Casi por accidente, y nunca mejor dicho, Fernando Alonso ha sido uno de los impulsores más importantes de la revolución que en pos de la seguridad está llevando a cabo la FIA en su ambición por eliminar el riesgo inherente a la máxima competición del automóvil que tiene a la Fórmula 1 como su máximo exponente.
En 2015, durante los primeros test invernales del nuevo equipo surgido por la fusión del talento de Alonso, la necesidad de McLaren y la ambición de Honda, el piloto español sufrió un extraño pero intenso accidente que truncó su pretemporada haciéndole pasar más días en el hospital que a bordo de su nuevo monoplaza. La singularidad de aquel accidente llevó a la FIA a darse cuenta de la necesidad de poder adquirir una mayor información sobre el impacto real que sufría el cuerpo del piloto que la detallada telemetría del vehículo no podía ofrecer.
Los coches de Fórmula 1 son máquinas donde nada queda al azar y cada elemento, movimiento, temperatura, motor, recorrido de suspensiones y dinámica del comportamiento son recogidas por cientos de sensores que dan a conocer hasta el más mínimo aspecto de la dinámica de la máquina. Lo que la precisa telemetría no podía explicar fue como Fernando Alonso podía haber perdido el conocimiento en un impacto que a primera vista no hubiera tenido que dejar la más mínima secuela al piloto.
Tras este incidente, la FIA instauró en los monoplazas la microcámara que dimos a conocer en EL ESPAÑOL con el fin de monitorizar en cada momento la cabeza y parte superior del cuerpo del piloto que es la más expuesta y menos protegida.
Los datos del terrible accidente de Alonso al descubierto
Con el arranque del Mundial, Fernando Alonso sufrió uno de los accidentes más espectaculares y peligrosos que se recuerdan desde el trágico suceso en el que Jules Bianchi perdió la vida en Japón. Durante esta semana, la FIA ha dado a conocer el estudio que recopila todos los datos que explican la dinámica y la intensidad del accidente sufrido en la curva tres del circuito de Melbourne.
La cámara que se hizo indispensable tras el accidente de Alonso en la pista española en 2015 ha sido decisiva para proporcionar respuestas sobre el accidente del asturiano. Los datos de la telemetría se han cruzado con las secuencias de 400 frases por segundo en alta definición que ayudan a explicar y comprender mejor el movimiento del cuerpo, la deformación del cuello y parte superior del piloto ante una colisión que supuso un pico máximo sobre Fernando Alonso de 46G a la escalofriante velocidad de 305 Km/h.
Los datos del coche, las imágenes de la cámara y los acelerómetros montados en en los auriculares que llevan en los oídos todos los pilotos, han permitido la primera recreación multidimensional de la historia de la Fórmula 1.
La cabeza del piloto español golpeó por dos veces contra las protecciones del ‘reposacabezas’ de su monoplaza diseñado para amortiguar los impactos más duros del casco, mientras que tras golpear al Haas de Esteban Gutierrez se dirigía hacia la vía de fuga con una deceleración lateral de 46G frenándose contras las barreras dando vueltas de campana que completaron los 540 grados. El asturiano logró salir milagrosamente por su propio pie de un McLaren-Honda que había quedado volcado contra las barreras tras una deceleración final de 20G.
El piloto biónico del futuro
La seguridad de los monoplazas junto con los nuevos elementos de recopilación de datos enseñan cómo la tecnología hoy implantada en muchos ámbitos de la vida cotidiana pueden ser determinantes para averiguar la formula de la máxima seguridad que salve la vida de los pilotos del mañana ante casi cualquier eventualidad.
Cada ves más personas alrededor del mundo usan algún tipo de medidor de actividad física, ya sea a través de un reloj inteligente, de una pulsera o un pequeño dispositivo en el bolsillo. Los teléfonos de última generación registran los pasos y las escaleras que subidos cada día completando un registro electrónico de la actividad, calorías, ritmo cardíaco y un largo etcétera.
Paseando por la quinta avenida de Nueva York, el escaparate de Ralph Laurent exhibe camisetas de gimnasia que integran sensores que registran nuestra respiración más profunda, los pasos que damos, los peldaños que subimos y las calorías que gastamos en nuestro entrenamiento. Empresas como Athos nos traen el futuro con ropa que permite conocer el balance y la descripción en tiempo real en nuestro teléfono de músculos que actúan en cada ejercicio con el fin de mejorar nuestra técnica y calcular la precisión de cada actividad.
La Fórmula 1 pretende llevar el control del piloto aprovechando todos estos avances hacia un nuevo nivel de comprensión y conocimiento a través de sensores que registren el ritmo cardiaco, el calor corporal y hasta el sudor que desprenden al pilotar a más de 300 Km/h sobre las tortuosas pistas del mundial.
El interés de la FIA es tal que están preparando un prototipo para finales de año con el fin de acelerar la investigación e incorporar estos sensores a los pilotos la próxima temporada como así ha explicado Laurent Medies responsable del Global Institute for Motor Sport Safety: ”Espero que seamos capaces de poner algo en un piloto antes del final de la temporada, al menos en un test”.
La experiencia servirá para que “los datos biométricos nos ayuden a evaluar las condiciones del conductor antes, en el momento y después del choque, en cuanto a las condiciones de rescate se refiere”.
Vigilando al piloto biométrico la Federación pretende usar el halo como soporte de un mayor número de microcámaras de alta resolución que no pierdan de vista ningún ángulo del piloto en todo momento mientras que este pilotando a bordo de su monoplaza.