No estamos hablando de una compañía de danza contemporánea más; me atrevo a clasificarla como la agrupación danzaria imprescindible si queremos entender hacia dónde se dirige este arte en los nuevos años veinte. Fundada por el coreógrafo y director de fama internacional Hofesh Shechter (Jerusalén, 1975), es conocida por crear obras a gran escala, cargadas de emoción, que combinan movimiento, música y diseño visual.
Sus puestas en escena son sencillamente explosivas e innovadoras, de esas rarezas que se te quedan grabadas en la retina; algo que quienes andan por Madrid estos días tendrán la oportunidad de comprobar en los Teatros del Canal en el marco del 38º Festival Madrid en Danza.
Para este reencuentro con Madrid, la Hofesh Shechter Company ha escogido un programa de sobrecogedor nombre, Double Murder, en el que incluyen su aclamado espectáculo Clowns y la incombustiblemente delicada The Fix; ambas creaciones de un nivel tan extraordinario que duele la caída del telón.
Con Clowns, Hofesh explora la fragilidad humana y su eterna necesidad de escapar de la realidad. A través de una combinación de movimiento, música y efectos visuales, esta propuesta supuestamente captura las luchas internas de los payasos. Pero cada cual puede ver mucho más allá.
Sobre el escenario están los payasos como definición de la propia humanidad: alegres antes y después de la tragedia. En cada uno de los bailarines visualizamos la máxima que ha persistido por siglos: elimina a tu igual y celebra la victoria con lo cotidiano; también el corolario: gana con violencia lo que ha de ser tuyo.
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En apretado resumen: Clowns es un compendio armónico de luces, movimiento de calidad y música estridentemente deliciosa que nos deja llenos de preguntas y pocas respuestas.
Luego de una veintena de minutos de intermedio, el telón vuelve a elevarse para ofrecernos: The Fix. Si con Clowns volamos hacia una realidad violenta, en The Fix hallamos la sanación, ese contrapunto que, al final, nos hace verdaderamente humanos.
Moviéndose con maestría sobre la fina frontera que divide el movimiento cotidiano del caos voluntarioso, The Fix se me antoja como si a Pina Bausch la añadimos comino, sal y buen tarro zaatar. Algo que el propio Hofesh me negó con rotundidad: "En mis coreografías sólo hay un 4% de Bausch", contestó a mi impertinencia. Sin embargo, acto seguido añadió: "Siempre me ha encantado cómo Pina conseguía transmitir una explosión de sentimientos usando una imagen sencilla y simple en el escenario". Justamente algo que, con maestría, Hofesh logra en cada una de sus creaciones. "Puntos de contacto entre genios", pensé, pero no le dije.