Image: Pepo Salazar, blanco ruido

Image: Pepo Salazar, blanco ruido

Exposiciones

Pepo Salazar, blanco ruido

Rats live on no evil star

10 julio, 2009 02:00

The loft, 2007

Galería Casado Santapau. Conde de Xiquena, 5. Madrid. Hasta el 25 de julio. De 2.500 a 7.500 Euros

Al fin una individual en Madrid de Pepo Salazar (1972). El vitoriano, artífice de una de las propuestas más potentes del arte español emergente, desembarca con un montaje que es hermana chiquita pero matona de la reciente Walk Among Us del Artium de Vitoria. O sea, una de esas inclasificables organizaciones de ruido plástico -sonoro o no- donde se funden referencias a las vanguardias históricas -quí, dadá y constructivismo-, a las maniobras político-poéticas de corte más rupturista y las expresiones o reflejos de ello en la cultura popular y juvenil, sobre todo en el punk y el rock en general, así como los modos de hedonismo salidos de los suburbios de Occidente desde los años 80. Una tortilla confusa y perfectamente organizada, aglutinada -de tal modo que no siempre se distingue entre lo que va en serio y lo que no- mediante un sentido del humor a medias ácido y entrañable. Como ejemplo, el hecho de que esta muestra consista en un puñado de stills de vídeos, objetos corrientes aunque seleccionados y manipulados y collages fotográficos a partir de imágenes extraídas de internet con los que se reproducen aquellos que hiciera Rodchenko.

Nos referimos a Rats Live On no Evil Star (el palíndromo que sirve como título) como ruido, como interferencia, pues es en la colisión y el espasmo de formas, situaciones y técnicas, donde se posiciona y de lo que a la vez se nutre. Cristales como de escaparate o marquesina cuidadosamente maltratados con ácidos y punta de diamante que dejan su huella en forma de inscripción o graffiti. Latas de cerveza chafadas recubiertas de laca especial para la pintura callejera. Pie de micro y camiseta. La imagen de una antigua estrella porno como base de una sugerente instalación enana. Y fotos, ah, sí, fotos -o lo que sean- de un microuniverso privado donde lo putrefacto, lo orgánico y lo artificial cierran un conjunto que asalta la mirada para provocar una reflexión contagiosa y lúcida sobre el valor más que sobre el significado.