Image: Joan Guinovart

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Ciencia

Joan Guinovart

“Hay que evitar el colapso de la ciencia española en 2011”

5 febrero, 2010 01:00

El presidente de la COSCE, Joan Guinovart.

La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) está en pie de guerra. Su presidente, Joan Guinovart, director también del IRB Barcelona, habla sobre el revés que ha recibido nuestra ciencia en los nuevos presupuestos

Hay dos frentes que Joan Guinovart (Tarragona, 1947) tiene pendientes para los próximos días: el informe de la COSCE sobre los presupuestos y la nueva Ley de la Ciencia, que el Ministerio de Cristina Garmendia prepara ya para iniciar su recorrido parlamentario. "La COSCE trabajará para que la nueva Ley sea el instrumento de futuro que España necesita", señala Guinovart. Para ello, una comisión del organismo que preside, encabezada por el matemático Juan Luis Vázquez, de la Universidad Autónoma de Madrid, realizará un "seguimiento exhaustivo" del proceso de elaboración.

-Parece que se prepara un "año caliente" para la investigación española. ¿Qué espera de las próximas movilizaciones?
-El sistema español de I+D llegará agotado a finales de año y las acciones de movilización deben servir para mantener alerta a la sociedad y a la comunidad científica a fin de evitar otro recorte adicional a lo largo del año y para lograr recuperar los niveles de inversión de 2008 en los presupuestos de 2011. La movilización social y la atención que los medios han prestado a las inversiones en investigación evidencian que la sociedad española ha comprendido que nuestro futuro como país pasa por alcanzar una economía basada en el conocimiento. La presión social ha permitido suavizar el recorte este año y debe mantenerse para evitar un colapso del sistema en el 2011.

-¿Cree que los recortes presupuestarios atentan contra los principales objetivos del Plan Nacional de I+D+i?
-La vicepresidenta De la Vega dijo en la presentación del Plan Nacional de I+D+i que "el fomento de la I+D+i es una de las grandes prioridades del Gobierno, que renueva y acelera su apuesta por situar a España en el grupo de países punteros del mundo en materia de ciencia y tecnología". Sin embargo, los recortes presupuestarios transmiten exactamente el mensaje contrario: que no lucharemos por esa posición, que abandonamos la apuesta por ser un país avanzado. La peor consecuencia del tijeretazo es que se está dando el mensaje de que España deja de apostar por el conocimiento.

Un mal negocio
-¿Se siente defraudado entonces por un gobierno que abanderó la Ciencia como motor de desarrollo social?
-Lo que ha ocurrido es incomprensible. Después de unos años de apoyo decidido a la Ciencia, el frenazo en seco llega precisamente cuando el contexto ofrecía una magnífica oportunidad para insistir en la apuesta y sacarle rendimiento al esfuerzo realizado. Si para la presidencia europea, el gobierno de España hubiera sostenido alta y firme la bandera de la I+D como base de futuro nadie le hubiera tachado de anodino. Han echado por la borda una de sus mejores bazas y lo más ridículo es que el "ahorro" ha sido bien modesto ¡Qué mal negocio!

-Las grandes publicaciones científicas (como Nature o The Lancet) se han hecho eco de los recortes. ¿Cree que todo esto frenará la tendencia a recibir nuevos talentos?
-Mire, la ciencia es una actividad global y los científicos están en aquellos lugares donde pueden desarrollar sus carreras con garantías de futuro. El recorte creará dudas en aquellos investigadores, españoles o extranjeros, que se planteaban venir a trabajar a España. Así que es urgente recuperar el crédito y generar de nuevo la ilusión; explicar que no hemos abandonado la meta de crear un modelo económico basado en el conocimiento y la innovación, y ofrecer condiciones de trabajo que permitan atraer al talento. Pero eso debe reflejarse en acciones, no basta con negar los recortes. La ciencia tiene un ritmo diferente al de la política. Las inversiones en ciencia tardan más en ser rentables.

Para el catedrático Joan Guinovart, hay dos áreas que bajo ningún concepto deberían estar afectadas por esta situación: las convocatorias competitivas y los proyectos en red. "Son el sustento del sistema público de investigación -explica- y proporcionan los fondos para pagar los salarios de los más jóvenes. Sin embargo, hay que ser conscientes de que el sistema no podrá soportar otro año de recortes sin sufrir daños irreparables. En 2011 habrá que retomar urgentemente un sinnúmero de acciones que ahora han quedado congeladas".

-¿Puede el CSIC aguantar mucho tiempo en la actual situación? ¿Qué papel debe jugar este organismo?
-El sistema no puede permitirse el modelo CSIC por más tiempo. Su transformación en Agencia no ha funcionado. Como ya nos ha enseñado la evolución, los dinosaurios dejaron paso a los mamíferos: más pequeños, más ágiles, flexibles y adaptables. Un organismo como el CSIC, mastodóntico, rígido, centralizado, de estilo funcionarial, debe reformarse para dar lugar a unidades dotadas de autonomía, responsables de sus propias decisiones y con una administración plenamente al servicio del investigador. En España tenemos varios ejemplos de centros de nuevo cuño que han demostrado su capacidad de competir con éxito en el contexto mundial. Estas experiencias deben tenerse muy en cuenta pues ya han demostrado su efectividad.

-¿Qué espera de la nueva Ley de la Ciencia? ¿Podría ser una salida a esta situación?
-Bueno, la Ley de la Ciencia debe ser el instrumento que favorezca el inaplazable cambio de organización del sistema. La Ley actual tiene 25 años y el mundo ha cambiado mucho en este periodo. Los centros de investigación deben aspirar a ser competitivos a nivel mundial. Pero para atraer a los mejores investigadores y estudiantes deben dotarse de unidades de investigación potentes, con plataformas tecnológicas de última generación, con administraciones ágiles y oficinas de transferencia de tecnología que trabajen para la protección y la traslación de los resultados.

-¿Se podría desatascar esta situación potenciando el mecenazgo, como ocurre en otros países avanzados?
-En el contexto actual, el mecenazgo y las donaciones pueden contribuir sustancialmente a complementar los fondos públicos. Eso ya ocurre de forma muy notoria en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. La cantidad de donaciones en los Estados Unidos es colosal y las destinadas a instituciones de educación e investigación ocupan el segundo lugar, sólo por detrás de la religión. Impacta saber que las tres cuartas partes proceden de personas particulares. Hasta muy recientemente las grandes empresas españolas se sentían más inclinadas a patrocinar actividades culturales o deportivas que de investigación. Afortunadamente, en los últimos años estamos viendo cómo la situación va cambiando y tanto fundaciones como donantes están haciendo generosas aportaciones a proyectos científicos, particularmente en lo que se refiere al área de la biomedicina.

-El gobierno tiene una gran responsabilidad en el futuro de nuestros laboratorios pero, ¿y el resto de la sociedad?
-Sobre esto le recordaría que España dejó de aprovechar la revolución industrial del siglo XIX y bien caro que lo hemos pagado. No podemos permitirnos ahora perder el tren de la revolución del conocimiento. La sociedad -como un todo- debe sentirse partícipe de este desafío apoyando y reconociendo la labor de aquellos que contribuyan a llevarlo a cabo: políticos, empresarios, maestros, científicos, filántropos... Es una cuestión de supervivencia.