José Luis Rebordinos (Rentería, 1961) atiende a El Cultural a 24 horas de que arranque la 71 edición del Festival de San Sebastián, marcada por la huelga de guionistas y actores de Hollywood, que restará glamour a la cita, y por el estreno del documental No me llame Ternera, de Jordi Évole, una entrevista al terrorista Josu Ternera que ha suscitado la protestas de asociaciones de víctimas y de políticos e intelectuales por “blanquear a ETA”, algo que niega tanto la dirección del festival como el propio Évole.
En cualquier caso, el cine tomará la ciudad de San Sebastián hasta el 30 de septiembre con una programación en la que destacan Hayao Miyazaki, Víctor Erice, Isabel Coixet, Fernando Trueba, Cristi Puiu, Robin Campillo y Xavier Legrand, y que este año pone la lupa en el cine hecho por mujeres y en las óperas primas y segundas películas.
Preguntas. ¿Cuáles son las sensaciones y expectativas para esta edición que arranca el viernes?
Respuesta. Las sensaciones son las mismas de siempre: ilusión, porque tenemos muchas ganas de que todo lo que hemos preparado se pueda empezar a ver y nos lleguen las reacciones del público, de la industria y de los medios de comunicación, y nervios, por la responsabilidad y el deseo de que todo funcione bien.
P. ¿Cómo va a lidiar el festival con la huelga de actores y guionistas de Hollywood?
R. La verdad es que nos va a afectar. Hemos trabajado en las últimas horas para que viniesen actores y equipos de la industria de Hollywood, pero prácticamente no va a haber estrellas. Sí estarán los intérpretes de filmes como Ex-husbands (Noah Pritzker) o All Dirt Roads Taste of Salt (Raven Jackson), porque son producciones independientes. Pero esas grandes estrellas, que iban a estar en el jurado o a recibir el Premio Donostia, no podrán venir finalmente.
P. Es el caso de Javier Bardem, ¿no?
R. Sí, Javier Bardem es Premio Donostia 2023 y lo va a seguir siendo. Es un actor europeo pero, de alguna forma, es un actor estadounidense también, porque está adscrito al sindicato. Podía recoger el premio, pero todos los medios extranjeros se iban a centrar durante la rueda de prensa en el tema de la huelga. Nos parecía que no era lo adecuado, porque lo que queríamos era celebrar su obra. Después de darle muchas vueltas, yo mismo le planteé, con la confianza que tenemos, que lo recogiera en la inauguración de la próxima edición para que fuera ese homenaje que soñábamos para uno de los mejores actores a nivel mundial. Y él estuvo de acuerdo.
P. El festival arranca fuerte con el trabajo que más polémica ha generado, la entrevista de Jordi Évole a Josú Ternera. ¿Qué les llevó a incluirlo en el festival?
R. Lo incluímos por el mismo motivo que incluimos cualquier otro trabajo: pensamos que es una película interesante, no hay más. También tenemos un documental sobre Jon Mirande, un señor que escribía en euskera y era nazi, y nadie se ha echado las manos a la cabeza. Y otros años hemos proyectado películas en las que hablaban asesinos de diferentes países. Obviamente, no veíamos nada en la película de Jordi Évole que invalidara su proyección. No blanquea a ETA. Es gracioso que los que piden que no se ponga la película son los que no la han visto. De momento, las personas que sí lo han hecho, que son muchas y de todas las opciones políticas democráticas, no se han opuesto a que esté en el festival.
[Isabel Coixet, Isabel Herguera y Jaione Camborda hacen historia en San Sebastián]
P. En los últimos tiempos, algunas decisiones de la organización (la entrevista con Ternera, el Premio Donostia a Johnny Depp, la presencia de Woody Allen con Rifkin’s Festival o la abolición del género en los premios de interpretación) han levantado grandes polémicas, sobre todo en redes sociales. ¿Es difícil mantenerse firme?
P. No. Yo tengo 61 años y he visto muchas cosas. A mí me ha tocado en una edición que la izquierda abertzale me llamara inquisidor franquista y que, al año siguiente, desde medios del estado me llamaran colaborador de ETA. Al final, es parte del juego. Hay demasiados intereses por encima de lo que son en sí las obras artísticas o cinematográficas y, además, las redes sociales han alentado un tipo de opinión que sustituye la razón por lo visceral. Por la película de Josu Ternera me han llamado asesino y terrorista y han amenazado a mi familia. Pero la mayoría de estas personas no tienen ni 10 seguidores en twitter. Las redes sociales permiten a cualquiera decir lo que le dé la gana con total impunidad, y es cierto que eso tiene una vertiente muy positiva. Bueno, hay que acostumbrarse a los nuevos tiempos.
P. ¿Le preocupa que esta polémica opaque otras propuestas?
R. Ahora mismo la polémica sobre Josu Ternera es mi preocupación número 42. Tenemos más de 200 películas y 4.500 acreditados. Que nos acusen de blanquear a ETA cuando toda la vida me he enfrentado a ellos, con cargos públicos, desde que dirigía la Semana de Cine Fantástico y de Terror hace 30 años, llamándoles banda fascista y asesina, pues hombre… Ahora parece que me quieren dar lecciones algunas personas que en su día pertenecieron a ETA, o que fueron colaboradores de ETA. Yo intento actuar con la mayor honestidad posible y creo de verdad que la película de Évole puede ayudar a que entendamos algunas de las barbaridades que vivimos.
