“Los cortos no son inferiores a los largometrajes, simplemente son diferentes. Los cortos ofrecen libertad a los realizadores. Lo atractivo es que no tienes tanta responsabilidad en aspectos como la narrativa o el argumento. Pueden parecerse más a un retrato o a un poema”. Estas palabras de la directora neozelandesa Jane Campion, autora de filmes como El piano (1993) y Bright Star (2009) y de una serie de televisión tan misteriosa y atmosférica como Top of the Lake, reflejan las posibilidades artísticas de un formato que nunca ha contado con el prestigio que merecía (algo que no ocurre con el relato dentro de la literatura). Las razones son variadas y complejas, desde la dificultad que siempre han tenido para conseguir un retorno económico hasta la escasa costumbre del espectador a dejarse llevar por estas miniaturas. De manera que un cineasta suele olvidarse del cortometraje una vez que han estrenado un par que le permite llamar la atención en algún festival y convencer a algún productor para que les financie su primera película.
En cualquier caso, grandes directores han regresado al cortometraje cuando contaban ya con una larga trayectoria para profundizar en sus posibilidades. El último de ellos, un Pedro Almodóvar que si bien es cierto que ya había entregado un hilarante trabajo como La concejala antropófaga en 2009, ahora se supera con el estreno en cines (todo un hito) de La voz humana, un genial corto protagonizado por Tilda Swinton en el que el director manchego rueda por primera vez en el idioma de Shakespeare.
Repasamos algunos de esos cortometrajes que grandes directores rodaron cuando ya estaban asentados en la industria.
La voz humana (2020), de Pedro Almodóvar. 30 min.
Esta adaptación de la obra de Jean Cocteau, un monólogo de un solo acto protagonizado por una mujer abandonada por su amante, debía funcionar como un campo de pruebas para que Pedro Almodóvar afrontara su primer largometraje en inglés: la traslación a imágenes de cinco relatos de Lucia Berlín incluidos en Manual para mujeres de la limpieza. La pandemia, sin embargo, ha provocado que el director tenga que aparcar este proyecto (su próximo filme, que empezará a rodar a principios de 2021, será Madres paralelas, un drama protagonizado por Penélope Cruz y rodado en español). La voz humana, en cualquier caso, es algo más que una anécdota o una tentativa, como demuestra el hecho de que Avalon se haya decidido a estrenarlo en cines con un precio reducido.
El cortometraje tiene como gran protagonista a la actriz Tilda Swinton, que interpreta a esa mujer despechada que espera ansiosa noticias de su ex amante. Almodóvar se apropia con libertad del texto de Cocteau y monta un dispositivo metacinematográfico, en el que el apartamento desde el que transcurre la acción es realmente un decorado situado en mitad de una nave. De manera que el monólogo no solo se manifiesta como una lección moral sobre el deseo sino que es también una reflexión sobre el trabajo interpretativo de la actriz y sobre la magia del cine, gracias sobre todo al trabajo en la iluminación y la fotografía de José Luis Alcaine.
La naturalidad dentro del registro almodovariano y el magnetismo con el que se desempeña Swinton en cada uno de los planos demuestra la filiación del manchego a un estilo de impacto universal que ya no requiere un punto de partida castizo (aunque no desaparezca del todo). Además, el filme sigue ahondando en la depuración formal que ya suponía Dolor y gloria. En cualquier caso, La voz humana mantiene constantes del cine del director, como la habitual paleta de colores o el amor por los personajes femeninos, y descorcha en un final tan impactante como mágico.
What Did Jack Do? (2020), de David Lynch. 17 min.
Probablemente sea David Lynch el director que mejor ha transmitido al espectador la sensación de estar soñando. Su último trabajo, What Did you Do?, que se estrenó este mismo año en Netflix, profundizaba en esta vía con la historia de un detective, interpretado por el propio Lynch, que interroga a un mono sobre un asesinato. Con una imagen en blanco y negro sometida artificialmente a la degradación propia del celuloide y un diseño de producción que nos retratae al cine negro clásico y que van incluso algo más allá, apuntando al expresionismo alemán, el corto se construye en torno a una surrealista conversación plagada de frases hechas. En palabras del crítico Carlos Reviriego, “podemos seguir su lógica tal y como construimos la lógica de los sueños cuando los estamos soñando, pero que parecen perderla por completo cuando los recordamos en la vigilia. Es algo realmente complejo de conseguir que sin embargo el maestro Lynch hace con toda naturalidad y sin complejo alguno”.
The Fall (2019), de Jonathan Glazer. 7 min.
