Son 23 segundos y ni uno más con los que Hayao Miyazaki agradece al Festival de San Sebastián el Premio Donostia (la famosa farola donostiarra) a través de un vídeo grabado en Tokio hace unos días. “Hola. Soy Hayao Miyazaki. Quiero agradecer al Festival de San Sebastián este prestigioso premio. Ahora estoy en el estudio preparando una exposición para el Parque Ghibli. Espero que disfruten de la película. Muchas gracias”.
A sus 82 años, queda claro que el maestro japonés de cine de animación, autor de películas tan míticas como Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997) o El viaje de Chihiro (2001), ganadora del Oscar y el Oso de Oro en Berlín, no está para grandes fastos. En la presentación del premio, el director del Festival, José Luis Rebordinos, aseguró que el pasado julio, cuando se estrenó en Japón su última película, El chico y la garza, no dio una sola entrevista.
Ha sido precisamente el estreno en Europa de esta película la que ha inaugurado (fuera de concurso) el Festival. En la gala de inauguración nadie habló de Ternera, el nombre que estaba en boca de todos y en todos los medios de comunicación, y es de imaginar que los responsables del festival quieran llamar la atención sobre otros acontecimientos.
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Miyazaki, por pantalla, será una de las muy escasas “celebrities” que visiten este año el País Vasco. En una edición muy marcada por la huelga de actores y guionistas en Estados Unidos, este 2023 no habrá visitas de grandes astros de Hollywood ni tampoco galardón para ninguno de ellos.
Junto a Miyazaki, el otro Premio Donostia es Víctor Erice, que aprovechará para presentar su última película, Cerrar los ojos, y Javier Bardem recogerá el suyo el año que viene cuando, previsiblemente, se termine la protesta sindical. Bardem no estará en persona pero sí en “espíritu”, ya que su imagen es la del póster de esta 71 edición. Un poco de glamour lo aportará la presencia de Jessica Chastain, que presenta Memory del mexicano Michel Franco, o estrellas europeas como Juliette Binoche, François Cluzet o Mads Mikkelsen.
El chico y la garza, que se estrenará en España el 27 de octubre, es una película que sirve como despedida y epílogo de la obra de un autor mítico que también dijo adiós en 2013 cuando estrenó El viento se levanta, biopic de un aviador japonés durante la II Guera Mundial, en 2013.
Una vez más dos influencias muy marcadas en la obra de Miyazaki. Por una parte, los horrores de esa guerra y la tragedia nuclear en Nagasaki e Hiroshima. Por la otra, el mundo de los espíritus, en ese universo nipón que conocemos también a través de las novelas de Kenzaburo Oe (M/T y la historia de las maravillas del bosque) en el que los espíritus conviven con los vivos y donde los ancestros se comunican con sus descendientes.
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De nuevo, como en El viaje de Chihiro, un viaje espiritual de amplias resonancias sobre la necesidad de poner orden y concierto en nuestras atormentadas almas.