Luis Rubiales, al juez sobre su beso a Jenni Hermoso: "Ella se fue muerta de risa y dándome dos cachetes"
EL ESPAÑOL accede en exclusiva a la declaración del expresidente de la RFEF en la Audiencia Nacional: "Sucedió tan natural como cuando te toca la Lotería o se acaba la guerra de Ucrania o ganas un Mundial".
4 octubre, 2023 02:23Fueron 54 minutos y 36 segundos durante los que Luis Rubiales sostuvo ante el juez que Jennifer Hermoso "falta a la verdad hasta cuando dice que tengo dos hijas, porque son tres". El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que se enfrenta a una querella de la Fiscalía por el beso que dio en la boca a la jugadora durante la entrega de medallas del Mundial de Australia el pasado 20 de agosto, defendió que fue "algo natural entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo", según consta en la declaración judicial, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
"¿Cómo le voy a pedir perdón si estábamos los dos super contentos?", manifestó Rubiales, que insistió en que la propia Hermoso, entrevistada en el estadio de Sídney, restó importancia al beso. "Ha sido la efusión del momento. Se va a quedar en una anécdota", dijo en aquel momento la futbolista a la Cope.
Pero Rubiales está siendo investigado ahora por supuestos delitos de agresión sexual y coacciones por el juez central de instrucción Francisco de Jorge, ante el que el exmandatario del fútbol español compareció el pasado 15 de septiembre.
Fue el magistrado el que comenzó el interrogatorio, centrándose en si el contacto fue consentido y "si pidió permiso" para besar a Hermoso.
"En la entrega de medallas", contesta Rubiales, "estaba abrazando a las jugadoras, al míster, cuando pasa ella. Viene hacia mí a darme un abrazo. Nos abrazamos, ella me levanta y hago un gesto para no caerme, todo esto con una conversación en la que yo le recuerdo -porque había fallado un penalti- que se animara un poco, que sin ella no podríamos haber ganado el Mundial. Ella me dice que soy un crack, que muchas gracias. Y entonces le pregunto, le pregunto. Y ella me dice que vale".
- Juez: Concretamente ¿cómo le pidió usted permiso para besarla?
- Rubiales: Pues “¿puedo darte un besito, un piquito?”, no recuerdo (la palabra)
- Juez: ¿Y ella qué le contestó?
- Rubiales: “Vale”
Si el beso era consentido, "¿a qué respondía agarrarle la cabeza con las manos?", le preguntó la fiscal Marta Durántez. "Pues a la alegría", respondió el exresponsable de la Federación Española de Fútbol. "Ella me agarra de donde puede, yo la agarro también y no hay más. Dos o tres minutos después me cogieron entre todas y me tiraron para arriba, me balancearon. Y en ese momento no voy a decir que no me toquen, con perdón, el culo, las rodillas o el hombro. Hemos ganado un Mundial y es algo indescriptible la euforia y la alegría tan tremenda que hay".
Fue algo que ocurrió "entre personas que tenían confianza, con una relación muy cordial de años que nos conocemos", declaró Rubiales, que dijo no ser consciente del conflicto que se había desatado hasta que se lo comunicó su equipo en el avión de regreso, cuando se despertó tras dormir "dos o tres horas". Hasta ese momento, "el beso era un meme. Podría haber alguien molesto, pero la inmensa mayoría de la gente lo tomaba como algo simpático".
"En el protocolo anti acoso de la Federación ¿está autorizado poder dar un beso o pedir consentimiento para darle un beso a una jugadora?", le preguntó el abogado Ángel Chavarría, que ejerce la acusación particular en representación de Jennifer Hermoso.
"Pero mire, si lo he hecho también con jugadores. Fue un momento... Vamos a ver, yo, de verdad...Ganamos un Mundial, hay muestras de afecto. Esto no es que alguien ha llevado a una oficina a alguien a escondidas a darle un beso por la fuerza. No. Es que fue algo tan natural, a la luz de millones de ojos, entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo", dijo Rubiales.
- Usted en el momento de darle el beso a doña Jennifer, ¿considera que la respetó?, preguntó el abogado.
- Vamos...¡si es que le pregunté antes! ¿Cómo no la voy a respetar? Y ella se fue muerta de risa y dándome dos cachetes en el costado.
- ¿Considera que a una persona que le tiene agarrada la cabeza puede dar el consentimiento libremente?
- Hombre, pues sí.
- ¿Lo hizo con alguna otra jugadora?
