¿Cómo se ha representado el cuerpo en la historia?
CaixaForum propone en 'La imagen humana' un recorrido por 155 piezas que muestran las distintas maneras en que se ha reflejado el cuerpo en el arte desde la Antigüedad hasta hoy y alrededor del mundo
29 abril, 2021 09:05El culto al cuerpo no solo es una preocupación actual sino que ha sido un tema recurrente en todas las culturas y sociedades. El arte realizado en diferentes geografías y épocas así lo demuestra: bustos, esculturas, monedas y pinturas han inmortalizado diversas maneras de entender la belleza y el cuerpo ideal. Este es, precisamente, el hilo conductor de La imagen humana. Arte, identidades y simbolismo, una exposición que inaugura CaixaForum en Madrid con la colaboración del British Museum de Londres, que ha prestado 145 de las 155 obras que componen la temporal. “Estas piezas nos muestran cómo nos hemos visto los seres humanos a lo largo de la historia”, apunta Elisa Durán, directora de CaixaForum Madrid.
Una de las primeras cosas que se encuentra el visitante al entrar en la sala es un espejo que invita a la autocontemplación y a tomar conciencia de lo que somos y lo que proyectamos. En un mundo gobernado por la imagen la temática nos devuelve el reflejo de cómo hemos sido representados a lo largo del tiempo. Así, la obra más antigua es un cráneo procedente de Jericó, actual Cisjordania, fechado hacia el año 8.000 a.C., mientras que la más actual es una que el artista iraní Parviz Tanavoli hizo en 2016. A través de este amplio espectro de obras que llegan desde los cinco continentes se pueden analizar, precisa Durán, las similitudes y las diferencias que nos unen y separan. Aunque si algo queda claro es que siempre “nos hemos hecho las mismas preguntas como ‘quién soy’ o ‘hasta qué punto las transformaciones nos vienen impuestas’”.
Para el comisario de la exposición, Brendan Moore, “el cuerpo es un vehículo de ideas”, y a través de objetos, esculturas, máscaras, medallas y monedas podemos “comparar cómo se valora la figura en diferentes lugares”. En este sentido, la primera sección, titulada Belleza ideal, nos muestra cómo tanto en la Grecia clásica, la India medieval o el Japón de inicios de la era moderna existe una misma preocupación por el ideal de belleza y “explora la manera en que los artistas lo han representado”. Las manifestaciones varían de una cultura a otra pero, en palabras de Durán, “más allá de la identidad individual está la identidad colectiva en la que hay imágenes que nos representan a todos”.
Si bien es cierto que existen algunas similitudes, no lo es menos que cada comunidad ha representado su ideal de una manera diferente. En este apartado dialogan esculturas romanas y del Antiguo Egipto con pinturas como la Gran odalisca con pantalón a rayas de Henri Matisse o la revisión de Venus en el espejo que hace Koya Abe y en la que retrata a una mujer desnuda frente a un espejo repleta de tatuajes tradicionales japoneses. Cada una de ellas, sostiene el comisario, que ha participado virtualmente en la presentación de la muestra, "refleja normas y creencias de las comunidades donde se crearon”.
Quizá una de las expresiones más directas de la figura sea el retrato, pues en él vemos el rostro de una persona y su posible estado de ánimo en el momento de la captura. El apartado dedicado a ello va decididamente más allá de la mera representación física porque este “puede decir algo de su personalidad y de la vida que se esconde detrás”, apunta Moore. Con piezas del antiguo Perú hasta el Japón del siglo XVIII estas obras reflejan “algo más que un simple rostro”, como demuestran la expresionista Cabeza de Julia de Frank Auerbach, el estudio que Van Dyck hizo de Hubert van den Eynden o el retrato de David Hockney en el que inmortaliza a Henry Geldzahler.
Tampoco faltan los cuerpos sagrados, los cuerpos humanos, semihumanos y deidades en esta exposición. Los rostros de buda, las imágenes de Visnú o las figuras baulés de Costa de Marfil contrastan con la siguiente sección protagonizada por líderes políticos “que han usado su imagen para comunicar poder”. Uno de los ejemplos quizá más claros sea el de Mao Tse Tung, líder comunista chino al que esculpieron miles de estatuillas durante el siglo XX, o los carteles de Indira Ghandi representada como una diosa. Sin embargo, “a veces estos gobernantes pueden acabar mal, como vemos en Pipe Dream, la instalación de Ali Cherri procedente del MACBA, en la que la estatua de un gobernante es desmantelada y dinamitada”, recuerda Moore.
Aunque la exposición deja a un lado la actual obsesión por la imagen y los selfies no se ha olvidado de esos cuerpos transformados “que nos llevan más allá de los límites de la comprensión del cuerpo humano”. En este sentido, vemos una obra de Leonard Baskin en la que “muestra su preocupación por las armas nucleares”, o Recorded Assembly, una pieza en la que Lozano-Hemmer utiliza técnicas biométricas para detectar y registrar los rostros que se detienen ante la obra y solaparlos unos con otros. En definitiva, la muestra nos plantea un recorrido por la figura humana en diferentes épocas y lugares, un tema que se vuelve aún más actual después de haber vivido un confinamiento de varios meses en el que nos hemos comunicado a través de nuestra imagen como nunca.