"El documental sobre Josu Ternera es anti ETA, pero si no lo fuera podría seguir siendo interesante"
P. ¿Cómo es el Ternera que aparece en la película?
R. El personaje que te encuentras prácticamente no tiene ideología, es plano, está contra las cuerdas toda la entrevista. Además, al principio y al final aparece una de las víctimas directas de su acción terrorista. Su relato y su dolor te deja con los pelos de punta y de alguna manera es él quién se convierte en el verdadero protagonista. La película es muy clara en su discurso, es anti ETA, pero si no lo fuera tan claramente podría seguir siendo interesante. Y si alguien lo ve de otra manera, yo lo respetaré. Lo que no puedo aceptar es que la gente pretenda saber lo que es la película sin haberla visto. Insisto, todas las víctimas que han visto la película, les haya gustado o no, coinciden en que no blanquea nada. Incluso alguna ha dicho que debería enseñarse en las escuelas.
P. Uno de los grandes éxitos de la edición es haber logrado que Miyazaki sirva la película inaugural. Supongo que no habrá sido fácil…
R. Es la premier europea de una película ambicionada por todos los festivales. Pero nosotros partimos con la ventaja de que somos muy queridos por cierto tipo de cine. La teníamos cerrada ya en mayo.
P. El festival ha apostado fuerte por la animación este año.
R. No ha sido intencionado, pero para nosotros la animación es una opción tan válida como otra cualquiera. Y este año contamos con tres películas en la sección oficial, más una cuarta en el Work In Progress europeo. Vemos el cine de animación con ojos abiertos, no es ni mejor ni peor, depende de la calidad de la película. Este año la selección es brutal: Miyazaki, el estreno mundial de la película El sueño de la Sultana de Isabel Herrera, que es de una belleza visual aplastante, y Dispararon al pianista de Fernando Trueba y Javier Mariscal, que tiene una banda sonora tan espectacular como su belleza plástica. Es un muy buen año para la animación española, ya que también está Robot Dreams de Pablo Berger, que está haciendo un recorrido por festivales maravilloso.
"Un año me llaman inquisidor franquista y, al siguiente, colaborador de ETA"
P. ¿Qué significa para el festival el Premio Donostia a Víctor Erice?
R. Completa perfectamente el círculo. Hace 50 años ganó la primera Concha de Oro para el cine español con El espíritu de la colmena y, ahora, vuelve al mismo lugar a recibir un premio por toda su obra. Es algo muy bonito, sobre todo teniendo en cuenta la vinculación que Erice tiene con San Sebastián, algo de lo que él mismo ha hablado varias veces. Es un honor que haya aceptado el premio y que venga a recogerlo. Va a ser un momento muy emocionante.
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P. ¿Qué crees que define a la sección oficial este año?
R. Hay dos cosas que hemos identificado a posteriori, porque vamos seleccionando las películas una a una. En primer lugar, hay muchas mujeres. Si no me equivoco, 7 de los 16 filmes están dirigidos por mujeres y una, por una mujer y una persona no binaria. Además las tres películas españolas están dirigidas también por mujeres: Isabel Coixet, Isabel Herguera y Jaoine Camborda. No ha sido buscado, pero hay una representación femenina muy fuerte. Cada vez vemos más películas hechas por mujeres, por lo que es más fácil que acaben en los grandes festivales.
P. ¿Cuál es el otro aspecto clave de la sección oficial?
R. La gran presencia de óperas primas o segundas películas. Esto tiene que ver con el trabajo que hacemos todo el año. Uno de nuestros objetivos es buscar nuevo talento. No podemos tener las grandes películas de los grandes directores en primicia. Podemos tener alguna, pero hay que ser conscientes de que somos el último de los grandes festivales en el calendario, antes están Locarno, Cannes o Venecia, y además somos más pequeños. Por eso trabajamos mucho el tema de los nuevos directores. Pero no hay que olvidar que este año compiten grandes nombres como Robin Campillo, Joachim Lafosse, Cristi Puiu o James March.
P. ¿Tiene alguna apuesta personal entre todas las películas que se proyectan?
R. De la sección oficial no puedo hablar, por razones obvias, pero no puedo sentirme más orgulloso de la inauguración con Miyazaki. En Perlak, que es un plantel de películas espectaculares que vienen de otros festivales, me entusiasman los nuevos trabajos de Matteo Garrone, de Jonathan Glazer, de Hirokazu Kore-eda, de Todd Haynes… Recomendaría también El juicio (Ulises de la Orden), que aborda desde el documental el juicio a las Juntas Militares argentinas y que es la otra cara de Argentina, 1985, o Mixtape La Pampa, de Andrés di Tella, que es un director que me gusta mucho.
P. En materia presupuestaria, después de unos años difíciles, ¿cuál es la salud del festival?
R. La salud es buena, pero es un tema muy complicado. Para hacer el mismo festival que el año pasado, por el tema de la inflación, necesitamos alrededor de 380.000 euros más. Saldremos vivos, pero nos hemos visto obligados a subir un poco las entradas, las acreditaciones y las inscripciones y hemos tenido que pelear más sponsors: estamos 200.000 euros por encima este año. Sacar adelante el presupuesto lleva cada vez más tiempo.