Cine

Nadine Labaki: "Esta película es mi aportación para la concordia"

La cineasta libanesa, que triunfó con Caramel, acaba de estrenar ¿Y ahora adónde vamos?

5 marzo, 2012 01:00

Hablar sobre temas graves y hacerlo con una sonrisa. Contar lo trágico sin olvidar que también existe su reverso. Esto es lo que ha hecho la libanesa Nadien Labaki con dos películas, Caramel y la recién estrenada ¿Y ahora adónde vamos? y con ello ha logrado una gran resonancia mundial. En España, aquella Caramel tuvo más de doscientos mil espectadores. Y la fórmula se repite en su nuevo título, en el que aborda las brutales diferencias religiosas e ideológicas en su país natal donde Labaki, también actriz, brilla como su estrella más fulgurante y cosmopolita. Se trata de una mujer bellísima, de ojos afilados y mirada que se te clava en las entrañas. La cineasta recibe a El Cultural en el Festival de San Sebastián, adonde ha viajado con su marido, Mouzanar Khaled, quien ha compuesto la, omnipresente, música de la película: "La música forma parte de mi ADN", dice Labaki, que también es una notable cantante como queda claro en el filme. "La música expresa a la perfección el mensaje de unión que plantea la película. Es un lenguaje universal que sirve para derribar fronteras". La música y la comida también son los elementos lúdicos de una película que defiende cosas como los pequeños placeres de la vida y la alegría de vivir.

¿Y ahora adónde vamos? cuenta la historia de un grupo de mujeres de un país árabe (no se cita cuál) que se enfrentan todos los días al dolor de perder a sus seres queridos en funestos conflictos identitarios que Labaki juzga absurdos y dramáticos hasta el paroxismo. Esas mujeres de negro, que se separan entre cristianas y muslmanas cuando entierran a sus hijos o sus maridos pero que lloran las mismas lágrimas, son las protagonistas de una película que quiere ser un contundente canto a la vida como manera de luchar contra el sinsentido de la violencia: "Creo que las mujeres, por el hecho de tener hijos, valoramos más la vida, somos más conscientes de lo que significa una pérdida. Yo me plantée esta película cuando me quedé embarazada coincidiendo con la guerra de 2008. Allí supe que quería otro país para que mi hijo creciera y esta película es mi aportación como cineasta para la concordia. Mi esperanza para el futuro es que las mujeres podamos criar a nuestros hijos con otros valores y así podamos crear una realidad nueva".



El formato que la directora ha elegido para contar su historia es una fábula en la que no se ocultan hechos muy dramáticos pero que quiere ser un canto al optimismo aun en las circunstancias más difíciles y duras. "A mí me resulta muy sencillo pasar de la tragedia a la sonrisa porque es lo que sucede en la vida. Creo que celebrar las cosas maravillosas que hay en este mundo es la mejor manera de defender la vida y dejar al descubierto la pesadilla de la violencia. En Líbano tenemos muchísimos problemas y es duro vivir en un país en el que sabes que en cualquier momento el equilibrio es tan precario que puede saltar por los aires. Si no tuviéramos las canciones, la comida, nuestras fiestas sería literalmente insoportable. No creo que haya nada frívolo en mostrar también cosas ligeras, todo lo contrario", y una vez lo ha dicho mira al periodista de esa manera suya tan intensa y un tanto atemorizante.



Famosísima en su país, donde ha sido desde presentadora de televisión hasta su cineasta más insigne, Labaki es cristiana pero no quiere enfatizar en ninguna diferencia más allá de la nominal: "La gente tiene la absurda manía de odiarse en base a criterios que me resultan incomprensibles. Mi religión es mía y estoy muy feliz con ella pero jamás voy a convertirla en un arma arrojadiza ni en un motivo de disputa. Las personas nos parecemos mucho, da igual de donde seas o lo que creas. En la película utilizo el recurso del humor porque en realidad lo que sucede es un puro disparate. Cuando logras reírte de algo, no lo controlas pero al menos puedes expiarlo de alguna manera. En un país como Líbano, reírse es fundamental si no quieres volverte loco". Y no deja de ser curioso que, a pesar de todo, Labaki todo esto lo cuenta muy seria y muy concentrada.