‘Gangs of London', segunda temporada

‘Gangs of London', segunda temporada

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Segunda temporada de 'Gangs of London': peones, reyes y violencia a raudales

Si te va la acción, esta es tu serie, aunque casi nadie sepa que se ha estrenado porque incomprensiblemente SkyShowtime no le ha dedicado ninguna promoción.

10 agosto, 2024 02:14

La primera temporada de Gangs of London, estrenada en 2020, se coló en buena parte de los tops dedicados a las mejores series del año. En ella, el director Gareth Evans y su operador habitual, Matt Flannery, volvían a sumar esfuerzos para firmar una propuesta sobre la difícil convivencia entre los distintos clanes mafiosos que operan en Londres.

La potencia de la serie emanaba, más que de sus guiones, de la vibrante puesta en escena con la que la pareja creativa había impregnado cada fotograma del díptico The Raid, uno de los grandes actioner de los últimos tiempos. Al igual que en aquellos dos largometrajes rodados en Indonesia, en su proyecto serial los británicos apostaban por construir una dramaturgia que precipitase los acontecimientos hacia impactantes secuencias de acción en las que destacaban la preferencia por las tomas en continuidad, las elaboradas coreografías y la violencia desatada rodada con un naturalismo por momentos atroz.

En ese sentido, la puesta en forma de Evans se hermana con las de Chad Stahelski para John Wick o las de David Leitch para Atómica o Bullet Train, entre otras, si bien el realizador galés es mucho más visceral en la plasmación de las consecuencias del dudoso arte del homicidio. No es casual que ni él ni otros directores de la serie como Xavier Gens o Corin Hardy hayan frecuentado el terror.

Con esos antecedentes sorprende que la segunda temporada de Gangs of London haya quedado relegada a la categoría de fondo de catálogo en el seno de una plataforma como SkyShowtime, que la estrenó de tapadillo, sin ningún tipo de promoción y, lo que es peor, sin acompañarla de la entrega inaugural que, ahora mismo, no se puede ver en nuestro país.

La segunda tanda de ocho episodios fue lanzada en 2022, pero no llegó a España hasta el pasado mes de julio. Ni que decir tiene que su repercusión ha sido nula. En ella, el director Corin Hardy asume las tareas de showrunner y asimila las claves estilísticas de Evans/Flannery, que siguen figurando como creadores de la serie aunque nada hayan tenido que ver en su expansión.

Los acontecimientos arrancan un año después de la muerte de Sean Wallace (Joe Cole). El vacío de poder se ha resuelto de una manera inesperada, con Asif Afridi (Asif Raza Mir) controlando al resto de clanes mafiosos. Para imponer su ley, y habida cuenta de la debilidad de sus competidores, el líder del cartel pakistaní ha incorporado a sus filas a Koba (Waleed Zuaiter), un lugarteniente de origen georgiano, un tipo sin escrúpulos, sádico y pragmático, cuya única misión es reordenar la descabezada red criminal.

Sin duda, el personaje encarnado por Waleed Zuaiter es el gran aliciente de esta nueva entrega. Su rol recuerda a algunos de los papeles que Martin Scorsese le brindó a Joe Pesci, un concentrado de violencia que, en este caso, también destaca por su look estrafalario, con el pelo teñido de rubio, los sombreros borsalino y una ropa llamativamente hortera. El matiz que introducen los guionistas para singularizar a un personaje que parece estar compuesto de una pieza es el de su impía deslealtad.

Al contrario que en otras tradiciones gangsteriles, donde siempre se exhibe un respeto a la familia o al clan, Koba representa la amoralidad absoluta hasta el punto de personificar el que será uno de los grandes dilemas que plantea Gangs of London: la oposición entre poder y familia. Si uno quiere seguir siendo el amo del negocio del crimen hay que renunciar a los lazos de sangre o estos acabarán por estrangularte.

Precisamente, ese será el binomio sobre el que se levanten los conflictos de esta nueva tanda de capítulos. Para ello se opta por retorcer la dramaturgia a la búsqueda de innumerables golpes de efecto. Muertos que no estaban tan muertos, alianzas contra natura que no siempre encuentran justificación y más traiciones que en 'La isla de las tentaciones'.

Eso sí, todo ello al servicio de la acción. De hecho, todos los episodios contienen una deslumbrante set piece en la que los distintos realizadores demuestran haber aprendido las enseñanzas de la pareja Evans/Flannery: el asalto a la casa de Luan (Orli Shuka), capo de la mafia albanesa, en el episodio primero; el tiroteo en la lonja en el segundo, el ataque con un helicóptero escupiendo balas en el tres, ...

Escena de la serie 'Gangs of London'

Escena de la serie 'Gangs of London'

El goce que proporciona Gangs of London procede, sobre todo, de esa suerte de números musicales consagrados a la mortandad. Si los guiones parecen un resumen de partidas antológicas sacadas de un almanaque de ajedrez macabro, la puesta en escena remite a las claves del musical hiperviolento.

Sin ánimo de apuñalarles con spoilers, digamos que la trama se resume, primero, en la búsqueda de un equilibrio de fuerzas que pasa por la reorganización de las distintas familias, que quieren formar una sociedad más igualitaria y no estar a merced de Asif Afridi y su nueva mano derecha.

