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En muchas ocasiones, las recetas aparentemente más sencillas son las más complicadas de preparar. Pasa con la tortilla francesa, con la tortilla de patatas, con el arroz blanco o con los huevos revueltos. Éstos últimos son los protagonistas de la receta de hoy y bien podrían ser los reyes del desayuno o los compañeros de una cena ligera y sabrosa. Para prepararlos hay varias técnicas, pero hoy vamos a abordar la de la cocción lenta y suave con un poco de nata añadida a la mezcla de los huevos que ayudará a dar cremosidad y una cantidad superior de yema que de clara de huevo. La razón de esto es que las yemas tienen una temperatura de cuajado superior que las claras y nos permiten una cocción mayor y más suave sin convertirse en tortilla.
También habría la opción de añadir los huevos enteros a la sartén, sin batir previamente, y removerlos en la sartén directamente. O cuajar los huevos primero e incorporar las espinacas en el último momento, pero si seguís esta técnica lograréis el revuelto de espinacas y huevo más cremoso que hayáis probado nunca. La misma forma de proceder se podría hacer con un revuelto de champiñones, un revuelto con trozos de jamón o de beicon o también con calabacín como el zarangollo murciano. En España son muchas las referencias al revuelto, con muchas cosas, así que si os gustan estas opciones de comida normalmente ligera, proteica y saludable siempre serán una gran recomendación el revuelto de verduras de primavera, las patatas revueltas con huevo y picadillo, los huevos revueltos a la mexicana o los huevos revueltos con tomate chinos.
Sobra decir que esta receta tiene que ser preparada en el momento, pero siempre se pueden quedar hechas las espinacas con antelación para sólo tener que calentarlas y añadir los huevos en el último momento. Es importante el calentarlas primero para que el resultado quede bien. Al final de hacer el revuelto, se podría añadir un poco de queso parmesano o queso al gusto de cada uno para darle un sabor más potente al seleccionado.
Receta de revuelto de espinacas
Ingredientes
- Aceite de oliva, 3 cucharadas
- Dientes de ajo, 2 ud
- Espinacas frescas, 150 g
- Huevos, 3 ud
- Yemas de huevo, 4 ud
- Sal, c/s
- Nata, 1 cucharada
- Pimienta negra molida, al gusto
- Parmesano rallado, 1 cucharada (opcional)
Paso 1
Darle al aceite sabor con los dientes de ajo
Paso 2
Cocinar las espinacas
Paso 3
Batir los huevos con la nata
Paso 4
Mezclar los huevos y cuajar el revuelto
Paso 1
Lavar bien las espinacas y trocearlas con un cuchillo, para que no queden trozos demasiado grandes en ningún caso.
Paso 2
Pelar los dientes de ajo y ponerlos en la sartén con el aceite. Empezar a calentar a fuego suave para que los dientes de ajo se doren poco a poco y el aceite se impregne de todo el sabor de los mismos.
Paso 3
Añadir las espinacas cuando los dientes de ajo ya estén dorados por ambos lados y mezclar muy bien, cocinarlas a fuego suave hasta que estén tiernas. Retirar los dientes de ajo y tirar o utilizarlos para hacer un guiso, un sofrito o incluso incorporarlos en un salmorejo o un ajoblanco con ese punto tostado. Bajar el fuego al mínimo.
Paso 4
Mezclar los huevos con las yemas, la nata, la sal y la pimienta negra en un plato hondo y batir muy bien con la ayuda de un tenedor. Lo justo para que empiecen a salir ciertas burbujas pero que no llegue a espumar la mezcla demasiado.
Paso 5
Con las espinacas a fuego mínimo, añadir la mezcla de los huevos e ir removiendo con la ayuda de una espátula de silicona. Poco a poco, suavemente. El proceso puede tardar incluso hasta 10 minutos, los huevos se cuecen a temperatura baja y así no se cuajan por completo convirtiéndose en una tortilla. Como las espinacas llevan mucha cantidad de agua incorporada, esto también ayudará a que el resultado del revuelto sea jugoso. Incluso una vez terminado se podrá perder un poco de agüilla propia de las espinacas, no causada por los huevos.