El incomodador por Juan Sardá

Homenaje a Josetxo Moreno

29 julio, 2016 10:10

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Josetxo Moreno[/caption]

Esta misma semana se ha conocido una noticia devastadora, la muerte del distribuidor Josetxo Moreno, a la edad de 62 años. Al frente de Golem desde los años 80, la deuda de la cinefilia española con su trabajo es inmensa, probablemente inconmensurable, y ha hecho bien José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, al dedicar su próxima edición a su figura. Cineastas como Lars Von Trier, Michael Haneke o Takeshi Kitano han podido ser vistos y disfrutados por el público español gracias a su tesón de cinéfilo empedernido y no solo ellos, también películas de alto riesgo que lo hubieran tenido muy difícil para llegar a nuestras pantallas.

Hablo de películas que forman parte de mi memoria sentimental y por citar una por año me refiero a filmes como C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005), Después de la boda (Susanne Bier, 2006), Al otro lado (Fatih Akin, 2007), Vals con Bashir (Ari Folman, 2008), Lola (Abuela) (Brillante Mendoza, 2009), El havre (Aki Kaurismäki, 2010), Kiseki (Hirokazu Kore-eda, 2011), Amor (Michael Haneke, 2012), The Grandmaster (Wong Kar-Wai, 2013) o Timbuktu (Abderrahmane Sissako, 2014), que si no se hubieran estrenado sencillamente este sería sencillamente un país más pobre. Y no basta con estrenar, también cuenta la pasión y el coraje con el que se trabaja cada proyecto para que los espectadores se enamoren de la misma película que enamoraba a este entusiasta del cine. Y me refiero también a filmes tan recientes como la trilogía de Miguel Gomes Las mil y unas noches, que se atrevió a exhibir a pesar de que su duración y su condición de tríptico aseguraba un negocio como mínimo difícil, pero Golem siempre ha sido tanto una empresa como una dinamizadora cultural en el más puro sentido de la palabra, tanto en su condición de distribuidor como de exhibidor, con más de 40 pantallas en el norte de España y Madrid que realizan una incalculable labor de difusión del cine mundial. Con la muerte de Moreno, el cine europeo y asiático está de luto. Gracias a su constante dedicación, que nunca fue un cinéfilo de parroquias ni de guetos, hemos podido ver la obra de muchos muchos directores europeos como Robert Guéguidian, Thomas Vinterberg, Aki Karuismäki, Nuri Bilge Ceylan o François Ozon. No por casualidad la mayoría de directores con los que trabajaba Golem repetían a lo largo de los años y la distribuidora mantenía una lealtad a prueba de bombas aunque alguno de sus predilectos se desmarcara con alguna sonora rareza. Su apuesta por el cine asiático fue más allá de las modas y Golem ha vivido éxitos con otro fijo de la casa como el japonés Hirokazu Kore-eda (De tal padre, tal hijo) o el chino Jian Zhang-ke, del que actualmente proyectan su último logro, Más allá de las montañas. Tuve la suerte de conocerle profesionalmente y siempre encontré a un hombre íntegro, trabajador y honrado con una pasión muy honda por el cine que cuando le iba bien y le iba mal siempre tenía la misma actitud de lucha y de sosiego. Era un cinéfilo como se ven pocos en el mundo de la distribución y uno de esos hombres de cine a los que mueve la pura pasión, el veneno de una profesión que puede dar muchas alegrías y también muchos disgustos.Tenía esa seriedad cordial de los navarros, escuchaba las opiniones de los demás y jamás perdía la buena educación ni se perdía en batallas extrañas. Como corresponsal de Screen y hablando con los vendedores de cine extranjeros, siempre percibí el respeto y admiración que despertaba su figura. Era un hombre de fiar. El cine de autor, al que defendió con un ahínco que le hacen merecedor de todos los elogios y honores del sector, fue siempre su única lucha. Y cabe decir que la venció.

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