Estados Unidos, 2007. Intérpretes: Khalid Abdalla, Atossa Leoni, Shaun Tob. Guión: David Benioff (sobre la novela de Khaled Hosseini). Duración: 122 mins.
AHollywood le gustan más las grandes historias con componente étnico que a un tonto un caramelo. Ahora que, tras un nuevo año de Oscars inclinados en este sentido, se intenta resucitar la forma (ya que no la esencia) del viejo Nuevo Hollywood, el de los 60, 70 e incluso primeros 80, siguiendo el ejemplo de las sagas italo-americanas (El Padrino), chino-americanas (Manhattan Sur) y etc, etc, se vuelva a esta fórmula casi infalible, que tiene la particularidad de ofrecer gran espectáculo al tiempo que parece cumplir la vieja máxima de instruir deleitando, mostrando al espectador las costumbres y la historia de pueblos que han pasado a formar parte del crisol americano. En esta tradición hay que situar la vistosa, entretenida y emotiva Cometas en el cielo dirigida por el experto en "grandes relatos" Marc Forster y que narra las desventuras de un joven afgano-americano que debe regresar a su lejana patria, para encontrar allí la redención, el perdón y sus raíces... Para regresar rápidamente a Estados Unidos, desde luego. Más cerca de Los gritos del silencio o Desaparecido, que de las sagas mafiosas de Coppola o Cimino, Cometas… comparte con éstas su gusto por las bodas familiares y los conflictos de clase y raza, que enmarcan la arquetípica peripecia personal del protagonista (su "pecado original" recuerda al del Daniel Auteuil de la perturbadora Caché de Haneke), incluyendo cierta superficial carga de misticismo, subrayada por la música "étnica" de Alberto Iglesias (por la que ha sido nominada a los oscar de este año). La gran virtud del filme es no caer nunca del todo en el sentimentalismo, manteniéndose, como es habitual en Forster, en el límite del melodrama y el panfleto, sin traspasarlo. El estilo es grandilocuente convirtiendo una anécdota minimalista -un concurso de cometas- en una aventura épica, en las antípodas de lo que habría hecho con ella un director "auténtico" (Kiarostami, por citar el más obvio). Pero Cometas… es un ejemplo casi perfecto de las virtudes y defectos de este cine hollywoodiense actual, supuestamente comprometido social y moralmente. A pesar del acierto de hacer hablar a sus personajes en las lenguas del país, y de la presencia de actores orientales (aunque Khalid Abdalla no es ningún desconocido), todo está demasiado calculado para golpear al espectador, demasiado medido para que haya las dosis justas de drama, suspense, crítica social, romance, documento y acción. Incluso, y aquí se ve el plumero, hay un villano identificable (que además de talibán es pedófilo), cuya violenta humillación del protagonista completará la expiación de éste, con aires de fábula moral. Cometas en el cielo es el típico producto de este Hollywood actual, "serio" pero no demasiado. Relevante socialmente, pero tan espectacular y entretenido que uno olvida que si Afganistán pasó siete años bajo la mano de hierro talibán fue gracias a los propios usamericanos, quienes usan hoy películas como ésta para justificar su intervención contra un régimen… que ellos mismos propiciaron.