2021 fue un año muy complicado para Alba Santana (37 años). En menos de seis meses de diferencia perdió a sus padres, Mila Ximénez y Manolo Santana. La colaboradora falleció el 23 de junio víctima de un cáncer, mientras que el extenista murió el 11 de diciembre a causa de un paro cardíaco. Estaba muy unida a la televisiva y mantenía una relación de gran complicidad. Con el deportista, sin embargo, no tenía comunicación desde hacía muchos años. Una situación tan dispar que ha vuelto a quedar demostrada en los últimos movimientos de sus fallecidos progenitores.
Alba Santana ha recibido una herencia de tres millones de euros en metálico por parte de su madre, tal y como ha desvelado la revista Lecturas en exclusiva. Un impresionante regalo que contrasta con el inexistente legado de su padre. A diferencia de Mila, Manolo Santana no le dejó nada a su hija. Para la televisiva era su única descendiente. Mientras que el tenista tuvo otros dos vástagos, Beatriz (56) y Manuel, fruto de su relación con María Fernanda González-Dopeso López.
Tal y como explica la revista, Mila Ximénez hizo cambios en su testamento antes de morir. Uno de ellos, modificar una sociedad en la que figuraban ella, Alba y su hermano Manolo. En sus últimos tiempos, la televisiva dejó a su hija como única beneficiaria de los tres millones en metálico que con los que contaba la corporación. Una impresionante cifra que se suma al otro patrimonio que obtuvo la joven poco después del fallecimiento de la presentadora: objetos de valor que tenía en su domicilio, ropa y accesorios de reconocidas firmas.
La herencia de Manolo Santana sigue siendo un misterio. No obstante, debido a la fría relación que mantuvo con sus hijos biológicos en sus últimos años tras su romance con Claudia Rodríguez, podría convertir a la colombiana en su máxima heredera.
El escaso contacto entre Manolo Santana y la única hija que tuvo con Mila Ximénez se produjo en los últimos años de vida del tenista. Durante la niñez y adolescencia de Alba todo fue muy distinto. Cuando esta solo tenía seis años y sus padres ya estaban separados, la presentadora, incapaz de mantenerla, tuvo que dejarla vivir con su padre en Marbella. Allí fue una niña feliz, al lado de su progenitor y su esposa de aquel entonces, Otti. Eso sí, sin olvidar en ningún momento a su madre.
A los 10 años, Alba volvió a vivir con Mila, pero por poco tiempo. Los problemas económicos y la falta de trabajo de la madre obligaron a que la niña regresara con su padre dos años después. Con él estuvo hasta su mayoría de edad, cuando empezó a ir a la Universidad y a tener su vida independiente. Ese momento hizo más fácil el reencuentro con su madre.
Alba mantuvo una buena sintonía con su padre hasta bien entrada la madurez. Manolo Santana, incluso, fue el padrino de su boda en 2006 con su marido, el empresario Abiv Miron. Su relación comenzó a enfriarse hasta ser nula, según relató Mila Ximénez en vida, cuando irrumpió en la vida de Santana su viuda, Claudia Rodríguez. Un matrimonio que alejó al tenista de su única hija con Mila Ximénez y, según comentó en algún momento la propia presentadora, de todo el mundo.
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