Mateo Maté, camuflaje y control
Paisajes uniformados
19 abril, 2007 02:00Paisaje uniformado 4 (Carlos de Haes), 2007
La intensificación del control en las sociedades del presente es algo que no parece admitir controversia. Mateo Maté (Madrid, 1964) lleva tiempo abordando esta realidad a partir del tratamiento irónico de algunos elementos icónicos, como las banderas o los mapas nacionales que encarnan valores patrióticos, instrumentos ideológicos al fin y al cabo para el control de las masas. Pero el control está directamente asociado al ámbito militar, en la medida en que son las estrategias propias de aquél las que se han aplicado a la sociedad civil. Y dado que uno de los elementos militares por antonomasia es el uniforme, el artista viene a decirnos que los paisajes, y también las personas, se uniforman; todo un síntoma de una deriva sutilmente autoritaria de nuestra sociedad.Este es el argumento de la presente muestra cuyo título, Paisajes uniformados, se concreta en la recreación de distintas pinturas decimonónicas: desde Corot a Carlos de Haes, cuyas formas han sido sustituidas por fragmentos de uniformes de diferentes ejércitos del mundo. Así los paisajes idílicos se convierten en agresivos, haciéndose engañosa su apariencia externa. De ese modo el artista simboliza en esas pinturas históricas una argucia de nuestro tiempo: el camuflaje. Nada es lo que parece; la sociedad ha ido adquiriendo hábitos militares, hábitos de guerra, tanto en lo que respecta a la ocultación como a la violencia. La propia moda ha adoptado ese tipo de estampado militar, lo que constituye todo un síntoma de la interiorización de aquella conducta.
Camuflaje, y por supuesto control. Mediante la cinta que utilizan los museos para delimitar la aproximación a determinadas obras, el artista ha creado una barrera que corta el acceso a buena parte de la exposición, obligando al espectador a transgredirla. En otra de las series, Delirios de grandeza, los rostros de amigos del artista se sobreimpresionan a los de los protagonistas de diferentes filmes bélicos. Es la parte más débil de la muestra, tanto desde el punto de vista formal como conceptual; por el contrario la instalación en la que se recrea una sala de estar, tratada con la tela militar de camuflaje: Thanksgiving turkey, y en donde el espectador es invitado a escuchar en el televisor la receta que un alter ego del general Patton ofrece del tradicional plato del Día de Acción de Gracias delante de una desmesurada bandera norteamericana, resulta muy incisiva y constituye una verdadera síntesis argumental al aunar todos los conceptos que el artista pone en escena en este trabajo: autoritarismo, camuflaje y control.