecto suele estar definido, con unos periodos de ensayos muy establecidos y un lenguaje codificado que da poco espacio a la experimentación.

18 años de Metros
-¿Y cómo ha sido lo de mantener una compañía durante 18 años?
-Pues con muchos problemas de cómo vamos a acabar el mes. Metros cuenta con diez bailarines, más el equipo administrativo. Recuerdo los inicios y ahora creo que el inconsciente me ha conducido a lo que quería hacer en mi vida consciente. Ha sido y es duro mantener una carrera creativa, exige estar constantemente investigando, creando, porque la creación es como una máquina que se retroalimenta. Exige un esfuerzo tremendo, una inversión de tiempo y entrega.
-¿Ha tenido que trabajar fuera de Metros para poder mantenerla?
-No, no lo he hecho por eso sino porque creo que para crecer artísticamente es necesario esta en contacto con gentes diversas.
-El teatro, la ópera, el musical... su campo de acción es muy amplio.
-Como digo, me gusta la diversidad, soy un apasionado del mundo del espectáculo y del acto teatral lo que más me interesa es la comunicación con el espectador. Por ejemplo, apenas he hecho cine, y lo achaco a que en él la comunicación no es directa. La creación escénica exige mucha gente, bueno, como mínimo exige dos personas, el artista y el espectador. Es un acto de comunicación directo, tiene un carácter casi de confesión.
-¿El estilo de Oller se distingue por una danza teatralizada?
-Sí, hay muchos de mis espectáculos en los que utilizo teatro de texto, en otros, elementos muy visuales o, por ejemplo, en el último, Sangre pura, creo que me salió muy conceptual. No sé, depende del espectáculo. En general, a la hora de crear yo siempre parto del mismo punto, de cualquier cosa capaz de conmoverme, una música o un tema social, como el que ahora vivivimos.
-Usted confía mucho en la intuición del artista. ¿Casi tanto como en su formación técnica?
-Un bailarín tiene que tener una preparación técnica al cien por ciento, pero debe saber jugar con su intuición. Cuando ensayo, que es el momento de la creación con el que más disfruto, me encanta observar a los bailarines y ver el mundo que creamos, ese pequeño microclima que yo organizo pero que sería imposible si no contara con ellos.
-En la creación de una obra, ¿va a los ensayos con el espectáculo muy definido? ¿Cuánto tiempo tarda en concebirlo?
-En Metros empleamos unos cinco o seis meses para crear un espectáculo. Yo intento ir con las ideas claras a la sala de ensayos, pero dejo un amplio margen a lo que surge allí a la hora de confrontarlo con los bailarines porque realmente la obra depende de ellos, aunque se les suela ignorar.
-De la gala de los Max, ¿que puede adelantar?
-Pues va haber mucha danza y, obviamente, será inevitable que tratemos lo que estamos viviendo. Negar la evidencia es lo peor que podemos hacer.