Image: Día a día con Dalí

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Arte

Día a día con Dalí

6 mayo, 2004 02:00

Dalí con Ignacio Gómez de Liaño en el patio del Teatro-Museo de Figueras, el 12 de septiembre de 1978

Espigamos el diario que el filósofo Ignacio Gómez de Liaño publica en Siruela con el título de El camino de Dalí,
un diario íntimo de los años en los que trató al genio: "Parecía el monarca de una baraja de Alicia en el país de las maravillas".

Martes, 11 VII, 1978. A las ocho y media llegamos a la casa de Dalí. [...] Dalí llevaba casaca verde, pantalones blancos, unas florecillas sobre la oreja derecha, bastón con empuñadura de oro -que representaba una náyade- y los ojos muy abiertos de lagarto. Parecía el monarca de una baraja de Alicia en el país de las maravillas o de un carnaval decadente.

Sábado, 16 IX, 1978. Una pareja de periodistas catalanes había solicitado una entrevista para la revista "Oro y hora", que Dalí les concedió en el patio del museo, en castellano, pues se empeñó en que me sentase a su derecha, ya que, como dijo, "estaba bajo la influencia de Ignacio Gómez de Liaño"... El periodista, con barba negra y gafas, era una personita discreta, al parecer artista, mitad respetuoso, mitad audaz, como se requería. Dalí invocó a Velázquez:
-Cuando todo el mundo conozca a Velázquez, todo el mundo se sentirá reconciliado.
-Cocteau dijo que, en caso de incendio en el Prado, salvaría el fuego y yo repliqué que el aire... que hay en la habitación de Las Meninas... Cocteau reconoció que le había ganado con mi respuesta...
-Yo no sé si he influido en otros, pero a mí me han influido muchos. Ahora estoy bajo la influencia de Ignacio Gómez de Liaño.
-La mujer no es un animal y de hecho muchos hombres no han necesitado mujer, como los místicos, para producir obras imperecederas...
-Velázquez, Vermeer y Rafael son mis pintores preferidos... Leonardo nunca terminó nada.

Sábado, 19 IX, 1981. Dalí quiso que hablásemos a solas. Subimos por diferentes niveles escalonados hasta llegar al dormitorio. Gala, Robert y Antonio se quedaron sentados en la escalera que, al igual que el suelo del dormitorio, está cubierta con una estera de esparto. Dalí se sentó en un sillón, y Arturo trajo otro para mí. Podíamos ver delante, entre la muselina de las cortinas estreabiertas, el mar de la bahía. Más allá de la ventana se hacía notar un precioso biombo de gran tamaño, pintado por Dalí. [...] A la derecha un gran arco de ladrillo comunica a través de una puertecita con el baño; antes hubo allí una chimenea, lo que daba mucha intimidad a ese rincón. A nuestra izquierda, sobre un armario, se veían reproducciones de Rafael. Dalí estaba a gusto, pero no podía evitar el movimiento del brazo derecho causado por la enfermedad. Hablamos de Raimundo Lulio, la memoria, el cáncer, la cuarta dimensión, los politopos, los fosfenos.
-Hasta ahora grandes químicos se han hecho grandes físicos -dijo-; espero que llegue el momento en que ocurra a la inversa, que grandes físicos se hagan grandes químicos.
-El cáncer -dijo en otro momento- representa, no algo malo, sino el principio de un nuevo comportamiento en los organismos.

Domingo, 1 XI, 1981 . El viernes va Dalí a Barcelona a que le hagan una revisión médica. El otro día estuvo hojeando con Antonio un libro sobre Mariano Benlliure y le decía que los toros de Benlliure se parecen a las fulanas de las Ramblas y las mujeres que pinta a toros en la plaza con las banderillas. últimamente, suplicó a Gala:
-Si yo me muero, hazte española, hazte española.
Pero ella a veces amenaza con que mete los cuadros en un camión y se va a Rusia, donde todavía tiene familia.

Lunes, 4 X, 1982. Hace unos días Dalí preguntó a Descharnes, cuando éste le enumeraba los bienes que tenía que ceder para llegar al acuerdo:
-¿Y me quedará dinero o rentas para vivir a ritmo de hotel Meurice?
¡A ritmo de hotel Meurice! Más que patético, resulta cómico.

Lunes, 21 II, 1983. Ayer estuve en casa de Ana María. Dice que ya ha "cumplido su misión", que no es otra sino la defensa de su familia y la reivindicación de su hermano según era antes de 1929.
Antonio me contó que una vez Marcel Duchamp fue a hacer una visita a Dalí. Duchamp tenía un grano que se tocaba. Dalí le pregunta qué hace. Duchamp responde.
-Nada. Sólo juego al ajedrez.
-¿Y ganas?
-Sí, gano todas, casi todas las veces.
Duchamp se revienta entonces el grano, y Dalí lo interpreta como expresión de su "vanidad y orgullo reprimidos".

Jueves, 13 VI, 1985. Madrid. Me ha llamado Antonio Pitxot. Dalí está ahora obsesionado con que se hable de él en los medios de comunicación. Con el alcalde Tierno está a partir un piñón.

Lunes, 23 I, 1989. Hoy, a las diez y cuarto, falleció Salvador Dalí. No por prevista me ha impresionado menos su muerte. Me dedicaré esta tarde a leer cosas de Dalí y sobre Dalí. [...] Dormiré en Cadaqués.