En el sentido de las agujas del reloj, Beyoncé, Blood Orange, Drake y The Weeknd
La élite de la música mundial es un asunto de familia. De la familia Knowles, para ser exactos. Beyoncé ha consolidado este año su reinado en la música mundial con
Lemonade, un álbum espectacular en el que figuran grandes himnos de nuestro tiempo en un disco en el que brillan las colaboraciones de otros grandes triunfadores del año,
Kendrick Lamar y The Weeknd. Y su hermana Solange ha sorprendido a propios y extraños con
A Seat at The Table, un disco de soul en el que muestra su lado más político y combativo que ha sido escogido como el mejor disco del año por la revista
Pitchfork.
El hip hop está en plena forma y el canadiense Drake ha arrasado con Views mientras Chance the Rapper ha conquistado a la crítica internacional con el sofisticado
Coloring Book sin olvidar el gran éxito del prodigioso y tormentoso Kanye West con un álbum que marca la música contemporánea, la prosa vívida de Anderson Paak, la contundencia de Kevin Gates o la fabulosa combinación de rap y
spoken word de la poetisa británica Kate Tempest. El mejor R&B para la pista de baile llega con Blood Orange y Rihanna mientras
Esperanza Spalding y Fantastic Negrito se postulan como grandes renovadores del jazz y el soul.
(Para elaborar esta lista se han tenido en cuenta la selección de lo mejor del año de los siguientes medios:
Mojo Magazine, NME, Pitchfork, Rolling Stone, The Guardian y
Les Inrockuptibles).
Beyoncé: Lemonade
Mejor disco del año para Rolling Stone y The Guardian.
Beyoncé centra su sexto disco en torno a una infidelidad para contarnos cómo se enfrenta a que le pongan los cuernos. La cantante está casada con Jay Z (que no colabora en el disco pero sí aparece en uno de los vídeos) con lo cual este Lemonade se ha convertido también en pasto de la prensa del corazón. Pocas veces, o ninguna, una artista consigue que los críticos se arrodillen ante ella y ser la reina de la cultura popular demostrando la peculiaridad de una artista que al mismo tiempo que logra parir una obra maestra también conectar con millones de personas.
Partiendo del pop y el R&B, a estas alturas más que canciones Beyoncé lanza himnos y en
Lemonade nos seduce con hits tan contundentes como "6 Inch", junto a Weeknd, o ese "Freedom" en la que colabora
Kendrick Lamar, cuyo estilo jazzy es una clara influencia en el disco. Hay momentos de un dramatismo intenso como "Forward", fantástica colaboración con
James Blake, y grandes canciones pop como esa "Pray You Cath Me" o coqueteos con el funk como en "Sorry". La mayor estrella del pop mundial reina como nunca en su trono.
Anderson Paak: Malibu
A este músico de Los Angeles el éxito le llegó tarde y tras pasar por no pocas penalidades: media familia en la cárcel y él mismo fue
homeless durante un tiempo. Tras su colaboración con Dre en
Compton y un notable álbum de debut,
Venice, le dedica su segundo disco a otra playa de su ciudad,
Malibu, consagrándose como una de las grandes voces de la escena angelina.
A medio camino entre el hip-hop, el soul y el sonido "California", Eagles incluidos, Malibu destila glamour y verdad en su audaz aproximación a la ciudad con cierta ironía, como si fuera un mito inalcanzable y al mismo tiempo una dolorosa realidad. Es música definitivamente elegante con un toque del disco de los 80s como en "Am I Wrong?", con más calado del que quizá parece a primera vista.
