El actor Daniel Brühl presenta en España Un paseo por Barcelona, su primer libro. Foto: Gerald von Foris
El actor catalán de origen alemán presenta en España 'Un paseo por Barcelona' (Ediciones Urano), su primera incursión en la literatura y un canto a su ciudad natal
Qué simpático Daniel Brühl, que sugiere acompañar la lectura de su primer libro,
Un día en Barcelona, con un tinto de verano ("sin pasarte, con dos cubitos de hielo"). Ese tono primaveral y desenfadado es el que empapa este paseo suyo por la ciudad en la que nació y a la que defiende incluso en sus imperfecciones en
un volumen a medio camino entre la biografía, el recorrido sentimental y el libro de viajes que en España lanza Ediciones Urano. En sus referencias, de Hemingway a Piqué. A todos nos sorprendió cuando descubrimos en la década pasada que el encantador protagonista de la alemana
Good Bye Lenin! (2003) había nacido en España. Desde entonces, lo hemos visto convertirse en uno de los rostros más conocidos del cine europeo, trabajar en varias producciones españolas (
Salvador,
Eva) e iniciar una carrera en Hollywood (con ejemplos como
Malditos Bastardos y
Rush, que se estrena en septiembre). Pero él quiere seguir vinculado a sus raíces y al hoy sacudido cine del viejo continente, que también defiende. Con sus luces y sus sombras, como las tiene Barcelona.
Pregunta.- Reconoce en el libro que siempre había tenido un impulso narrativo y se le nota en las referencias que ha sido buen lector. ¿Qué le animó a escribir este relato sobre Barcelona?
Respuesta.- Al principio hubo interés por parte de dos editoriales que me pidieron que escribiera algo de esta ciudad. Me sentí muy orgulloso de que hubiese ese interés y acepté la oferta de la editorial alemana. Entonces
empecé a decir por ahí que sí, que era un autor, y a sentirme importante. Pero enseguida me dije, ay, mierda, ¿Y de qué voy a escribir? Hay tantos libros magníficos sobre Barcelona... Opté por hacer algo ligero, no pretencioso y también personal. Cuando regresé a la ciudad me di cuenta de que lo que más me gustaba hacer era caminar por sus calles y decidí contar un paseo que descubriera los rincones que más me fascinan, la gente que he conocido en estos años, cosas de mi familia y mi relación con la ciudad. Escribir sobre esto me salía solo, así que perdí el miedo a la literatura.
P.- ¿Tanto como para continuar avanzando en su faceta de escritor?
R.- No, le tengo mucho respeto al oficio y
no sé si podría llegar a ser un buen autor. Pero siempre he tenido interés por la escritura. Escribía cositas de pequeño y hace dos años firmé un guión, pero no había tenido coraje de hacerlo hasta ahora, fue la editorial la que me impulsó y me dio confianza. El libro ha funcionado muy bien en Alemania y ahora tengo otra idea relacionada también con España, pero no sé cuándo podré llevarla a cabo porque voy a estar muy liado actuando. Cuando terminé
Un día en Barcelona y me puse a repasarlo me di cuenta de que había estado dos o tres años con él. ¡Madre mía!
P.- Advierte al comienzo del libro que no quiere dar una imagen turística a lo
Vicky Cristina Barcelona y, es cierto, también habla de aspectos negativos de la ciudad. Sin embargo, al final siempre sale a defenderla a capa y espada.
R.- Siempre he defendido Barcelona, siempre me ha encantado con todas sus imperfecciones. Es como las relaciones con los seres humanos, me gustan sus defectos y sus fallos. Son esos contrastes los que me atraen. Barcelona no es una ciudad perfecta ni tan bella como otras, pero es preciosa también en sus rincones muy oscuros, es un lugar de sol y de sombra. No es que encuentre tan horrible la película de Woody Allen, pero sí ofrece una impresión sesgada, muy para americanos, la muestra como la ciudad de la luz, de Gaudí... eso está bien, pero a mí me gusta su lado oscuro y peligroso.
P.- Regenta un bar de tapas en Berlín. ¿Está muy estereotipada la imagen que se tiene allí de los españoles?
R.- Ahora con la crisis están llegando muchos jóvenes españoles a Alemania, lo notamos mucho en el bar, y hay un intercambio mayor que antaño que va en contra de ese estereotipo. El bar era un sueño mío desde hacía mucho tiempo y hace tres años tuve una sintonía con un colega y lo montamos. A día de hoy funciona muy bien y
me siento feliz de poder ofrecer cultura española a los alemanes, pero no sólo con las tapas, porque también vemos allí los partidos de liga y celebramos alguna exposición. Estoy contento de que el libro, que ha funcionado bien en Alemania, haya contribuido también a ir contra los tópicos, a mostrar otras facetas de Barcelona. Es muy bonito cuando mis amigos catalanes me mandan una foto de alguien que fue a su bar porque había leído mi libro y había seguido mis pasos por la ciudad.
P.- Usted es casi el prototipo de actor europeo, conoce bien la cinematografía de varios países del continente. ¿Cómo nos está yendo con la crisis? En su caso, hay una mayor inclinación hacia el cine norteamericano, ¿Se debe a la mala coyuntura económica?
R.- He tenido mucha suerte estos dos últimos años. He podido trabajar con Ron Howard en una producción sobre Niki Lauda, que llegará en septiembre y que será un gran estreno y luego, gracias a esa película, tuve la suerte de hacer otra sobre Wikileaks [interpreta a Daniel Domscheit-Berg, la mano derecha de Assange en la película de Bill Condon].
He entrado en el cine americano sin que haya sido una necesidad por mi parte y es interesante también trabajar allí. Pero yo siempre voy a seguir trabajando en Europa, que es de donde soy y de donde me siento. Es cierto que es un mal momento para financiar películas aquí, los recortes están siendo terribles, también en cultura, pero quiero ser optimista.
P.- ¿En qué sentido?
R.- En el de que veo que
un momento tan grave puede significar que se van a contar otras historias más profundas e intensas, creo que veremos un cine más político y social. Es algo que de momento, por desgracia, no está ocurriendo en Alemania, donde abundan las comedias porque se tiende a pensar que el público quiere ir al cine a reírse. Lo de comedia alemana es una paradoja, ¿no? Porque no podemos presumir de ser muy graciosos. Sin embargo, se hacen y luego no se ven en ningún sitio porque el resto del mundo no se ríe con el humor alemán. El cine que me interesa cada vez lo tiene más difícil en Alemania, pero veo cosas interesantes y de calidad en España y en Francia.
P.- Pero ha bajado mucho la cantidad de producciones, el sector está muy vapuleado en el caso español.
R.- Es cierto, con todos los problemas que hay no sé cuántas películas se podrán realizar. Lo que está pasando en España me indigna mucho.
Leo en la prensa alemana todo lo que sucede con los políticos y entiendo la rabia de la gente joven, que se siente engañada porque no hay transparencia y porque la posición de la mayoría de los políticos no es suficiente. No son capaces de aclarar la situación y no admiten el enorme grado de corrupción que ha habido. Y encima esperan que todo el mundo siga viviendo sin trabajo ni seguridad ni futuro gracias a que ellos se han estado aprovechando durante mucho tiempo. No sé cuándo España va a empezar a mejorar, en el cine y en todo lo demás, pero quiero creer en lo que leo, en los que dicen que hay que tener confianza en este país,
quiero pensar que pronto empezarán a invertir de nuevo allí, porque es una nación llena de posibilidades.