Lobo Antunes en el amor y en la guerra
Tras finalizar los estudios de Medicina en la Universidad de Lisboa, António Lobo Antunes fue reclutado por la Armada Portuguesa para combatir en la Guerra de Angola. El eterno candidato al Nobel de Literatura, que a los 28 años todavía no había publicado nada y no lo haría hasta los 37, acababa de contraer matrimonio con Maria José Xavier da Fonseca e Costa. La pareja, que esperaba a la que sería su primera hija, se vio obligada a permanecer separada durante los dos siguientes años, de 1971 a 1973. Durante ese tiempo, en el que Lobo Antunes quedaría profundamente marcado por el horror de la contienda y al que volvería en su literatura en numerosas ocasiones, ambos mantuvieron una intensa y apasionada correspondencia.
Las misivas que Lobo Antunes envió a Maria José fueron recopiladas en el libro Cartas de la guerra, publicado en España en 2006 por la editorial Destino, y ese es el material del que ha partido el cineasta Ivo Ferreira para su nueva película, titulada de la misma manera que aquel volumen. Rodada en un blanco y negro de impecable factura y con la solvente interpretación de Miguel Nunes en el papel del escritor, el filme de Ferreira se presenta no tanto como un tratado histórico que quiera indagar en las causas y consecuencias del desastre colonial portugués y sí como un pasional drama romántico en el que subyace un claro alegato antibelicista.
Ferreira, director curtido en el corto y el documental y con dos largometrajes a sus espaldas, Águas Mil (2009) y Em Volta (2002), concede todo el protagonismo a la palabra. Durante la mayor parte del metraje la voz de la actriz Margarida Vila-Nova, que interpreta a Maria José en alguna secuencia de naturaleza onírica, proyecta al espectador el contenido de las cartas. En ocasiones las imágenes se corresponden con lo que escuchamos, en episodios que Lobo Antunes le relata a su mujer. La mayoría de las veces, sin embargo, se impone el contraste entre las sentidas declaraciones de amor y deseo del escritor y las escenas protagonizadas por raquíticos y desesperanzados soldados, ya sea en el fragor de la batalla o en el tedio de la retaguardia. La apuesta funciona en los momentos en los que las palabras de Lobo Antunes en la voz de Maria José parecen dotar de color a las imágenes en blanco y negro.
Algo hipnótico
“Esta es una películas de voces y cartas, y ese era el proyecto desde el principio”, comenta Ferreira en el Festival de Berlín, donde compitió en la sección oficial. “Sabía que resultaba arriesgado, pero al mismo tiempo mi sueño era que a los diez minutos hubiera algo hipnótico que hiciera al espectador acoger la voz que está escuchando”. Pese a la sumisión de la imagen a la palabra en la mayor parte del metraje, Cartas de la guerra también contiene escenas más convencionales en las que vemos y escuchamos a Lobo Antunes relacionarse con sus compañeros y con la población local. La película fue, de hecho, rodada en Angola.
“El gobierno y la Armada Angoleña nos proporcionaron una gran ayuda. Estábamos en ciudades muy pequeñas en las que no había ni siquiera un lugar en el que tomarse un café y los actores se tenían que vestír en el hotel. De camino al set se cruzaban con personas que habían combatido contra los portugueses y se quedaban impactadas, aunque al final se daban cuenta de que nada era real”, explica Ferreira.