Blood Orange: Freetown Sound
El músico de origen británico afincado en Nueva York Dev Hynes, en su encarnación como
Blood Orange se enfrenta de forma directa a la cuestión racial creando al mismo tiempo una obra extraordinario de pop, R&B y soul de raíces ochenteras. El propio título es un homenaje a Freetown, capital de Sierra Leona de la que su padre es originario, para contarnos en "Love Ya"
los dilemas de la comunidad negra a la hora de buscar un vestuario que no sea percibido como "agresivo" y les pueda dar problemas con la policía. En la magnífica "Augustine" homenajea a San Agustín, un obispo africano del siglo V famoso por sus
Confesiones. Un poco a la manera de Anthony en su proyecto o como Anohni, Hynes combina una música festiva con influencia de
Michael Jackson con un álbum explícitamente político, aunque aquí hay más reflexión y sensibilidad que llamadas a la lucha. En un momento de enorme tensión racial en Estados Unidos,
Freetown Sound surge como testimonio imprescindible.
Chance the Rapper: Coloring Book
Chance the Rapper, alabado por todos, era algo así como la joya oculta del rap. Promesas que se confirman con
Coloring Book,
recibido por toda la prensa internacional como el mejor disco de hip hop del año (con permiso de Kanye West, que colabora en la canción que abre el disco). Chance the Rapper es hoy una superestrella y en un álbum plagado de colaboraciones aparecen desde Lil Wayne al mismísimo Justin Bieber. Es un disco sensible y lírico, en el que se deja notar la influencia del post-jazz de Kendrick Lamar, en el que el artista recoge el testigo de
Frank Ocean al dejarse influir notablemente por el soul.
The Weeknd: Starboy
Casi parece increíble que hace tan solo seis años el canadiense de origen etíope Abel Tesfaye estuviera subiendo vídeos a YouTube porque hoy es una estrella enorme y el más digno heredero de Michael Jackson. Como el desaparecido rey del pop,
The Weeknd se mueve en un terreno a medio camino entre el R&B y el pop al que dota de un suntuoso dramatismo porque en las canciones de Tesfaye siempre parece que se vaya a acabar el mundo (o se vaya a morir él). Destaca la impagable colaboración de Daft Punk en esa fantástica "Starboy", una canción que marcará a fondo 2017, o en la también totémica "I Feel it Coming". Y su reunión con la otra reina del drama,
Lana del Rey, nos brinda una canción breve e intensa sin olvidar la colaboración de Future en "All I Know" o "jitazos" como "Party Monster" porque The Weeknd es el rey del "jitazo" sin complejos.
Drake: Views
El rapero canadiense Drake es el hombre que más discos vende en Norteamérica y este
Views, su cuarto álbum, llegó en verano rodeado por una expectación sin precedentes. Drake está tan cerca del hip hop como del pop de Michael Jackson y es el rapero con mayor facilidad para crear bombazos comerciales desde los tiempos de
Eminem. Como Eminem,
el artista convierte sus tormentos interiores y su incesante búsqueda de sí mismo en el tema de sus canciones. "Estoy feliz porque este disco expresa realmente cómo me siento", ha dicho Drake. ¿Y cómo se siente Drake? Triste porque no ha sabido mantener la familia unida ("Keep the Family Close"), hastiado y adicto a los tranquilizantes ("9") o con ganas de fiesta ("U With Me?"). Rapea como nadie y comienza a ser un estilo en sí mismo,
Views es una consolidación y un necesario punto y aparte.
Esperanza Spalding: Emily's D + Evolution
Tras ganar el premio
Grammy a la mejor artista revelación en 2011 convirtiéndose en la primera artista de jazz en conseguir este reconocimiento,
Esperanza Spalding se ha convertido en la gran renovadora del género, al que conduce por muy personales vericuetos. Convertida en una estrella indiscutible, con este quinto disco,
Emily's D + Evolution, Spalding ha tenido un lanzamiento propio de las grandes estrellas y le han llovido los elogios y las comparaciones con Joni Mitchell por su capacidad para expresar
vivencias íntimas y hacerlo con desgarro e incluso dolor. El amor, o la búsqueda constante de la perfección del amor y su condición esquiva, es el gran tema de un álbum en el que la artista parte del jazz para acercarse a terrenos cercanos al art rock en un álbum que a veces parece de los años 70 por su capacidad lisérgica y su seductora experimentación de las raíces de la música estadounidense. Hay canciones muy bellas como "Unconditional Love", otras casi juguetonas como "Rest in Pleasure" y momentos más puramente jazzísticos como esa "I Want It Now" que cierra el disco.
