Miguel Marina, el pintor que se reinterpreta a sí mismo y vuelve permanente lo efímero
El artista presenta en la madrileña galería The Goma su tercera individual en la que la pintura se compone de grafías expresionistas que componen los lienzos.
14 mayo, 2024 01:08Lo efímero que se transforma en permanente, lo anecdótico en esencial o el gesto intuitivo o distraído que deviene grafos (gráphein), escritura, conforma el lenguaje pictórico que inventa Miguel Marina (Madrid, 1989).
Sus morfemas como garabatos libres que parecen realizados por niños o pájaros, casi no se tocan, como las copas de los árboles, formando una ágil celosía de colores y sonidos que bailan en el viento. Como el óleo titulado The Blue Bird Sings, 2024 (a la izquierda, en la imagen que ilustra esta reseña), que parece el rastro de un pájaro azul que se emborrona con la tierra y el sol.
Marina nos lleva de la mano a Cy Twombly (Lexington, Estados Unidos, 1928 - Roma, 2011), un pintor estadounidense que trabajó grandes formatos a base de trazos y caligrafías influenciado por el expresionismo gestual de Franz Kline y Robert Motherwell, así como el primitivismo del arte tribal.
Aun a riesgo de parecer redundante y ensimismado, Marina continua su investigación pictórica en una sólida carrera, después de ganar el Premio ARCO 2024 de la Comunidad de Madrid, el Premio Injuve 2019 o ser becado en BilbaoArte en 2019 o en la Real Academia de España en Roma en 2017.
En su tercera exposición individual en la madrileña galería The Goma, A Sticky Situation alude en sus títulos a materiales naturales como la leche, la miel y la madera, en relatos sencillos pero cargados de lirismo.
Pocos lienzos, pero de gran formato, los que vemos en Dr. Fourquet, pinturas que se versionan a sí mismas en diferentes gamas cromáticas, donde el gesto y el color, el binomio estrella de la austeridad minimal, se descubren una y otra vez, espontáneos y frescos, nuevos, como la primera vez.