Isabel Muñoz baila en el mar de Japón
La presencia del plástico en los mares es una de las preocupaciones de Isabel Muñoz
Debajo del agua. Allí nos lleva la fotógrafa Isabel Muñoz en la instalación inmersiva que ha creado para el stand de El Mundo en ARCO. Con sus poéticas instantáneas denuncia la presencia de plástico en nuestros mares.
Fuera del cubo cuelgan las fotografías de estos bailarines japoneses. “Se le llama baile pero realmente es un movimiento sociopolítico que habla de los individuos y profundiza en la parte más interna y misteriosa de cada uno de ellos. Sus fundadores vivieron la guerra y lo que vino después. Esta forma de expresión nació no solo como protesta sino como ruptura con todo lo anterior”, dice la fotógrafa. Entonces era algo rompedor pero hoy en día “está desapareciendo porque la sociedad ya no lo necesita”. Entre estos trabajos se cuela una pieza interactiva que empieza a moverse cuando detecta el movimiento de un espectador que se acerca. Se trata de la mujer árbol que va perdiendo las ramas hasta convertirse en Eva.
Papel de acuarela
Dos imágenes que forman parte de la serie realizada en Japón
Este último viaje por Japón duró algo más de 20 días. Iba con las ideas claras y, por eso, la elección de las platinotipias no es casual. Muñoz es una de las grandes expertas en esta técnica de revelado. Aunque su coste es alto y conlleva tiempo, a la fotógrafa le permite controlar todo el proceso. El papel de acuarela que utiliza no es fotosensible de modo que requiere de una mezcla química con la que pintarlo para colocar, después, el negativo del mismo tamaño que la fotografía final. No hay ampliación de las imágenes sino que se imprime en el cuarto oscuro por contacto. La textura y la sensualidad que ofrece “no lo tiene el baritado, que es mucho más frío”, asegura. Es algo que también le aporta el blanco y negro, una forma de distanciamiento, de atemporalidad: “He descubierto el color gracias al trabajo en platino. Antes me parecía demasiado real”. Por eso, en esta serie de imágenes juega con unos tonos que no son reales sino “oníricos” y van en sintonía con el uso de “luces y sombras” que hacen estos intérpretes. Isabel Muñoz es una antropóloga que usa su cámara a modo de pincel. Su trabajo se acerca al fotoperiodismo, pues a ambos les tiene que mover el “poder comunicar”. Es cierto, incide, que “no se puede abarcar todo pero cuando tomé conciencia de la presencia del plástico en los mares lo tuve que abordar”. La artista cree que si no es capaz de emocionar o de que el espectador ponga el punto final a la obra, aunque sea con repulsa, es culpa suya. Porque ella es una contadora de historias que busca captar la atención del espectador y si consigue que éste reflexione, aunque no sea de manera inmediata, habrá alcanzado su meta: “Dar voz a quienes no la tienen porque una historia que no se cuenta es una historia que no existe”. @scamarzana