Mientras los confines de Europa se contraen a medida que occidente resucita la guerra fría en un intento por parte de la OTAN de acorralar a Rusia, Bernie Ecclestone, a contracorriente, desafía la geopolítica mundial. El mundial de Fórmula 1 empujará los límites de la vieja Europa hasta el Mar Caspio situando en la remota península de Absheron un Gran Premio que pocos años atrás se disputaba en Valencia a casi ocho horas de avión o 5.500 Kms de distancia por carretera entre ambas sedes.
A Ecclestone le gusta conquistar y en su día ya rompió el telón de acero llevando a uno de los máximos exponentes del capitalismo absoluto como es la Fórmula 1 a una Hungría integrada en el Pacto de Varsovia.
Mr. E no entiende de regímenes o políticas, mucho menos aún de los informes de Amnistía Internacional sobre los derechos humanos en la tierra del fuego. Pero sí entiende de dinero, perfectamente, y el gobierno de Azerbaiyán está decidido a poner su país en el mapa a cualquier precio, bien sea como sponsor oficial del Atlético de Madrid, hospedando el Festival de Eurovision, como sede de los Juegos Europeos en 2015 o a través de un mega-evento mundial como es la Fórmula 1.
Fernando Alonso, en calidad de embajador, lleva promocionando alrededor del mundo una carrera que pretende sorprender positivamente y una vez de vuelta en Baku asegura que “la pista tiene un aspecto increíble”, presumiendo tras recorrer la ciudad en bicicleta que la carrera será entre “esquinas estrechas, calles sinuosas y casi todo a gran velocidad”.
A pesar de ser un circuito urbano, la pista de Baku atesora una parte rapidísima que recorre la ciudad nueva. Acelerador a fondo durante casi el 64% de cada vuelta sometiendo a las unidades de potencia a un esfuerzo extra como consecuencia del ‘índice de tortuosidad’ del circuito que Magneti Marelli fija en 111, un resultado mínimo respecto a los dos Grandes Premios precedentes, pues Canadá arrojaba un valor de 344 y Montecarlo de 740.
Los datos arrojados por la electrónica italiana no son los más favorables al equipo del ‘embajador’ Alonso, que se verá obligado al enésimo milagro si quiere estar entre los diez primeros como consecuencia de las deficiencias del propulsor Honda.
La parte rápida, como si de una gran autopista se tratase, cuenta con secciones de pista de hasta 13 metros que dan paso a curvas más estrechas que las del propio Monte-Carlo. Así sucede en el tramo entre la curva 7 y 8 donde habrá un embudo de poco más de 7 metros que tiene como muro de contención la torre de la muralla de un casco histórico Patrimonio de la Humanidad.
Una pesadilla para los equipos
Los equipos temen las novedades porque a estas no les preceden montañas de datos que analizar en sus superordenadores para preparar la configuración de los monoplazas. Azerbaiyán está generando más de un dolor de cabeza a los ingenieros debido a la novedad del trazado y los retos que este plantea para elegir la puesta a punto de los monoplazas, lo que obliga a un delicado compromiso técnico que determinará el resultado del domingo.
Las 20 curvas de la segunda pista más larga del Mundial no son un impedimento para que Baku sea el circuito urbano más rápido del mundo. Este aspecto no debería ser un problema viniendo de Melbourne. La dificultad, de hecho, llega cuando los bólidos entran en la sección del casco histórico, pues de golpe los coches con poco alerón se enfrentarán a un asfalto deslizante y esquinas tipo Mónaco.
El reto para equipos y pilotos será obtener un monoplaza equilibrado que valga para Monza y Monte-Carlo a la vez sin perder tiempo en ninguna de las dos partes, lo que supone el gran reto que el Gran Premio de Europa más asiático jamas celebrado.
Coincidencias de la vida, hace 33 años que el primer motor turbo conquistó su primera victoria en la Fórmula 1 precisamente en un Gran Premio de Europa, aunque aquel se disputó en 1983 en Brands Hatch. Por cierto, aquella carrera la ganó Nelson Piquet a bordo de un Brabham BT52 BMW, equipo propiedad de un tal Bernie Ecclestone.
Sainz y Vettel ‘locos’ por correr en Baku
A parte de los contractuales elogios de Fernando Alonso, quienes no ven la hora de tomar la salida son Carlos Sainz y Sebastian Vettel que llegan ultra-motivados a esta cita.
El español quiere confirmar su crecimiento aprovechando la salida del equipo de Verstappen tras afirmar que “la atmósfera en el equipo ha mejorado” toda vez que desde “desde el GP de España he empezado a tener menos mala suerte” y, de hecho, ha conseguido puntuar en todas las carreras.
Sainz quiere seguir creciendo para tener una opción en un equipo grande en 2017 ahora que el camino a Red Bull está vetado y de cara a Bakú deja clara su motivación: “No veo la hora de correr”.
Por su parte, el cuatro veces campeón del mundo Sebastian Vettel avisa de que “si todo va bien el sábado, el domingo todo es más fácil”. Ferrari debe confirmar las palabras de un motivado Vettel, que rozó la victoria en Montreal y está convencido de que “a Ferrari no se le ha olvidado ganar”.