España vio hace poco más de un mes su peor actuación en un Mundial de natación en este siglo XXI. Solo el waterpolo salvó la cara del país recuperando la corona mundial tras 21 años fuera del trono. Desde este jueves, los 38 españoles que componen la selección que acude al Campeonato de Europa de Roma 22 buscará mejorar esa versión. Allí, después de un largo letargo tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Mireia Belmonte vuelve a un gran campeonato con el objetivo de empezar la carrera hasta París 2024.
El objetivo de la mejor nadadora española de la historia es llegar a esa cita con las mejores sensaciones del pasado. Los problemas que sufre en el hombro y que le han restado capacidades poco a poco van quedando atrás. Así lo demostró en la última sesión del Campeonato de España Open donde ganó el 200 metros estilos con una marca de 2:14.77. Ese registro no le daba para tener una mínima para el Europeo, pero la técnica ha hecho una excepción en la reglamentación para incluirla en esta competición.
No obstante, la edad no perdona en natación. A sus 31 años podía marcharse más que satisfecha, su currículo ya rebosaba. Tras Tokio 2020 todo apuntaba a su adiós. Además, la separación con Fred Vergnoux parecía la puntilla. Pero a comienzos de año se plantó en el CAR de Sant Cugat y acordó con su nuevo técnico, Olaf Wildeboer, no machacarse para conseguir el reto de acudir a su quinta cita olímpica y, quién sabe, la medalla número cinco. Todos los caminos conducen a Roma, pero el de Mireia hacia París comienza allí.
Con cuatro medallas olímpicas y un oro para el recuerdo en los 200 metros mariposa de Rio 2016, nadie duda que Mireia ya está entre las grandes leyendas del deporte español. Pero su lesión crónica en los hombros se fue acentuando con el tiempo y apenas conseguía acercarse al nivel de marcas de una campeona olímpica. Mireia seguía manteniendo el tirón mediático de una estrella nacional, pero en la práctica no conseguía encontrarse en la piscina.
Belmonte no ha vuelto a subir a un podio de un gran campeonato desde 2017, cuando logró tres medallas en el Mundial de natación de Hungría. Si Mireia consigue esa mínima olímpica y clasificarse para París en una forma óptima, sería una medalla particular. El programa para los campeonatos de Europa pasará por competir en 200 y 400 estilos, 100 y 200 mariposa y 400 libre. Renuncia al fondo por centrarse en la velocidad. La primera de las pruebas es en la que más opciones tiene.
Menos desgaste
Ese programa que ha acordado con Wildeboer tiene una razón de ser: esquivar el dolor. Por eso no ha acudido a muchas citas. Ahora entiende que es el momento para regresar a la actividad y empezar a medir su nivel contra la élite europea, antes de hacerlo con la mundial. En Tokio no estuvo tan lejos de esa ansiada medalla. Rozó el bronce en los 400 estilos, a solo 23 centésimas de una tercera posición que seguramente hubiera cambiado su futuro.
Mireia es ambiciosa y lo ha demostrado durante toda su carrera. Ahora lo vuelve a hacer: con 33 años quiere volver a estar en unos Juegos Olímpicos. Para conseguirlo, se enfrenta a su propio ocaso. Sus marcas en este 2022 están lejos de lo que Belmonte podía dar. En el pasado Open de Primavera solo pudo ser sexta en ese mismo 400 estilos. La catalana llevaba venciendo en esta prueba desde 2007. Quedó fuera de la final del 400 metros libres siendo 19ª de las eliminatorias. Fue 44ª en el 100 metros mariposa y renunció a los 200 metros mariposa.
Parece que el hecho de reconsiderar la distancia funcionó el pasado mes de julio en el Campeonato de España Open. Su triunfo en los 200 metros estilos le sacó, de entrada, una sonrisa al acabar la prueba. Volver a ver a la catalana feliz ya es otro paso para volver a ver su mejor nivel. La próxima vez que se la vuelva a ver en la piscina será el sábado 13 en los 400 estilos. Al día siguiente tendrá los 100 mariposa. El lunes 15 llegará el plato fuerte con la prueba en la que mejor ha rendido.
Lo que tiene claro es que este 2022 no será un año para andar con prisas, sino para dar pasos firmes en su retorno a lo más alto. No será ninguna decepción que salga de Roma sin medalla. Lo importante es que se vea al nivel de las mejores, lleve sus marcas a un plano más competitivo y no sufra dolores. Mireia sabe que en España hay muchos que piensan que sus años de gloria ya pasaron. Esa presión ya no le afecta como lo hacía antes. Ahora solo pelea contra sí misma.
La mano de Titley
En eso también quiere trabajar Ben Titley, fichaje rutilante de la Real Federación Española de Natación. Es el artífice de que la natación canadiense sea puntera ahora con Penny Oleksiak, campeona olímpica en Río 2016, o Summer McIntosh, de 15 años y llamada a ser si mantiene su progresión una de las estrella de París 2024. Tanto Wildeboer en Sant Cugat como el británico están cuidando la mente de una Mireia que sufrió en el pasado problemas en este sentido.
Titley se unió al organigrama de la RFEN el pasado mes de marzo como nuevo head coach. Tras la salida de Fred Vergnoux, la federación comenzó un proceso de renovación de sus estructuras con nombres de gran calado en el mundo de la natación como el director deportivo Luis Villanueva, el director nacional de rendimiento Sean Kelly y por el director nacional de programas Ricardo Barreda. Todos ellos tomaron la decisión de que Mireia vaya a Roma 2022 sin marca.