La agenda real está sufriendo importantes modificaciones por culpa de los problemas de movilidad de la soberana británica, lo que ha desatado todas las alarmas. En Reino Unido crece la preocupación por el estado de salud de Isabel II (96 años) después de que se conozca su decisión de no asistir, in extremis, al tradicional Braemar Gatherin, en Escocia, que se celebra el fin de semana del 3 de septiembre en la localidad de Braemar.
Esta cancelación es histórica, pues la Reina es patrocinadora de estos juegos y cada año acude a este encuentro, el más famoso del circuito de los Highland Games, para animar a los participantes. Sin embargo, en esta ocasión ha pedido al heredero, Carlos de Inglaterra (73) que la sustituya, pese a encontrarse muy cerca. Según fuentes del palacio de Buckingham, la decisión se ha tomado "para comodidad de Isabel II".
No se dan más explicación, pero parece que sus actuales condiciones físicas no son las más adecuadas para acometer ese traslado por muy próximo que esté. Las horas que dura el encuentro, al aire libre, mientras se llevan a cabo juegos y carreras por la montaña, también supondrían un esfuerzo extra para ella. Así pues, este 2022, la soberana no podrá disfrutar ni de los gaiteros, ni de las competiciones en las que participan tanto adultos como niños.
Con este nuevo cambio en la hoja de ruta, el papel del príncipe Carlos sigue cobrando relevancia, aunque la palabra abdicación no está en los planes de su madre que, por el momento, piensa seguir al frente de la monarquía aunque con un papel menos activo. Hace unos días también modificó un evento de gran relevancia política, como es presidir el cambio de primer ministro en Londres.
Ha preferido recibir a Boris Johnson, que se despide formalmente de su cargo, en el castillo de Balmoral, en un encuentro previsto para la semana que viene. A continuación se producirá una breve audiencia con el nuevo primer ministro británico, puesto que se disputan Rishi Sunak (47) y Liz Truss (42). Será la primera vez que un dirigente sea nombrado fuera de Buckingham en 70 años. Esta es una labor que le corresponde exclusivamente a ella, así que se ha optado por este cambio de lugar.
Desde los círculos de la casa real inglesa se limitan a justificar estas modificaciones en las recomendaciones del equipo médico de Isabel II. Los problemas de movilidad que tiene aconsejan que descanse y no realice desplazamientos para evitar eventuales problemas. La soberana permanecerá en Balmoral hasta el mes de octubre, como viene siendo habitual, donde ha recibido y sigue recibiendo las visitas de su familia.
Cuando regrese a Windsor, lugar que ha fijado como su residencia habitual, tendrá mucho más cerca a los duques de Cambridge, que se trasladan a Adelaide Cottage, situado en los terrenos del castillo.