Claude Monet: 'Impresión, Sol naciente', 1872 (detalle). © Musée Marmottan Monet / Studio Christian Baraja SLB / © RMN-Grand Palais

Claude Monet: 'Impresión, Sol naciente', 1872 (detalle). © Musée Marmottan Monet / Studio Christian Baraja SLB / © RMN-Grand Palais

Arte

Así nació el Impresionismo: un viaje al París artístico de 1874 y al movimiento que rompió con la academia

La exposición, abierta en el Musée d'Orsay de París hasta el 14 de julio, recorre uno de los movimientos más relevantes en el nacimiento del arte moderno. 

2 mayo, 2024 02:50

París 1874. Inventar el Impresionismo está literalmente concebida como un viaje en el tiempo. En ella se presentan en confrontación tanto la muestra que supuso el inicio del Impresionismo como la oficial del Salón de las Artes, ambas celebradas en París y en el mismo año, 1874, junto a un amplio conjunto de piezas y materiales documentales. 

La exposición está organizada en 11 secciones temáticas, en las que se han reunido 157 obras y documentos de archivos: 89 pinturas, 7 esculturas y 53 obras de artes gráficas.

En referencia a la primera, se presentan unas 130 obras de los 31 artistas que estuvieron allí presentes, y de los cuales sólo siete alcanzaron un reconocimiento y renombre universal como “impresionistas”: Camille Pissarro, Edgar Degas, Paul Cézanne, Alfred Sisley, Claude Monet, Berthe Morisot y Auguste Renoir.

Paul Cézanne: 'Una Olimpia moderna', 1873-1874.

Paul Cézanne: 'Una Olimpia moderna', 1873-1874. © Musée d’Orsay. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt

En aquella época se vivía en Francia el flujo traumático producido por la guerra con Prusia que tuvo lugar en 1870, y la revuelta de la Comuna en 1871.

En ese ambiente, un grupo de artistas que había constituido a finales de 1860 una “Sociedad anónima de los pintores, escultores, grabadores, etc.”, impulsó un proyecto expositivo centrado en la libertad artística y en confrontación con los planteamientos oficialistas de los salones que se presentaban anualmente.

La libertad artística y la confrontación con los planteamientos oficialistas de los Salones impulsaron el grupo

Caracterizada como una exposición independiente y ecléctica, sus objetivos se situaban en “pintar el presente” y en “exponer por sí mismo”, y tuvo su comienzo el 15 de abril de 1874. Con esos criterios y planteamientos se reunieron 200 obras seleccionadas por los propios artistas, sin intervención de jurado ni de marchantes de arte. Entre ellas, estaban tres obras de Renoir, dos de Degas y una de Monet.

La pintura que allí se presentó de Claude Monet, que podemos ver también ahora en esta muestra: Impression, soleil levant [Impresión, sol naciente] (1872), tiene una relevancia especial y no sólo por su impresionante calidad con los reflejos de las aguas surcadas por naves y el despuntar del sol rojizo. La cuestión es si su nombre se puede considerar la primera referencia de lo que se llamaría Impresionismo.

Édouard Manet: 'La vía del tren', 1873.

Édouard Manet: 'La vía del tren', 1873. National Gallery of Art, Washington / © RMN-Grand Palais

Según se puntualiza en el montaje, parece que su título inspiró al crítico y también pintor Louis Leroy a formular el término “impresionista”, de manera sarcástica, en referencia a esa nueva pintura.

Pero aparte de ese acontecimiento concreto –el término se popularizaría luego–, el cuadro de Monet pasó casi desapercibido en 1874 y no encontraría un eco importante hasta los inicios del siglo XX.

[Génesis del Impresionismo]

Poco después la “Sociedad anónima” se disolvió, pero la afirmación de independencia artística abrió todo un horizonte con varias muestras públicas. Tras dos exposiciones en 1874 y 1876, en la tercera, que tuvo lugar en 1877, se proclaman por primera y única vez “impresionistas”, y de ahí su denominación: “La exposición de los impresionistas”.

Se planteaba así el nacimiento de un nuevo movimiento artístico. En ella se reunieron 245 obras de 18 artistas, entre los cuales había dos mujeres: Berthe Morisot y la Marquesa de Randures, una amiga de Degas. También publicaron un periódico con ese título.

Camille Pissarro: 'Mañana de junio. Pontoise', 1873.

Camille Pissarro: 'Mañana de junio. Pontoise', 1873. Staatliche Kunsthalle / © RMN-Grand Palais

Por su excepcional calidad y por la intensidad con la que se visualizaba en ella la celebración de la vida moderna, fue esta la exposición que alcanzó un más intenso eco impresionista, si bien tras ella siguieron, hasta 1886, otras cinco en la misma línea de planteamientos, aunque ninguna tendría la fuerza de un manifiesto referencial.

En todo caso, estos artistas profundamente individualistas y reacios a las teorías colectivas siguieron en todo momento abriendo nuevas maneras de ver y de pintar el mundo presente.

Eva Gonzalès: 'Un palco en el teatro de los italianos',  1874.

Eva Gonzalès: 'Un palco en el teatro de los italianos', 1874. © Musée d’Orsay. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt

En ese proceso, que implica el despertar del Impresionismo, se sitúan dos secciones en esta exposición de un interés especial. Una con el rótulo “La vida moderna como motivo”, en la que podemos apreciar en las obras reunidas los ecos de la urbanización que entonces tenía lugar.

Y la otra, “La escuela del aire libre”, que nos lleva a la relevancia de la búsqueda y la sensación de la naturaleza, de los ambientes vegetales y los paisajes abiertos. Todo ello configura el horizonte del Impresionismo, esa voluntad de transmitir sin dictámenes academicistas la experiencia artística de los espacios cambiantes de la vida: la sensación interior, la impresión dentro de lo que está fuera.