Daniel Sancho se olvidó una mochila y un cuchillo con sangre en un restaurante: las pistas clave para la policía

Nuevos detalles del caso del asesinato de Edwin Arrieta han revelado, este martes, 29 de agosto, que un despiste de Daniel Sancho (29 años) le situó como el principal sospechoso del crimen poco después de que se conociese el suceso. La gran velocidad con la que la Policía localizó al joven ha sido uno de los temas más comentados en las últimas semanas, y ahora se ha descubierto que todo se desencadenó a partir de un inesperado conjunto de coincidencias y pruebas.

Según los informes a los que ha accedido El programa del verano de Telecinco, la policía siguió la pista de Daniel Sancho gracias a una serie de eventos ocurridos el 3 de agosto, un día después del asesinato y descuartizamiento de Arrieta.

El hijo del actor Rodolfo Sancho (48) acudió ese día a un restaurante en el que, más tarde, la Policía halló una mochila en la que había dentro un cuchillo y una venda ensangrentada.

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Daniel Sancho en una imagen de archivo.

Además, uno de los testigos aseguró que le resultó sospechosa la apariencia de Sancho, ya que "tenía su mano derecha vendada y estaba sangrando". Según Europa Press, en aquel momento, el hijo del actor afirmó que se había cortado pelando un coco. 

Mientras Sancho disfrutaba de su desayuno en el restaurante y compartía un vídeo en su Instagram aparentando normalidad -tal y como han revelado las cámaras de seguridad del local-, las autoridades ya habían descubierto en un vertedero cercano parte de los restos humanos de Arrieta (en ese instante sin identificar) y un ticket que vinculaba directamente el lugar donde se habrían adquirido diferentes artilugios para cometer el crimen.

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Rápidamente, la Policía revisó las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona y rastreó las pistas de la moto que Daniel había alquilado. Con esta información en su poder, las autoridades lograron identificar al hijo de Rodolfo como el principal sospechoso. Los investigadores examinaron sus redes sociales, lo que llevó a la ubicación del restaurante donde había desayunado.

Al llegar, la Policía encontró la mochila negra que aparentemente olvidó Sancho en el restaurante. En su interior había un cuchillo, una gasa y restos de sangre. De esta forma, cuando el joven español acudió a la comisaría para denunciar la desaparición de su amigo, ya estaba acorralado y en el punto de mira de las autoridades. Un importante despiste que se unió a la ristra de pruebas que ya había en su contra. 

Actualmente, Sancho, que ha confesado el crimen, se encuentra en la prisión de Koh Samui a la espera de juicio.