Hay, además, un desvío argumental que pasa por la supresión de 'Los inversores', un poderoso grupo económico que, en realidad, controla la ciudad y a todos los que operan en ella, mafiosos incluidos. Para recuperar el orden, hay terminar con los viejos esquemas.

A diferencia de la entrega inaugural, aquí los guionistas abusan de los giros de guion, ya sea en forma de muertes inesperadas de personajes relevantes o devolviendo a la vida a un par de cadáveres que no resultan ser tales. En cualquier caso, el espíritu de la temporada queda condensando en la frase de Elliot (Sope Dirisu), aquel policía infiltrado ahora convertido en hit man a sueldo de 'Los inversores', que reza "pawns can be kings". La revolución de los de abajo para derrocar a los de arriba.

Si frecuentaron la primera temporada, lo demás les sonará: Marian Wallace (Michelle Fairley), una lady Macbeth dispuesta incluso a talar su árbol genealógico con tal de conservar el poder, hampones de casi todas las nacionalidades posibles pactando a regañadientes para recuperar sus negocios, traiciones al por mayor y un buffet libre de hostias, tiros y sangre.

En el apartado visual, quedémonos con dos apuntes. El primero está directamente relacionado con el tratamiento de la violencia. En el séptimo episodio, Elliot irrumpe en un lujoso club parisino con la intención de eliminar a sus enemigos, solo que las indicaciones que su contacto le da son incorrectas y no se presenta en la sala VIP adecuada. La confusión da inicio a un enfrentamiento del hombretón contra el mundo, otro tropo marca de la casa.

En un momento dado, Elliot elimina a un miembro de la seguridad del club arrastrando su cabeza con el pie de un micrófono sobre una vidriera rota. Con la garganta rajada, el vigilante exhala su último aliento de vida sobre el suelo, con la cámara reptando alrededor de su cabeza, de manera que la sangre que mana a borbotones de la herida fatal mancha de grana el objetivo.

Escena de la serie 'Gangs of London'

Escena de la serie 'Gangs of London'

La explicitud de la violencia en Gangs of London la acerca a subgéneros como el torture porn y es mucho más naturalista y frontal que la de la mayoría de los éxitos del cine de acción contemporáneo. La palabra sugerencia no figura en el diccionario de los directores. Aquí se trata de detallar lo difícil que es matar a alguien y lo que, a veces, cuesta morirse. Lástima que, en este festín de excesos, la hemoglobina digital se torne un elemento casi paródico y fastidie la función en algún que otro momento.

Precisamente, la secuencia anteriormente referida nos permite reflexionar acerca de la mixtura de influencias que exhibe esta producción para AMC. Si, por un lado, la sangre que mancha la cámara revela su presencia y evidencia el artificio, lo que, paradójicamente, juega en contra del naturalismo de la propuesta, esa misma decisión la acerca al hiperrealismo de determinadosos videojuegos. No es casual que la fuente original de Gangs of London sea la tercera entrega del videojuego The Getaway, a su vez inspirado en clásicos del cine de acción británico como Get Carter (Mike Hodges, 1971). La otra gran influencia es, ya lo hemos dicho, el díptico The Raid.

Si la serie asume algunas pautas dramáticas del juego creado en 2002 por Team Soho, lo interesante, sin embargo, radica en ver cómo adopta algunas formas visuales del gaming. La superación de niveles/pantallas para ir derrotando a diferentes enemigos y acceder al 'monstruo' final o el trabajo con el plano secuencia en relación con esa estética del seguimiento tan propia de los juegos de acción y aventura, como el propio The Getaway o Grand Theft Auto. Aunque aquí no podamos 'manejar' a los personajes, en no pocas secuencias de acción seguimos en tiempo real todos sus movimientos, solo que ahora la velocidad del gesto aumenta exponencialmente.

La herencia del tándem Evans/Flannery queda patente en el episodio final. Ed (Lucian Msamati) y Shannon Dumani (Pippa Bennett-Warner) esperan en un motel, custodiando un alijo de heroína mientras esperan que sus rivales se eliminen unos a otros. Danny (Taye Matthew), el cachorro de la familia, está viendo The Raid en la televisión cuando un grupo de sicarios se presenta para ejecutar a su madre y a su abuelo y recuperar el cargamento.

El asalto coincide con una secuencia casi idéntica del filme de Evans, solo que el director Corin Hardy lo resuelve de manera distinta jugando la baza de la cita metacinematográfica. Cuando el grupo de encapuchados irrumpa en la habitación, no encontrará a nadie. Desde la estancia contigua, Ed y Shannon dispararán a discreción hasta no dejar a nadie en pie. Los tiros en la diégesis se producirán apenas un segundo después de que lo hagan en la película que sigue viéndose en la televisión, como si la balacera de The Raid fuese la señal para poder abrir fuego.

Finalizado el tiroteo, los Dumani se situarán justo por encima de la pantalla de televisión en la que se veía la película, pues han tirado el tabique que separaba ambos espacios, una manera sutil de inscribir a los personajes y a la serie en una tradición que, sin ningún género de dudas, se respetará en una tercera temporada que ya ha sido anunciada. Si les va la acción, Gangs of London es su serie, aunque casi nadie sepa que se ha estrenado. Avisados quedan.

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