La noche del 27 de octubre de 2019, los telespectadores británicos que esperaban desde la comodidad de su sofá pasar un buen rato con el programa de monólogos Live at the Apollo se enfrentaron a una sorpresa bastante espeluznante. Sin previo aviso, la segunda cadena de la BBC emitió el corto The Fall, de Jonathan Glazer -autor de Sexy Beast (2000) y Under the Skin (2013)-, una ficción de tintes pesadillescos que creó cierto caos y un gran revuelo. El filme, del que es mejor desvelar poco, sigue a una turba de personas enmascaradas que captura a un pobre hombre y, después de hacerse una especie de selfie con él como si fuera una pieza de caza, le pone una soga al cuello y lo lanza por un pozo. Inspirado por El sueño de la razón produce monstruos, de Francisco de Goya, por Bertolt Brecht e incluso por la familia Trump, este corto atmosférico, con un espectacular diseño de sonido y la inquietante música de Mica Levi, no ofrece respuestas pero sí la sensación de que Glazer nos quiere decir algo sobre nuestro tiempo.
Hotel Chevalier (2007), de Wes Anderson. 13 min.
Aunque en origen este corto de Wes Anderson no iba a tener relación con Viaje a Darjeeling, poco antes de empezar a rodarlo el director se dio cuenta de que el personaje interpretado por Jason Schwartzman guardaba muchas similitudes con uno de los protagonistas de su quinta película y decidió convertirlo en una especie de prólogo de la misma. La enigmática historia de Hotel Chevalier nos cuenta el encuentro en una habitación de hotel de París de un hombre (el mencionado Schwartzman) y su ex amante (Natalie Portman) al son de Where Do You Go To My Lovely, de Peter Sarstedt. Un filme con las marcas de estilo de Anderson (tales como los planos simétricos y los travellings laterales) en el que los personajes nos dejan atisbar con apenas unas líneas de diálogo y sutiles detalles todas las complejidades de su relación. Una pequeña joya.
I’m Here (2010), de Spike Jonze. 29 min.
El inclasificable Spike Jonze, director de filmes como Cómo ser John Malkovich (1999), Adaptation. El ladrón de orquídeas (2002) o Her (2013), no ha tenido miedo a lo largo de su carrera de probar distintos medios y formatos. Así, se encuentra detrás de una gamberrada como Jackass y de algunos de los mejores videos musicales de la historia, desde el Buddy Holly de Wezzer al Weapon of Choice de Fat Boy Slim. También ha rodado un buen número de anuncios (espectacular el titulado Welcome Home, para Apple) y un puñado de cortometrajes entre los que destaca I’m Here. Se trata de una peculiar historia de amor entre dos robots en un mundo muy similar al nuestro en que los autómatas conviven con normalidad con los humanos. Sheldon, el protagonista al que da vida Andrew Garlfield, es un ayudante de biblioteca que lleva en Los Ángeles una vida anodina y rutinaria. De repente, un día tiene un encuentro que le abre los ojos a un mundo de creatividad y de amor. Un filme en apariencia tierno con una lectura algo tétrica sobre el amor incondicional.
Snow Steam Iron (2017), de Zack Snyder. 4 min.
Zach Snyder, intenso y grandilocuente director de producciones superheroicas como El hombre de acero y Batman v Superman, estrenó en 2017 este cortometraje de apenas 4 minutos. Rodado completamente con un iPhone, con la colaboración de amigos y sin presupuesto, se trata de un thriller con solventes secuencias de acción que demuestran las posibilidades de la cámara del teléfono de Apple y en el que Snyder consigue mantener una apuesta visual muy potente que ya es marca de la casa. La nieve cae suavemente sobre Nueva York, los vapores envuelven de pesadilla las estrellas callejuelas de la ciudad y una mujer acomete su particular venganza.
Swimmer (2012), de Lynn Ramsey. 17 min.
Ganador de un premio BAFTA al mejor cortometraje, este corto dirigido por Lynn Ramsey después del estreno de Tenemos que hablar de Kevin (2011) nos introduce en la cabeza de un nadador (Tom Little) que atraviesa ríos rurales y aguas urbanas mientras que en el interior de su cabeza deja que la imaginación vuele. Con un gran diseño de producción, el cortometraje destila un poderoso blanco y negro y su banda sonora se construye con fragmentos de diálogo de viejas películas y canciones antiguás, además de sugerentes efectos de sonido. Todo ello construye un estilizado y sobrecogedor poema sobre la belleza del cuerpo humano en movimiento y sobre el reverso oscuro de la práctica deportiva.