Wimbledon 2022 va a ser la edición más especial del Grand Slam en años. Debía serlo por la cancelación de 2020 y la ausencia parcial de público en 2021, pero el veto a los jugadores rusos y bielorrusos y la reacción de la ATP/WTA dejando el torneo sin puntos para el ránking lo ha puesto en el foco de la polémica. La organización se ha tenido que proteger ante las posibles ausencias de tenistas aumentando sus premios económicos, pero también contra un posible boicot en forma de ciberataque desde Rusia.
La decisión impuesta por el Gobierno británico, además de provocar un precedente para la historia del tenis, ha incrementado la tensión entre Reino Unido y Vladimir Putin. La seguridad informática de Wimbledon, encargada a la prestigiosa compañía IBM, ha establecido unos protocolos para evitar ataques del grupo de piratas informáticos Fancy Bears. Cabe recordar que la Agencia Mundial Antidopaje y la FIFA ya se vieron afectadas por un ciberataque tras el escándalo del dopaje de estado.
Mientras tanto, un tenista que consiga llegar hasta la primera ronda del torneo podrá embolsarse 50.000 libras esterlinas. Si bien no cambiará demasiado el premio del ganador de Wimbledon, que está por encima de los dos millones tanto en el cuadro masculino como el femenino, la organización ha aumentado el prize money total hasta los más de 40 millones de libras para atraer a todos aquellos que tenían dudas sobre si estar el 27 de junio en el All England Tennis Club de Londres.
La seguridad comprometida
En la organización hay un nerviosismo palpable por lo que pueda pasar durante el torneo. El veto ha aumentado las preocupaciones sobre los ataques cibernéticos por lo sucedido en el pasado. Tienen presente que los piratas informáticos rusos atacaron a varias organizaciones deportivas después de que sus deportistas fueran excluidos de las competiciones en 2016 por el dopaje de estado ruso. Paliaron las consecuencias con este hackeo y al menos consiguieron que compitieran sin bandera.
Aunque la decisión de que no haya tenistas rusos y bielorrusos la anunció el mismo torneo, es algo que viene impuesto por las más altas instancias del Gobierno de Boris Johnson. El presidente británico ya sacó a Roman Abramovich del Chelsea, así como hizo que el automovilismo de Reino Unido prohibiera la participación de cualquier equipo o piloto de estos países. Cuando Wimbledon anunció el veto, se dijo que se quería evitar una foto que pudiera ser utilizada como propaganda.
Todo este ambiente ha provocado que la amenaza cibernética sea una realidad. Fancy Bears lleva bastante tiempo sin aparecer públicamente para apuntarse algún hackeo trascendental, pero es conocido que están siendo partícipes del conflicto en Ucrania. Fueron los encargados del robo de información a la AMA donde aparecía el nombre de Rafa Nadal por unos medicamentos que fueron autorizados por el organismo mundial de la lucha contra el dopaje.
IBM está preparado para cualquier tipo de amenaza. La empresa se encarga de toda la tecnología que se utiliza para todos los puntajes, resultados, programación y estadísticas, pero han redoblado la seguridad para impedir cualquier alteración o inclusión de un mensaje subliminal durante el torneo. Utilizarán una inteligencia artificial llamada 'QRadar Advisor with Watson' que, hasta ahora, ha sido infranqueable ante cualquier ataque cibernético.
Dinero contra puntos
El aumento de los premios totales significa que el prize money de Wimbledon supera los 40 millones de libras esterlinas por primera vez. Representa casi un aumento del 6% con respecto a los 38 millones de 2019. Es la comparación más justa posible porque fue el último con el 100% de capacidad de espectadores antes de la pandemia. El regreso del público al completo y los derechos de televisión de un día adicional que tradicionalmente era de descanso compensarán los ingresos.
Aún así, el premio para los campeones masculinos y femeninos bajará casi un 15% con respecto a 2019. Wimbledon seguirá siendo el torneo que más dinero da al tenista que levanta el título entre los Grand Slam con los 2,35 millones de euros: el US Open da 2,3 millones, Roland Garros da 2,2 millones y el Open de Australia 1,9 millones. Un jugador que pase por la fase clasificatoria ya se llevará 11.000 libras esterlinas para su casa.
Habrá que ver si eso consuela a Novak Djokovic, líder de las quejas contra Wimbledon por el veto a los tenistas rusos y bielorrusos. "Este año voy a perder 4.000 puntos por decisiones políticas", sentenciaba el jugador serbio que ganó el abierto británico en 2021. Esta cifra viene también de su campeonato en el Open de Australia del año pasado, que no pudo defender después de ser expulsado del país por no estar vacunado de Covid-19.
Por ahora, el serbio ha confirmado su asistencia, así como Rafa Nadal intentará apurar sus opciones de estar tras la intervención para paliar los dolores en su pie. Daniil Medvedev, el número dos del mundo, que será dentro de poco el uno por esta pérdida de puntos de Djokovic, no podrá asistir por el veto, así como tenistas importantes como Aryna Sabalenka o Daria Kasatkina. De momento, el miedo en Reino Unido es real.
[Más información: La Agencia Mundial Antidopaje da la cara por Nadal: su defensa ante el acoso del ciclismo francés]