El deporte español buscará en Tokio 2020 mejorar los resultados de Rio 2016. Y no es fácil, pues en los JJOO de la última edición se cosechó una cifra positiva gracias a 17 metales. España ganó oros en tenis dobles o bádminton, platas en baloncesto y taekwondo, y bronces en natación o mountain bike. Una cifra idéntica a la cosechada en Londres 2012, pero que mejoraba el número de oros -siete frente a cuatro- con respecto a dicha cita. En Tokio, la edición más rara y complicada de los últimos años, el reto es mantener la racha. El tope de 22 de Barcelona 1992, eso sí, se ve muy lejos.
La cita que se vivirá este verano será extraña y, como viene sucediendo en todos los eventos deportivos de los últimos meses, estará marcada por la estrategia sanitaria. Tokio y el COI aún tienen que confirmar las diferentes normas de conducta para convivir en la Villa Olímpica y competir en los Juegos. Sin embargo, a falta de publicar la última actualización, se da por hecho que las restricciones serán notables. Controles constantes a los deportistas, limitación de movimientos para evitar contagios y prohibición de algunos momentos de desconexión que pueden acabar pasando factura a los participantes.
Además, a ello hay que sumarle la posible ausencia de público. La organización no ha mostrado una total claridad respecto al aforo que habrá y se ha pasado de dejar en el aire que no habría público, a dejar el límite en 10.000 espectadores con entrada. Una decisión que llegará en función de los datos sanitarios que viva el territorio nipón el próximo 23 de julio. Y, a todos estos condicionantes, les sigue el hecho de haber tenido que pasar por una preparación complicada para la cita en plena pandemia de coronavirus.
España viajará con todo. Con la necesidad de reinventarse ante las retiradas de Joel González o Carlos Coloma, dos bronces en Rio; Ruth Beitia, oro en 2016, o la ausencia de Cristian Toro, compañero de Craviotto en K2 200 metros que también logró llevarse el oro más pesado. Y con la obligación de dar nuevos nombres tras las bajas -más allá de la polémica de Jesús Tortosa, que aspiraba a medalla- y renuncias confirmadas. Pero lo hará tras un proceso de vacunación que ya está en su última fase y que ronda la totalidad de vacunados.
La lista de renuncias
España no podrá contar con su gran estandarte. Y no es otro que Rafael Nadal, que decidió hace unos días perderse tanto Wimbledon como los Juegos Olímpicos. El balear ya había dejado en el aire su participación en la cita de Tokio 2020 y, tras pasar por torneos como Roland Garros, decidió hacer oficial su decisión. Un golpe para las aspiraciones españolas, pues el mejor tenista de su historia se veía como un metal prácticamente asegurado en el tenis olímpico.
El de Manacor, en un comunicado doloroso de hacer público por la importancia de su renuncia, subrayó que se trataba de una "decisión que nunca resulta fácil de tomar". "Tras escuchar mi cuerpo y hablar con mi equipo entiendo que es la decisión acertada con el objetivo de alargar mi carrera deportiva", explicó en esa nota oficial. Por lo tanto, su medalla de oro en Rio -junto a Marc López en dobles-, no será una de las posibles de repetir en Tokio.
De igual manera, tampoco viajará otro tenista como Roberto Bautista, cuya renuncia también va vinculada a un calendario en el tenis que ha pasado factura a más de uno. Y, como ellos, los golfistas Sergio García y Rafa Cabrera Bello, que por "motivos personales", ha explicado la Federación, no estarán presentes. En el caso de García, en un comunicado ha aclarado que su "prioridad deportiva" es la Ryder Cup y no los Juegos.
Y en disciplinas como el remo, Rodrigo Conde ha decidido no acudir. En su caso, también explicado en un comunicado, por motivos de salud. El remero de 23 años, que fue campeón del mundo sub23 junto a Manel Balastegui, tenía que perder cerca de nueve kilos para poder participar. El trabajo para alcanzar el peso estaba teniendo tal influencia psicológica que su decisión final ha sido renunciar. "Hubo veces que bajaba el peso con deshidrataciones muy poco saludables", llegó a relatar en un vídeo de redes sociales.
Las lesiones más duras
La plantilla española contaba con otro nombre claro para optar a las medallas. Y concretamente a la de oro. Carolina Marín, referente del bádminton en todo el mundo, se vio obligada a renunciar a los Juegos Olímpicos por lesión. La onubense, tras unas dudas iniciales, pasó por quirófano el pasado mes de junio y decía adiós a su participación. "La ilusión que teníamos era enorme", aseguró Marín tras anunciar su imposible presencia en Tokio.
Bruno Hortelano, uno de los grandes velocistas de los últimos años, también aspiraba a poder dar la sorpresa en Tokio. Sin embargo, las lesiones de los últimos meses, la preparación y la falta de potencia física le llevaron a ausentarse de los Juegos. Recientemente, por medio de su agencia de representación, dejó claro que "esta temporada, y tras la ardua y delicada recuperación física, no ha habido tiempo para realizar trabajo específico para ser competitivo en 200 metros". Por ello, optaron por fijar sus objetivos en ganar en 2022.
Y también la salud ha apartado a Kevin López, campeón de España en 1.500 metros, tuvo que despedirse de Tokio en las últimas semanas pese a tener la marca mínima acreditada. Un edema óseo en el pubis le venía complicando su desarrollo estos meses pasados. "No decidí parar, me obligó a hacerlo la lesión", espetó un López que aspiraba a participar por tercera vez en una cita olímpica.
Pese a todo ello, la esperanza en la plantilla olímpica es amplia. Después del aplazamiento del año pasado, de los tiempos de pandemia y de las complicaciones para llegar al evento, la motivación será alta. Por ejemplo, España se va posicionando favorita entre las selecciones de baloncesto tras la convocatoria de Scariolo. En su lista no está Mirotic, quien esta temporada ha pasado duros momentos personales y optará por cuidar ese aspecto en verano. Y en duda está Ricky Rubio, que hace semanas destacó que el no haber podido estar con su familia también influía. La femenina, igualmente, también quiere sumar otra medalla.
A todas estas disciplinas se suman nombres para la esperanza como Paula Badosa en tenis, o Hugo González, dando guerra en natación, y regresos como el de Mireia Belmonte, que será una de las abanderadas junto a Craviotto u Orlando Ortega, que prevé llegar al 100% a Tokio. O incluso la incansable Lydia Valentín, siempre atenta a las medallas, como una Maialen Chourraut que se llevó el oro en K1 de eslalon de piragüismo. Y eso sin olvidar a un Jon Rahm que, tras hacer historia, que poner la guinda a su salto mortal en el golf. Los Juegos comenzarán en un mes, pero en los deportistas españoles el camino se inició hace tiempo con un reto mayúsculo.
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