Cosme Prenafeta ha sido condenado a dos años de prisión tras haber sido declarados como probados los abusos sexuales que se le imputaban sobre dos de sus jugadoras. El ahora entrenador e histórico jugador del voleibol español ha recibido esta mala noticia después de se haya resuelto por fin la causa de la que era protagonista.
El técnico fue denunciado por dos jugadoras que le acusaban de haber sido besadas y manoseadas. Una de ellas afirmaba que Cosme se había excedido tanto en el trato que incluso llegó a tocarla las nalgas sin su consentimiento en repetidas ocasiones. Una situación que terminó con la denuncia de estas jugadoras y que se ha resuelto con una condena de dos años de cárcel.
Prenafeta es un histórico del voleibol en España ya que está considerado como uno de los mejores jugadores las últimas décadas en el equipo nacional. Después decidió dar el salto a los banquillos. El sitio en el que más brilló como profesional Cosme fue en el Club Voleibol Almería. Ha sido precisamente una jueza de esta localidad andaluza la que ha confirmado las penas que pesan sobre el exjugador y que suman un total de dos años de prisión tal y como se ha confirmado ahora.
[Denuncian al último coordinador del fútbol base del FC Barcelona por abusos a menores]
EFE ha informado sobre dicha sentencia por besar a estas dos jugadoras y por realizar tocamientos sobre una de ellas, todo ello sin su consentimiento. Unos comportamientos que demostrarían los excesos del histórico jugador en su relación como técnico y que han quedado probado para la jueza.
Estos hechos se produjeron el 28 de diciembre del año 2020 cuando el técnico organizó una comida de Navidad en su domicilio. A dicho evento acudieron todas las jugadoras del equipo. La celebración se alargó hasta la tarde. Y a las 18:00 horas, solo quedaron en el domicilio tanto Cosme como las dos integrantes de la plantilla agredidas.
Así fueron los hechos
La comida dio paso a una sobremesa subida de tono tal y como se puede comprobar en la sentencia: "Consumieron bebidas alcohólicas y participaron en un juego que consistía en realizarse preguntas de índole sexual y beber chupitos de alcohol". Fue en ese momento cuando Cosme se excedió con sus jugadoras "con ánimo de satisfacer sus deseos lúbricos". Entonces, decidió coger a una de las chicas y tras agarrarla por el cuello le dio un beso en la boca que "duró varios segundos".
En ese momento, la jugadora intentó apartarse y empujar a Prenafeta con sus brazos, algo que la jueza ha considerado ahora probado. Este primer suceso aconteció cuando la otra chica que se había quedado en el domicilio de su entrenador permanecía en el baño. Cuando regresó, también intentó acercarse a ella hasta en tres ocasiones diferentes: en la cocina, en la terraza y en una habitación. Su finalidad era besarla en el cuello y en la boca. Y en uno de esos intentos también le agarró sus nalgas poniendo a la joven en una situación muy comprometida.
[El hockey sobre hielo en Canadá: de una religión a un cortijo de abusos sexuales en grupo]
La juez considera que "estos hechos se produjeron sin el consentimiento de las víctimas, sufriendo ambas una sintomatología ansioso depresiva a consecuencia de los hechos descritos". Según el fallo, el propio Prenafeta había dicho en el juicio que tanto él como las dos jugadoras habían estado bebiendo doce botellines de cerveza en la cocina sin que el resto de jugadoras les vieran, ya que eran las únicas integrantes del equipo mayores de edad. Y afirmó haberlas besado con su consentimiento "en un ambiente distendido con música".
Las víctimas niegan en todo momento esta circunstancia. Además, afirman que la idea del juego de índole sexual fue del entrenador y que ellas se alternaban para ir al baño como "vía de escape ante un ambiente oscuro". Añadieron que tras salir de la casa les pidió que no contaran a nadie lo ocurrido, y que al salir a la calle "empezaron a llorar las dos por lo que acababa de pasar".
La juez de Almería acepta la postura de la Fiscalía y del abogado de una de las víctimas, Leo Marfil, y concluye que "el relato expuesto por los tres en el acto del juicio oral es parcialmente coincidente, pues el acusado reconoció expresamente haber besado en la boca a las dos chicas". La única nota discordante se registra en el consentimiento.
Sobre el acusado pesan ahora penas de un año de prisión por cada uno de los dos delitos de abuso sexual por los que ha sido condenado, por los que también se le imponen sendas órdenes de alejamiento de 200 metros durante tres años y el pago de indemnizaciones de 3.000 euros a cada una de las perjudicadas.