Laura Matamoros disfruta de sus vacaciones no aptas para todos los bolsillos.

Laura Matamoros disfruta de sus vacaciones no aptas para todos los bolsillos. Redes sociales

Famosos DE ISLA A ISLA

Laura Matamoros, a todo lujo en Bali gracias a lo ganado en 'Supervivientes'

La hija del colaborador de 'Sálvame' ha cambiado la isla de Honduras por la de Indonesia y a los concursantes por su novio. Un hotel de cinco estrella, chiringuitos llenos de glamour o terrazas con vistas panorámicas al mar con copas de champán en la mano son los 'caprichos' que se ha dado la joven.

14 agosto, 2017 03:16

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Laura Matamoros (24 años) no quiere olvidar su estancia en Supervivientes. Al menos eso es lo que parece en vista de cómo ha decidido pasar el verano. No se despega del coco, del sol, del mar y las islas, pero lo cierto es que eso es lo único que tiene de parecido con su experiencia en Honduras, ya que su nuevo destino está lleno de lujo.

La flamante ganadora de Gran Hermano Vip ha volado a Indonesia con su novio, Benji Aparicio. Ambos hacían las maletas esta misma semana después de pasar unos días en Ibiza, donde no ocultaron su pasión mutua tras tres meses sin verse. Y es que la joven parece tener una especie de 'síndrome isleño' pues no ha parado de visitar territorios insulares tras su llegada del concurso.

Laura sigue apegada al coco.

Laura sigue apegada al coco. Redes sociales

[Más información: Laura Matamoros y Benji Aparicio, pasión en alta mar]

Pero para sus vacaciones de verano más especiales no ha reparado en gastos. Por eso ha escogido Bali para pasar unos días junto a su pareja y recibir las mejores atenciones posibles. Para ello se han alojado en el hotel más lujoso de la costa balinesa, con un precio de alrededor de 350 euros la noche y los servicios más sibaritas a su alcance.

Se trata de un hotel de cinco estrellas, a pie de playa y con espectaculares vistas al océano. La mayoría de sus habitaciones son tipo suite con jacuzzi y mayordomo disponible las 24 horas del día. Uno de los puntos fuertes de este alojamiento es su oferta de restauración y es que posee una gran variedad de opciones gastronómicas dentro del mismo hotel, donde, además, los chef preparan la pasta de forma artesanal. No hay duda de que la profesión de Benji, como empresario hostelero, ha tenido mucho que ver en la elección del lugar de alojamiento de la pareja.

Otro de los puntos impresionantes del hotel es su terraza en el ático. Allí se puede disfrutar de cualquier bebida refrescante mientras te rodea una piscina infinita y observas la puesta de sol sobre el océano. De ahí que su nombre sea Sunset Bar, donde los cócteles tienen un precio acorde a las vistas: de altura. Pero no se han quedado metidos en el hotel y sus instalaciones -aunque por sus dimensiones, podrían-, si no que se han movido por lo mejorcito de Bali.

Muchas terrazas y clubs de decoración exóticos han sido el lugar de ocio de los jóvenes, sitios perfectos para bloggers e instagrammers como lo es Matamoros. De hecho, ha llenado sus redes sociales con idílicas fotografías donde no falta el ambiente tropical, el moreno en la piel y la sonrisa en la cara. En la playa que tienen a escasos metros de la puerta del hotel, Canggu Beach, es donde los novios han pasado la mayor parte del tiempo. Y en ese mismo arenal se encuentran los locales Cloud 9 o The Lawn Canggu, donde en la carta reinan los zumos naturales, la comida nativa más sana y artesanal o los postres más dulces para cuando Laura se canse del coco.

Laura y Benji Aparicio, en uno de los locales de moda de Bali.

Laura y Benji Aparicio, en uno de los locales de moda de Bali. Redes sociales

La bloguera ha querido invertir parte de sus 180.000 euros ganados tras doce semanas en Honduras en una luna de miel veraniega con su pareja. Y es que entre el vuelo hasta Indonesia que ronda los 1.500 euros por cabeza, los días de estancia en el hotelazo de lujo y los manjares asiáticos que han regalado a su paladar, la cuenta suma ya una cifra superior a los 5.500 euros hasta el momento -tras cinco días-, una cantidad desorbitada para cualquiera, aunque resulta pura 'calderilla' para la tercera finalista de Supervivientes 2017.