Apunten bien los nombres de June Crespo y Teresa Solar Abboud porque son las dos únicas artistas españolas contemporáneas que nos encontramos entre los 213 creadores que viajarán este año a la 59.º Bienal de Venecia. La cita, que se celebrará del 23 de abril al 27 de noviembre, cuenta con la dirección artística de Cecilia Alemani, directora de High Line Art, que tiene “la intención de dar voz a los artistas para crear proyectos únicos que reflejen sus visiones y nuestra sociedad”, ha comentado en rueda de prensa.
Con ese objetivo en mente las dos escultoras preparan las obras con las que desembarcarán en la ciudad italiana. Además, otras cuatro artistas, ya fallecidas, amplían la nómina de españolas que participan en la exposición central: las pintoras surrealistas Maruja Mallo (Vivero, 1912 - Madrid, 1995) y Remedios Varo (Anglés, 1908 - Ciudad de México, 1963) y las artistas y mediums Josefa Tolrá (Cabrils, 1880-1959) y Georgina Houghton (Las Palmas de Gran Canaria, 1814 - Londres, 1884).
June Crespo (Pamplona, 1982) ha experimentado en sus esculturas con todo tipo de materiales. Los ha fundido, alterado, doblado y mezclado con piezas de textil (vaqueros, camisas y mochilas incluidos), flores, revistas y últimamente, fotos propias. A finales de 2020 el Museo Artium de Vitoria organizó su individual más ambiciosa hasta el momento y la Fundación María José Jove ha publicado la primera monografía dedicada a su trabajo.
Teresa Solar Abboud (Madrid, 1985) se ha ganado el aplauso de la crítica nacional desde que su trabajo destacara en la ya lejana edición de Generaciones 2012, así como fuera de España, de la mano de la comisaria Chus Martínez con una exposición en Der Tank, en Basilea, y en TBA21. También ha participado en el SkülpturenPark de Colonia y en la Bienal de Liverpool de 2020, comisariada por Manuela Moscoso. Con una obra que pivota entre lo audiovisual y lo escultórico, Solar interpela al espectador con nuevas preguntas.
Entre lo onírico y lo humano
La cita veneciana, que tuvo que ser pospuesta como consecuencia del coronavirus, se plantea como un viaje entre lo humano y lo onírico y, según ha avanzado Alemani, tendrá un formato híbrido, contará con 213 artistas de 58 países y habrá 1.433 obras y objetos en exposición.
La exposición central tendrá lugar en el Pabellón Central y en el Arsenale, donde 180 de los creadores participan por primera vez. The Milk of the Dreams es el título que Alemani ha tomado prestado de un libro de Leonora Carrington para esta muestra. En él, “la artista surrealista describe un mundo mágico donde la vida es constantemente repensada a través del prisma de la imaginación. Es un mundo donde todos pueden cambiar, transformarse, convertirse en algo o en alguien más”. En este sentido, la exposición “toma a las criaturas del otro mundo de Carrington, junto con otras figuras, como acompañantes en un viaje imaginario a través de las metamorfosis del cuerpo y las definiciones de la humanidad”, destaca Alemani.
La idea de esta exposición ha surgido de muchas conversaciones mantenidas con diferentes artistas en los últimos años. Las cuestiones que afloraban estaban relacionadas con un momento como este en el que la supervivencia está amenazada. ¿Cómo está cambiando la definición de lo humano? ¿Qué constituye la vida y qué diferencia a las plantas y los animales, los humanos y los no humanos? ¿Cuáles son nuestras responsabilidades hacia el planeta, otras personas y otras formas de vida? ¿Y cómo sería la vida sin nosotros? Estas han sido algunas de las preguntas que Alemani lanzó para que los artistas las tomaran como referencia o fuente de inspiración.
La relación con la tecnología
Entre los temas que invitan a la reflexión se encuentran el de la relación entre individuos y tecnologías, y si las máquinas pueden suplantar a los hombres, un debate que "se ha intensificado con la pandemia, cuando las sociedades se han visto enjauladas detrás de pantallas de dispositivos electrónicos", ha argumentado la comisaria italiana.
Alemani también ha afirmado que a medida que los visitantes recorren la exposición en el Pabellón Central y la Corderie, se encuentran con cinco secciones históricas más pequeñas: constelaciones en miniatura de obras de arte, objetos encontrados y documentos, agrupados para explorar algunos temas clave. “Concebidas como cápsulas del tiempo, estas muestras dentro de la muestra brindan herramientas adicionales de investigación e introspección, tejiendo una red de referencias y ecos que vinculan obras de arte del pasado, incluidos importantes préstamos de museos y selecciones no convencionales, con las piezas de artistas contemporáneos en el espacio circundante”.
En este sentido, este “enfoque transhistórico rastrea los parentescos y las afinidades entre los métodos y las prácticas artísticas, incluso a través de generaciones, para crear nuevas capas de significado y unir el presente y el pasado. Lo que emerge es una narrativa histórica que no se construye en torno a sistemas de herencia directa o conflicto, sino en torno a formas de simbiosis, solidaridad y hermandad”.
El presidente de la Bienal de Venecia, Roberto Cicutto, ha indicado que la muestra de Alemani “imagina nuevas armonías, hasta ahora convivencias impensables y soluciones sorprendentes precisamente porque se alejan del antropocentrismo. Un viaje al final del cual no hay perdedores, pero donde se gestan nuevas alianzas, generadas por un diálogo entre diferentes seres con todos los elementos naturales que nuestro planeta nos presenta”. De esta manera, “los compañeros de viaje de los artistas provienen de mundos muy diferentes. Cecilia nos dice que hay una mayoría de mujeres artistas y sujetos no binarios, una elección que apoyo porque refleja la riqueza de la fuerza creativa de nuestro tiempo”, ha concluido.
Por otro lado, Cicutto ha hecho hincapié en que la República de Camerún, Namibia, Nepal, Omán y Uganda participarán por primera vez mientras que Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán tendrán un pabellón propio, algo que nunca antes había ocurrido.
Además, en 2021 la Bienal de Venecia lanzó un plan para reconsiderar todas sus actividades en torno a principios reconocidos y consolidados de sostenibilidad ambiental. Para el año 2022, la meta es extender el logro de la certificación de “carbono neutralidad” que se obtuvo en 2021.