El viernes ha terminado con una llamativa noticia dentro del circuito escénico madrileño. La dirección del Patronato de la Fundación Teatro de La Abadía ha decidido designar a Juan Mayorga como nuevo director artístico del Teatro de la Abadía y del Corral de Comedias de Alcalá de Henares. El dramaturgo sustituye al frente de la institución madrileña a Carlos Aladro, en el cargo desde marzo de 2019. La decisión, a juzgar por los tiempos con que se ha cocinado (y consumado), podría estar conectada con el reciente nombramiento como presidenta del Patronato de Montserrat Iglesias, exdirectora del Inaem. Iglesias fue elegida para hace apenas dos meses a propuesta de José Luis Gómez y ahora llega esta decisión algo inesperada.
La Abadía ha justificado el cambio por la intención de "relanzar la gestión y la programación del Teatro de la Abadía y del Corral de Comedias de Alcalá de Henares". La confianza en Mayorga ha sido depositada por la comisión de dirección del Patronato, en la que están representados la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Cultura y Deporte – a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM)- y el Ayuntamiento de Madrid.
Mayorga, para ser exactos, ostentará el cargo de director artístico, no director general, que era el que tenía en sus manos su predecesor, Carlos Aladro, que llegó al teatro para pilotar una díficil transición. Difícil porque tocaba sustituir a José Luis Gómez, que había fundado La Abadía y llevaba un cuarto de siglo rigiendo sus destinos. Una diferencia que parece apuntar a que el cometido de Mayorga se centrará básicamente en los aspectos de la programación escénica de La Abadía y el Corral de Comedias. De hecho, la gerencia de la institución habrá de cubrirse en breve plazo dado que Bárbara Santana está a punto de marcharse al Teatro Real. Así que cabe esperar otro nombramiento en las próximas semanas dentro de la cúspide jerárquica de teatro madrileño.
Juan Mayorga, nacido en Madrid en abril de 1965, estudió Dramaturgia y es licenciado en Filosofía y Matemáticas por la UNED y la UAM. Tras ampliar sus estudios en Alemania y Francia, se doctoró en filosofía en 1997 con una tesis sobre Walter Benjamin, Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Política y memoria en Walter Benjamin, por la que recibió el premio extraordinario. Mayorga ha sido reconocido con el Premio Nacional de Teatro en 2007, con el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013, Valle-Inclán en 2009, Ceres en 2013 y La Barraca el mismo año.
En su currículum luce también con tres premios Max al mejor autor y dos a la mejor adaptación. Y el Premio Valle-Inclán de El Cultural, que ganó gracias a La paz perpetua en 2008. Además, en 2016 recibió el Premio Europa de Nuevas Realidades Teatrales y en mayo de 2019 tomó posesión como académico de la Real Academia Española. El discurso de ingreso terminó por ser el texto de su obra más reciente, el monólogo Silencio, interpretado por Blanca Portillo. Un trasvase que ha dejado claro que todo lo que toca se convierte en teatro, su verdadera pasión desde que vio de niño a Nuria Espert sobre las tablas. Una experiencia epifánica.
Asimismo, su obra El chico de la última fila fue adaptada al cine por François Ozon en la película Dans la maison, obteniendo en 2012 la Concha de Oro a la mejor película y Premio del Jurado al mejor guion en el Festival de San Sebastián. Ha escrito versiones de textos de Calderón de la Barca, Lope de Vega, Shakespeare, Lessing, Dostoievski, Chejov, Ibsen, Kafka y Dürrenmatt. Su obra ha sido estrenada en treinta países y traducida a veinte idiomas, incluidos algunos tan lejanos a nuestra cultura como el coreano. En pocos días estrenará Golem en el Centro Dramático Nacional, obra sobre el valor del lenguaje que dirigirá Alfredo Sanzol, director actual del buque insignia de la escena nacional. Se da la circunstancia de que para la temporada que viene Mayorga estaba preparando un montaje en La Abadía junto a la bailarina y coreógrafa Sol Picó, sumándose así a la fértil corriente actual de hibridación del teatro con la danza.
Además, es autor de numerosas obras teatrales como Siete hombres buenos, Más ceniza, El traductor de Blumemberg, El sueño de Ginebra, El jardín quemado, Angelus Novu, Cartas de amor a Stalin, El Gordo y el Flaco, Sonámbulo, Himmelweg, Animales nocturnos, Palabra de perro, Últimas palabras de Copito de Nieve, Job, Hamelin, Primera noticia de la catástrofe, Fedra, La tortuga de Darwin, La paz perpetua, El elefante ha ocupado la catedral, La lengua en pedazos, El crítico, El cartógrafo, Los yugoslavos, El arte de la entrevista, Famélica y Reikiavik. Mayorga siempre ha puesto su teatro al servicio de las víctimas de la historia y del presente. Un ejercicio de resistencia cívica, siempre apostando por perspectivas paradójicas que movilizan en pensamiento.
Por otro lado, la Fundación Teatro de la Abadía, Centro de Estudios y Creación Escénica de la Comunidad de Madrid fue constituida el 16 de diciembre de 1992 y el teatro se inauguró el 14 de febrero de 1995 como iniciativa compartida entre la Comunidad de Madrid y José Luis Gómez, que quería implantar en España sus bagaje en el teatro germano. Su objetivo desde el principio fue defender la palabra en escena, a su juicio en peligro de deterioro en aquella época. Buscaba que el legado de figuras como Rivas Cherif no se perdiera y que la transmisión generacional de los cómicos patrios no se cortocircuitara.
Diseñada como una casa de teatro y estudios, aspira a incidir en la vida social y cultural a través de la poesía de la escena. Su fórmula jurídica es la de una fundación sin ánimo de lucro y de gestión privada, apoyada por las tres administraciones públicas. La Fundación Teatro de La Abadía se ocupa también de la gestión del Corral de Comedias de Alcalá de Henares desde 2005.
La institución ha agradecido al director saliente el esfuerzo y entrega demostrados estos últimos tres años en los que ha intentado darle un golpe de timón a La Abadía. Su proyecto, al ser interrumpido, no ha terminado de cuajar. Le corresponde pues a Mayorga completar la transición de La Abadía en la era posGómez.