Kate Tempest: Let Them Eat Chaos
Gracias a The Streets o Sleaford Mods conocemos la fuerza que puede tener el hip hop británico en esa especie de mezcla entre la tradición "kitchen sink" (el realismo social de los 50 y 60), el pop británico y el punk y por supuesto el rap. Kate Tempest sin embargo
va más allá de cualquier calificación porque la rapera es además poeta laureada, ganadora del premio Ted Hughes y la mejor de Gran Bretaña según The Poetry Society (la editorial La bella Varsovia acaba de publicar su libro de poemas
Mantente firme) además de novelista (Sexto Piso publicará en 2017 su primera novela). Su segundo disco, este
Let Them Eat Chaos posee la virtud de unas grandes letras que se imbrican con unas potentes canciones de hip hop que tienen mucho de The Streets pero también de los clásicos del rap como Wu Tang Clan o Public Enemy. Desde el primer tema, "Picture a Vacuum" (Imagina un vacío), la artista ya nos propone su ciudad, Londres, como lugar en el que enmarcará sus historias: "En cualquier momento / En medio de la ciudad / Hay un millón de epifanías sucediendo / Y la visión borrosa del mundo ocurriendo detrás de una cortina" como rapea en "Lonmouth Door Knocker". Un disco grandioso.
Kanye West: The Life of Pablo
The Life of Pablo es una nueva muestra de la brillantez de un músico con la suficiente poca modestia como para decir que es "el mejor disco de todos los tiempos". No está muy claro si el Pablo del título es Pablo Picasso, Pablo Escobar o Pablo de Tarso, el profeta, figuras con las que West en cualquier caso se siente identificado.
La fama y la fastuosa vida de una superestrella contemporánea son el tema de un disco que él define como de "gospel" en el que destaca el sentido del humor y la ironía y que desafía al oyente con su espectacular riqueza de
beats y requiebros que van de la fastuosidad de un tema "westiano" hasta la médula como "Highlights" hasta el drama de "Wolves" pasando por la emoción de la canción que abre el disco, "Ultralighht Beam".
Kendrick Lamar: untitled/unmastered
Colección de canciones grabadas pero no incluidas en sus anteriores álbumes, para acentuar ese aire de disco "pirata" los temas están titulados como el día en que fueron grabados y tienen la imperfección de lo espontáneo, como si fueran el producto de una
jam session.
El genio de Lamar es grande y untitled unmastered da buena cuenta de él. Abre con "untitled 01 09.19.14.", una fuga con tonos jazzísticos en la que rapea furioso y recuerda a canciones como "Hood Politics" de su epónimo "To Pimp a Butterfly". "Untitled 02" nos recuerda a los aires lisérgicos del
good kid, "M.A.A.D. city" que le dio la fama en 2012 y parece una continuación de esos paisajes después de la batalla que se le dan tan bien. Lamar está cada día más cerca del hip hop como del jazz y "untitled 5" rememora las grandes gestas de los maestros del género. Algo más que un disco para fans, una ventana abierta a la música del siglo XXI.
Kevin Gates: Islah
El MC de Luisiana ha conquistado el
mainstream con este disco de debut dedicado a su hija en el que Gates se muestra tanto como un músico capaz de contarnos historias que suenan reales y sufridas como de hacer canciones espectaculares que se quedan grabadas en la memoria con martilleante insistencia.
Islah es una colección de hits, uno detrás de otro, apenas hay momentos de relleno en un disco que tiene hasta 17 canciones. Comienza de manera memorable con "Not the Only One", con un sonido a lo "Big Sean", y prosigue con temas geniales como ese "2 Phones" en el que dice que tiene "un teléfono para el camello y otro para las pibas". Gates tiene la contundencia de los mejores raperos y la capacidad de los mejores artistas pop para realizar canciones que levantan el ánimo a un muerto. Discazo.
