Un Inéditos sesudo
Inéditos 2017
14 julio, 2017 02:00Pepo Salazar: Belong anywhere. Meat floating job position, 2016
Cada vez son más los concursos de comisariado, tanto en espacios públicos como privados, dirigidos a jóvenes en los inicios de su carrera, Comisart de "la Caixa", las Ayudas Injuve, Se busca comisario de la Comunidad de Madrid, o iniciativas de galerías de arte como Nogueras Blanchard. Todas tienen en común que se presentan mediante convocatoria pública y que la edad de corte oscila entre los 30 y 40 años. Superada esa línea, el comisario independiente se encuentra solo ante el peligro. De entre todos ellos, Inéditos se lleva la palma: alcanza ya las 16 ediciones, publica un catálogo bilingüe y dota a cada exposición de 23.500 € para su montaje (además de los 3000 € de honorarios). Con sus exposiciones, siempre refrescantes, podemos tomarle el pulso a lo que se cuece entre las nuevas generaciones y de paso llevarnos algún nombre nuevo de regalo.Las ganadoras de este año son tres mujeres con tres proyectos con títulos en inglés y con un pie, o los dos, fuera de España (Bárbara Cueto vive en Berlín, donde ha sido cofundadora de Vesselroom Projects, Maite Borjabad en EE.UU, y Beatriz Ortega ha estudiado en la Universidad de Ámsterdam y ya en Madrid ha puesto en marcha el espacio independiente de arte Yaby).
Arkadi Zaides: Capture Practice, 2014
La siguiente parada, Escenografías de poder: del estado de excepción a los espacios de excepción, de Maite Borjabad López-Pastor, es la más compleja de las tres muestras. Tiene mucho que ver con el perfil de arquitecta e investigadora de su autora, comisaria en el Art Institute de Chicago, y requiere mayor especialización del visitante. El ambiente está muy conseguido, la luz tenue y el audio del vídeo de Arkadi Zaides lo invaden todo, y parte de la idea de que el espacio no es algo inocente sino un escenario político donde se dan relaciones de poder. La comisaria ha reunido ejemplos de "espacios de excepción" de nuestra sociedad: lugares de conflicto (la frontera israelí-palestina, el Tribunal de la Haya), controles de seguridad de aeropuertos, embajadas o internet a los que llegamos a través de una selección de obras en las que el contenido político prima sobre lo estético.
La propuesta de Beatriz Ortega sirve de contrapunto a la anterior. En ella priman las formas frente al contenido. La sala es un bosque de pedestales con esculturas, obra gráfica y textil entre las que deambular. Es un proyecto arriesgado, porque el motor aquí son las sensaciones y la experiencia estética, que puede o no gustar, por encima de una tesis perfectamente articulada. Déjense llevar y atención a las obras de Carlos Fernández-Pello (un gurruño de espuma), el tapiz de Sophie Bueno-Boutellier y los retratos de Francesca Ferreri.
@luisaespino4