- No. Mire, Jenni había fallado un penalti faltando 20 minutos. Sufrimos mucho porque luego pusieron 12 o 14 minutos más de descuento y ella [en la ceremonia de entrega de medallas] venía contenta pero con la cara… Y yo lo primero que le dije fue ‘no piensas más en ese penalti, de verdad, venga, sin ti no hubiéramos podido ganar el Mundial’. Y se dio así porque cuando te toca la lotería o se acaba una guerra, se acaba la guerra en Ucrania o ganas un Mundial, pues esa efusividad, esa espontaneidad...Y yo le pregunté, pese a todo. Y ella me dijo que vale. Ella misma lo ha dicho, que me dijo que vale".
- ¿Usted tenía ese pensamiento de darle un beso antes de que ocurrieran esos hechos?
- Yo que voy a tener ese pensamiento. Eso surge sobre la marcha.
- ¿Usted le pidió perdón a doña Jennifer?
- No. Pero si ella... ¿cómo le voy a pedir perdón si estábamos los dos super contentos y nos abrazamos y después vino otra vez y ella me manteó con otras, y estábamos encantados de la vida, si es que ella no le dio ninguna importancia.
Rubiales controló sin dificultad el interrogatorio y solo se mostró molesto ante una pregunta: "Si Jennifer Hermoso hubiera hecho una declaración [minimizando el beso], ¿usted habría dimitido como presidente de la Federación?".
"¿Y eso que tiene que ver con esto?", replicó el investigado. "Hablar ahora de mi dimisión me parece que está fuera de lugar".
Presiones
Rubiales no solo negó haber presionado, directa o indirectamente, a Hermoso para que quitara importancia públicamente a lo ocurrido sino que se esforzó en argumentar que esas supuestas coacciones no pudieron ocurrir en los dos momentos en los que la jugadora los sitúa: en el túnel de vestuarios y en el avión.
"Ella sabe perfectamente que está faltando a la verdad", dijo con rotundidad.
Según Rubiales, en el túnel de vestuarios el beso no era aún un motivo de preocupación. "¿Cómo voy a decirle a ‘ayúdame’ con algo que no me genera ningún problema?".
En el avión, su versión de lo ocurrido es que "gente de la Federación, de gabinete de presidencia, de comunicación, que tenía conectado el wifi vienen adelante del avión y me dicen ‘sería bueno que salieras’. Yo había hecho unas declaraciones que la verdad es que, aunque en el fondo lo que venía a decir es que [el beso] no había tenido importancia, fueron equivocadas y bastante desafortunadas en las que venía a decir que nos dejáramos de idioteces, vamos a disfrutar del Mundial. En el fondo venía a decir que ha sido algo de los dos, de afecto, de emoción, de alegría. Pero es verdad que en cuanto a las palabras utilizadas no puedo sentirme orgulloso de aquellas declaraciones".
"Entonces hay un momento en que todo el mundo, me imagino que también a ella y a mí, nos decían ‘hay que salir, sería fantástico que salierais los dos juntos’. Vale, perfecto. Pero fantástico a salir los dos juntos a seguir manteniendo lo que ella ya había dicho".
"Hay un momento en que me cruzo con ella, porque yo iba en la primera fila y ella fue al baño. Quince segundos, no serían más. ‘Oye, Jenni, ¿por qué no salimos los dos? Igual que lo has dicho ya, volvemos a decirlo, acabamos con esto, que esto me va a hacer mucho daño’. ‘No, mira, presi o Rubi, yo paso, quiero disfrutar del Mundial, no voy a hacer más declaraciones. Si ya lo he dicho, el que lo quiera entender que lo entienda, y el que no lo quiera entender que no lo entienda. ¡Si ya lo he explicado!’. ‘Sí, sí, lo has explicado y ha sido claro, pero te estamos pidiendo, por consejo de los que saben, que salgamos juntos’. ‘Yo no lo voy a hacer’. Pues ya está, pues perfecto".
"Es verdad que hice una alusión a mis hijas. No tengo dos hijas, hasta en eso ha faltado a la verdad, porque tengo tres. Le dije ‘mis hijas están aquí, están sufriendo. Yo creo que podemos entre los dos acabar ya con esto’. ‘Mira, presi, que de verdad, que no’. [...] Lo que queríamos era cortar el follón que había y no crear un problema que se ha creado de algo que era una anécdota, que seguramente en cuanto a decoro no fue lo adecuado, pero que no había nada más".