Fantastic Negrito: The Last Days of Oakland
"Blues con la actitud punk de California", así se define el propio Xavier Dphrepaulezz en su página web. Se hace llamar Fantastic Negrito y hoy, au los cuarenta, atesora una historia personal turbulenta, no en vano él dice que este álbum es su tercera resurrección después de abandonar un hogar dominado por un padre musulmán fanático, sobrevivir a un tiroteo que lo dejó en coma y todo tipo de desventuras. Negrito estuvo a punto de triunfar en los 90, cuando
lo fichó una multinacional, pero él cuenta que eran los tiempos del gangsta y nadie tenía tiempo para su blues. Hoy sí. Dice que es un viaje a las raíces de la música afroamericana y Dphrepaulezz logra al mismo tiempo sonar clásico y contemporánea devolviendo en todo su esplendor la magia de géneros como el blues o el soul en canciones que suenan a veces como los lamentos de los antiguos esclavos empezando por esa "Working Poor" con la que muchos se sentirán identificados: "No paro de trabajar y simplemente no lo consigo".
PNL: Dans la légende
"Thug Life" ("vida de matón") decía Tupac Shakur no sin cierta ironía y es precisamente esa vida de barrio y pequeños narcotraficantes la que nos cuenta el dúo francés PNL en su segundo disco,
Dans la légende, un gran álbum en el que
los hermanos Tarik y Nabil Andrieu, medio franceses y medio argelinos, mezclan las influencia árabes con un hip hop muy francés (a los franceses les encanta el
vocoder, las distorsiones y unas atmósferas que parecen anunciar el Apocalipsis). Se dieron a conocer el año pasado en redes sociales y YouTube, no dan entrevistas, y han convertido la barriada de Tarterêts, a las afuera de París, en el territorio en el que cuentan sus historias de trapicheos, guerras de bandas y mundo quinqui en general. No están muy lejos de PXXR GVNG, con los que comparten afición al Autotune (un programa de composición musical que produce esas voces distorsionadas) y unos vídeos que reflejan en todo su esplendor esa vida "thug".
Rihanna: Anti
Rihanna es una de las personalidades más famosas de la música contemporánea y ha logrado el pequeño milagro de ser al mismo tiempo una superestrella conocida por todo el mundo y convencer a la crítica más exigente. Porque la de Barbados tiene un talento descomunal y
Anti, su octavo disco, la sigue impulsando a la primera fila. Es un disco generoso de dieciséis canciones en las que la artista le da una vuelta a ese urban pop con un pie en el R&B y otro en la
world music. Es el disco más "difícil" de Rihanna, no por casualidad lo ha llamado
Anti,
menos centrado en los superhits pegadizos que le han dado fama y fortuna y más en explorar los vericuetos de la música comercial contemporánea aunque no falten canciones para triunfar como "Work" junto al rapero Drake o "Kiss It Better", una de esas canciones de pop de Los Angeles sin las que los gimnasios del mundo no sabrían qué hacer. Hay muchas baladas, algunas muy buenas como "Desperado", "Needed Me" o "Same Ol' Mistakes", con cover de Tame Impala incluido.
Solange: A Seat at the Table
Mejor disco del año para la poderosa web Pitchfork nos queda claro que el talento se lleva en los genes. Conocíamos el talento de la hermana pequeña de Beyoncé gracias a canciones como "Losing You" extraída de su segundo álbum,
True, en el que mostraba una faceta más pop. Un talento que explota en este
A Seat at the Table, en el que
la cantante muestra su faceta más política centrando las canciones en el tema de su "negritud" y pidiendo "un sitio en la mesa" para los afroamericanos como Virginia Woolf pedía su famosa "habitación propia". Es un disco de soul y R&B en el que Solange reivindica sus raíces africanas empezando por esa "Rise" con un aire africano que abre el disco y siguiendo por canciones tan redondas como esa colaboración con Kelela, "Scales", o el single, "Cranes in the Sky", en el que logra un clásico del soul y una de las mejores canciones del año.
@juansarda