Veinte años después de un apocalipsis biológico causado por la mutación de un hongo Cordyceps, los últimos reductos de una humanidad diezmada sobreviven bajo el yugo totalitario de FEDRA en zonas de cuarentena. Joel trabaja de contrabandista en Boston cuando recibe el encargo de la líder de la resistencia armada de sacar de la ciudad a Ellie, una niña de catorce años. Lo que parece un trabajo rutinario, aunque engorroso, se transforma en una misión que podría significar la salvación de la humanidad. Joel y Ellie emprenden un viaje a través de unos Estados Unidos devastados para deparar una cura que podría cambiarlo todo.
Dentro de unos pocos meses se cumplirán diez del lanzamiento original de The Last of Us en PlayStation 3. El impacto que el juego de Naughty Dog causó en la industria del videojuego no puede ser subestimado. Fue un cambio de paradigma. No hay que pecar de adanismo. Por supuesto que el medio había ofrecido narrativas complejas y expansivas con anterioridad, ingeniándoselas para sortear todo tipo de desafíos.
Pero Naughty Dog llegó por entonces a un nivel de madurez técnica que le permitió abordar la fusión de los altísimos valores de producción a los que tan solo un puñado de estudios en el mundo podían acceder con un acercamiento de serie de televisión de prestigio. Estamos hablando de la época de Breaking Bad, Juego de Tronos, Mad Men y House of Cards. De grandes actores interpretando el mejor material dramático que se escribía en ese momento.
['The Last of Us', recreación fidelísima de uno de los videojuegos más celebrados de la historia]
De personajes complejos que podían detallar una evolución natural a lo largo de años. La puntera tecnología de captura de movimientos del estudio californiano otorgaba a los intérpretes todo el arsenal de su talento al que tenían acceso en cine, teatro o televisión. Un drama de alta calidad en forma de videojuego sólido y transformador.
Emisores de historias
Con la serie que en estos momentos está emitiendo HBO en todo el mundo (también en España a través de la plataforma HBO Max) se cierra el círculo. Los videojuegos han dejado de ser un mero receptáculo de propiedades intelectuales generadas en otros medios para convertirse en emisores de historias y personajes más allá de la consola. Las adaptaciones no son un fenómeno nuevo pero quizá sí la forma en que PlayStation ha optado por abordarlas.
La creación del sello PlayStation Productions responde al deseo de poner a los creadores en el puente de mando, buscar colaboradores creativos adecuados que conozcan en profundidad el contenido original y aportar los recursos necesarios para llevar a cabo los diferentes proyectos. Con The Last of Us, esto se ha materializado en la alianza entre Craig Mazin (creador de la excelente Chernobyl, sobre el desastre nuclear de 1986) y Neil Druckmann, guionista y director de los dos juegos que componen por ahora la saga.
Los dos han contado con el talento de Pedro Pascal (The Mandalorian) y Bella Ramsey (Juego de Tronos) para encarnar a Joel y Ellie, pero también con el de muchos artistas que formaron parte del equipo primigenio. Gustavo Santaolalla repite en las partituras y buena parte del elenco del juego tiene papeles secundarios pero de vital importancia, incluidos Troy Barker y Ashley Johnson.
La recepción crítica ha sido unánime. The Last of Us va más allá del título de mejor adaptación de un videojuego de siempre. Sus nueve episodios están cargados de humanidad y realizados con una sensibilidad exquisita. El apoyo de la audiencia también ha sido incontestable, firmando el segundo mejor debut en HBO desde hace trece años. Y en muchos aspectos es solo el comienzo para PlayStation Productions.
Tras la película Uncharted del año pasado, este verano llegará Gran Turismo a las carteleras. Ghost of Tsushima está en el horizonte y también están en desarrollo las series de God of War con Amazon Studios y Horizon con Netflix. Un futuro prometedor para todos los públicos que van a conocer por qué estos mundos y estos personajes han supuesto un auténtico parteaguas cultural.