[caption id="attachment_2041" width="560"] Un momento de Algún día todo esto será tuyo[/caption]
Esta semana he tenido doble ración de humor. Primero, humor negro, tremendista, grotesco, esperpéntico, y luego, humor burro, absurdo, grosero, no apto para mayores. Empecé en Teatro de la Abadía con la tercerca entrega de Crónicas ibéricas de Club Caníbal, y la rematé con Viejóvenes, o sea, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla en directo y llenando La Latina.
No conocía el trabajo de Club Caníbal, a pesar de que ya cuentan con muchos seguidores en Madrid. Algún día todo esto será nuestro es una caricatura teatral del hombre fuerte de El Corte Inglés, Ramón Areces. Una sátira esperpéntica elaborada por tres actores que se multiplican en infinidad de personajes estrafalarios y a los que acompaña un dj en escena.
Algún día todo esto será nuestro pone punto y final a la trilogía Crónicas ibéricas, después Desde aquí veo sucia la plaza y Herederos del ocaso. Escrita y dirigida por Chiqui Carabante, la obra está basada en Biografía de El Corte Inglés, del periodista Javier Cuartas, investigación en torno a Ramón Areces que lo desacredita como fundador del gran negocio y primer propietario de estos grandes almacenes (al parecer, la versión oficial difundida por El Corte Inglés hasta la muerte de Areces).
Carabante ve en este centro comercial un rasgo compartido por los españoles, no sólo porque geográficamente se haya extendido por todo el país, sus campañas de publicidad son un elemento común que han entrado a formar parte del subconsciente patrio. Y encuentra en Areces una figura muy teatral, la de un impostor en busca de leyenda épica, un vanidoso que necesita una causa para no ser borrado por la historia. Su biografía permite al grupo elaborar variaciones estrafalarias y humorísticas ambientadas en la posguerra y la dictadura de nuestro país.
El relato dramático tiene un ritmo medido: reúne una concatenación de escenas ingeniosas, variadas situaciones surrealistas, desmadradas, farsecas, cómicas. Y protagonizadas por tres actores soberbios y fascinantes, que mutan como camaleones sin trampa ni cartón frente a los espectadores. Cómicos, payasos, caricatos, farsantes, mimos, gamberros… casi es un tratado sobre la comicidad lo que nos ofrece este trío de actores, integrado por Vito Sanz, Font García y Juan Vinuesa, sin olvidar la música de Pablo Peña que subraya, ambienta, sugiere…
Bienvenido el esfuerzo de Club Caníbal por recuperar la sátira política en la escena, género ausente de nuestros teatros actuales. Pero, como se sabe, una de las causas fundamentales del éxito de la sátira es que exige que haya algo que atente, aunque sea levemente, contra la vida social. Remontarse a la historia de Ramón Areces, un hombre sepultado hace más de 25 años al que hoy se le recuerda por una fundación que da becas y ayudas a la investigación, le resta fuerza y capacidad de respuesta del público.
Es lo que también le reprocho a Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla en Viejóvenes, que sus bromas “políticas” tengan por objetivo personajes que ya ni están ni se les espera en la palestra pública. Sorprende que dos cómicos como ellos no encuentren a nadie mejor que Ana Botella y Bertín Osborne con la que está cayendo en la actualidad nacional.
Me gusta su humor, por gamberro, burro, juvenil… me gusta el toque surrealista que a veces deslizan, su desmesura, la personalidad de cada uno de ellos… Pero este espectáculo está lejos de sus grandes programas televisivos como La hora chanante o Muchachada nui. Lenta y larga presentación, sketches con poco punch, -me quedo con el del móvil-, insípidos recursos audiovisuales, y pocos buenos chistes. El público, muy joven, entregado.