Gonzalo Celorio es troncal en una literatura que, a su vez, es troncal en las literaturas de lengua española en la actualidad: la mexicana. Ahora vuelve a demostrar su excelencia literaria en Mentideros de la memoria (Tusquets, colección andanzas). Es un libro de recuerdos de gente de la literatura, pero no es un libro sólo para lectores que son escritores y, en cierta manera al menos, se vean retratados, ellos y sus sombras y espejos, en sus páginas, sino para quien quiera aprender de la escritura de Celorio quiénes son en realidad los protagonistas de este libro de excelencias:
Desde Arreola a Borges, la sombra de Jaime Sabines y su hijo, Bryce Echenique, Octavio Paz, Hernán Lara Zabala, Eraclio Zepeda, Juan García Ponce, Pérez Gay, García Márquez en el bar Siqueiros, Belisario Betancur, el gran poeta Luís Rios, Eliseo Alberto, Dulce María Loinaz, Julio Cortázar, Carlos Fuentes… Excelencias todos ellos mismos y en la escritura de Mentideros de la memoria. Para escribir este libro no sólo había que tener muy buena memoria, sino un gran archivo de recuerdos, ordenados y situados todos como en una biblioteca ejemplar y envidiable, porque no son sombrías ni espejos, sino responsables de la misma memoria de la que hace alardes excelentes Gonzalo Celorio, troncal como ya he dicho en la literatura y en la historia de la literatura de lengua española contemporánea.
He leído este libro del ya viejo amigo Celorio con el mismo interés que leí desde los años 80 cada una de sus novelas, llenas también de excelencias y de una memoria excelente. Es un libro delicioso del que, como diría el propio Celorio, he tenido respeto en comenzar a leerlo para terminarlo mucho más tarde de leer cualquier otro de los que caen en mis manos todas las semanas. Y lo he leído con placer, paladeando cada página como si fuera un caramelo con sabor nuevo, como un dulce que no empalaga, como un regalo para mi propia memoria.
Gonzalo Celorio constituye un ejemplo más que sólido de la fuerza de la literatura en lengua española de estos momentos
Lo he leído sin seguir el orden de los capítulos, a lo Rayuela, una novela, por cierto, sobre la que de vez en cuando me preguntan algunos amigos. "Excelente libro de cuentos, el mejor libro de cuentos de Cortázar", contesto; una novela que para Celorio, y no menos para mí, es la excelencia literaria máxima. Celorio se la sabe de memoria y a veces le he oído, más de una vez, recitar como si él fuera su autor todo el capítulo escrito en glíglico por Cortázar.
Conocí personalmente a Gonzalo Celorio en la Feria de Minería de Ciudad de México, en 1981, donde habíamos asistido una turba de escritores españoles de la época de la Transición comandados por Carlos Barral; gente turbadora y escritora a quienes Octavio Paz llamaba "la misma gente", que no le gustaba mucho, aunque a algunos terminó por perdonarnos la vida. Desde entonces hasta hoy, Celorio no ha hecho otra cosa que perseguir, con rigor, elegancia y disciplina, sus excelencias ya demostradas.
Y este libro es epítome de todas esas excelencias a las que me refiero: la finura, la armonía de la escritura, la limpieza del texto, el mismo orden de los recuerdos, los archivos de la vida, sus gustos elevados al máximo, desde la música y el baile flamencos hasta la tauromaquia. Algunos de los recuerdos más vívidos de aquel México de entonces, el de los 70 y 80, se entrelazan, pues, con los de Celorio en el segundo tomo de mis memorias, de modo que leyendo Mentideros de la memoria me he sentido como pez en el agua misma de los protagonistas del libro.
Quienes todavía, esa legión de idiotas, hacen desprecio de la memoria en beneficio del simple entretenimiento en la enseñanza encontrarán aquí, en la escritura excelente de Celorio, en Mentideros de la memoria, un enemigo invencible y activo. Y, sobre todo, envidiable por los cinco costados (el quinto es el alma, lugar al que nos se puede llegar sin tener una memoria excelente, como la que tiene Celorio, por ejemplo). Si a eso añadimos que el novelista es también académico y actor principal de la cultura mexicana, latinoamericana y panhispánica tendremos aquí, en Gonzalo Celorio, un ejemplo más que sólido de la fuerza de la literatura en lengua española de estos momentos.
Repetiré, para acabar, que Mentideros de la memoria es una lección de literatura. Es decir, un curso intensivo de literatura y del mundo cultural mexicano y latinoamericano. Y español, porque Celorio es hispano por los cinco costados (ya lo dije) y ese internacionalismo, de muchas geografías del alma, le confiere al escritor una capacidad, una autoridad y una auctoritas ancha y completa en su personalidad intelectual. Mentideros de la memoria es, por consiguiente, un triunfo de la memoria literaria sobre el olvido al que, por ejemplo Luis Rius, son condenados los maestros que no hicieron ruido, ni bulla, ni nada que no fueran versos de la vida. Envidiable, excelente, libro mayor el de Celorio. Sigan mi consejo. Hay que leerlo. Aprenderán mucho.